Etiqueta: Las deudas de la democracia

| Por Enrique M. Martínez | La idea de la producción industrial está fuertemente asociada a la de evolución económica. Pero para lograr un desarrollo sostenido en nuestro país es necesario garantizar que los productores de cualquier dimensión tengan igualdad absoluta de condiciones con las primeras marcas. Es hora entonces de repensar el rol del Estado, tanto como regulador de ciertas actividades como en su rol de empresario, sumando en esta instancia porciones crecientes de la ciudadanía.

| Por Diego Hurtado | La Argentina se encuentra en una encrucijada. El nuevo gobierno niega el papel protagónico del Estado y se ocupa de desmontar los logros alcanzados en el campo de la ciencia y la tecnología. Contrariamente a ello, lo que necesitamos es un Estado inteligente, robusto y con la legitimidad política para disciplinar a los poderes fácticos, un empresariado convencido de que hay que diversificar la estructura productiva y una política exterior consistente con el proyecto de desarrollo económico. Solo con ello podremos pensarnos nuevamente como un país soberano y liberado del colonialismo corporativo.

| Por Adriana Puiggrós | En los últimos doce años la educación universitaria pasó a definirse como un derecho universal y el gobierno desarrolló políticas públicas tendientes a hacerlo efectivo, utilizando quizá como principal herramienta la ampliación de la distribución territorial de la misma. Sin embargo, desde el neoliberalismo se sigue denostando a la universidad gratuita por razones ideológicas. Ante este nuevo escenario, es momento de defender la universidad pública, autónoma y las modificaciones producidas en la última década.

| Por Stella Maris Más Rocha y Susana E. Vior | En los últimos 25 años se dieron dos procesos de reforma educativa. A partir de 2003 es posible identificar algunas rupturas con los preceptos de los 90, pero sobresalen las continuidades, y si bien la situación ha mejorado, siguen sin cumplirse las metas fijadas. En la búsqueda de alternativas para lograr la inclusión de los sectores más desfavorecidos se perdió de vista el objetivo principal y se reforzaron y naturalizaron las diferencias. Esta sigue siendo una de las principales deudas de nuestra democracia.

| Por Ileana Arduino | En los últimos años la cuestión securitaria ganó protagonismo, llegando incluso a imponerse por momentos como racionalidad política dominante. En un escenario en el cual la normativa que regula la vida institucional y la suerte de los hombres y mujeres que integran las fuerzas de seguridad lleva medio siglo de atraso, va siendo hora de poner en discusión la ley de seguridad interior y avanzar hacia una ley nacional de seguridad pública en consonancia con las décadas de estabilidad democrática que ya hemos conseguido.

| Por Alberto M. Binder | A más de 32 años del retorno de la democracia, la crisis de las policías de investigación, la corrupción de las mismas y los estrechos vínculos con los servicios de inteligencia han generado el aumento y la extensión de prácticas de extorsión de tipo mafioso y la incapacidad más absoluta para investigar y procesar los casos vinculados con la criminalidad más grave. Mientras la justicia penal federal resiste, cada vez es más evidente la necesidad de una profunda reforma.

| Por E. Raúl Zaffaroni | A 32 años de la vuelta de la democracia, debemos convencernos, de una buena vez, de la necesidad y urgencia de una profunda refundación institucional de la Nación, que ayude a evitar una situación de inestabilidad y extrema injusticia que vuelva permanente el caos y el capricho de la nueva hegemonía conservadora. Un problema no solo nacional, sino también regional.

| Por Alejandro Grimson | La cultura es un medio, un fin y una condición del desarrollo. En la Argentina actual, consolidar un proyecto de desarrollo con justicia social requiere no solo de una mirada crítica y reflexiva, sino también transformar las bases mismas de la imaginación social y política. Sin esto, las deudas de la democracia serán duraderas.

| Por Eduardo Rinesi | El Estado se ha convertido a lo largo de la historia en una estructura que, a través de algunas de sus instituciones, sus dependencias y sus funciones, coarta la realización de la libertad y de los derechos de sus ciudadanos y de su pueblo, pero al mismo tiempo también es un factor indispensable para luchar por la vigencia de esa libertad y esos derechos. He aquí una de las “deudas” que tiene todavía nuestra democracia, ser capaz de generar un pensamiento acerca del Estado que supere las simplificaciones en las que solemos incurrir cuando lo pensamos.