Logística, información y articulación al servicio de la producción y la integración

Logística, información y articulación al servicio de la producción y la integración

La integración productiva regional necesita potentes herramientas de comunicación y transporte que logren vencer las barreras geográficas. El rol de los Estados es central como contrapeso de quienes buscan privilegiar la rentabilidad empresarial, la especulación y los intereses foráneos. Algunos elementos de la infraestructura necesaria.

| Por Luis E. Lichowski |

La competitividad va más allá de las fronteras

Finalizado el siglo XX –ya de fuertes transformaciones– y en pleno siglo XXI, continuamos con profundos y acelerados cambios con una dinámica en que personas, empresas, corporaciones y naciones compiten cada vez más activamente por ocupar espacios y posiciones. La necesaria búsqueda de la competitividad lleva a explorar mecanismos que permitan el aprovechamiento eficiente de las capacidades diferenciales. Disponemos de potentes herramientas de comunicación y transporte que cambian paradigmas vigentes y se tornan cada vez más imprescindibles dados los sistemas productivos crecientemente interdependientes y fragmentados geográficamente en espacios que trascienden los límites nacionales.

Las fronteras representan barreras a los flujos de estas necesarias redes, límites a la integración y por lo tanto a la capacidad conjunta como región. Pueden ser límites físicos como ríos o montañas, o no, pero siempre son restricciones al tránsito de personas, de productos terminados, de insumos, y también, muchas veces, de información. Resulta necesario que los gobiernos extremen sus esfuerzos facilitando la complementariedad subcontinental mediante el diseño de políticas integradoras.

No implica ello limitar las obvias decisiones nacionales sobre cuestiones en las que les corresponde intervenir a cada Estado, pero para aquellos sectores que pueden verse fortalecidos a través de la integración productiva deberán diseñarse instrumentos que la faciliten, así como establecerse y fortalecerse “puentes a la integración y la competitividad”, entendidos estos como vehículos de información, infraestructura para el intercambio en aprovechamiento de las ventajas diferenciales de cada país o región, mecanismos de complementariedad y estrategias comerciales conjuntas que nos posicionen ante el mundo como lo que debemos ser: un bloque subcontinental integrado en infraestructura, en objetivos, en estrategias, en conocimiento, en esperanza de crecimiento conjunto.

Hay procesos que son necesariamente lentos, que llevan décadas, que tienen pasos hacia adelante y alguno hacia atrás, pero no por ello debemos reducir esfuerzos en el objetivo común de mejor integración y posicionamiento internacional como bloque, para la calidad de vida de todos los habitantes de la región.

Localización y políticas públicas supranacionales

Tradicionalmente las industrias se ubican cerca de sus insumos o de sus mercados. Los costos y tiempos para producir, almacenar y transportar son decisores centrales. Su localización también está determinada por un entorno competitivo: proveedores, recursos humanos, servicios especializados, complementación productiva y un ambiente de innovación. En este aspecto, la integración entre países puede contribuir a mejorar la eficiencia a partir no sólo de la ampliación de mercados, sino también de la movilidad de los factores productivos y la exploración de las capacidades diferenciales.

Es más que claro también que sólo con un fuerte desarrollo de la actividad primaria no vamos a lograr el nivel de desarrollo que la Argentina y Latinoamérica deben alcanzar para lograr una mejora sustancial en la calidad de vida de su población. Tampoco ello será posible con el mero intercambio comercial, siendo necesario profundizar el desarrollo industrial. Cada proyecto productivo tiene un área de influencia y es a su vez un nodo en una red más amplia. Cada inversión debe implicar reducción de costos en la operación y mayor eficiencia del conjunto de actores (fábricas, talleres, centros de capacitación, servicios tecnológicos, etc.), además de viabilizar la integración productiva.

Las políticas transformadoras deben surgir de la mano del Estado, ser contundente contrapeso a las fuerzas orientadas básicamente por la búsqueda de la rentabilidad empresarial, las fuerzas especulativas y los intereses foráneos. Si consideramos sólo los tradicionales orientadores de las localizaciones industriales continuaremos con las inequidades que se dan no sólo en el anhelado bloque subcontinental que es la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), sino con aquellas internas a cada nación, ya que se profundizará la concentración de las ya superpobladas urbes en detrimento de regiones históricamente postergadas. Consecuentemente, los gobiernos nacionales deben profundizar su presencia siendo los generadores de análisis que deben involucrar a gobiernos subnacionales, entidades empresariales y profesionales, sectores científicos tecnológicos, incluyendo a aquellos de las zonas limítrofes, que cotidianamente viven la realidad fronteriza y deben ser destacados agentes de cambio e integración entre las naciones. Deberían surgir planificaciones que deriven en un ordenamiento territorial industrial supranacional, que determine la mejor localización de los centros de producción en función a los intereses de la sociedad en su conjunto y orienten no sólo la infraestructura, sino incentivos a las radicaciones en el marco de proyectos nacionales y –en forma óptima– en un gran plan supranacional para aprovechar capacidades diferenciales, optimizando la distribución geográfica.

Destacamos el esfuerzo que representa el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento –COSIPLAN– creado en 2009 como espacio de discusión política y estratégica, “a través de la consulta, evaluación, cooperación, planificación y coordinación de esfuerzos y articulación de programas y proyectos para implementar la integración de la infraestructura regional de los países miembros de la Unasur”. Iniciativas como esta deben profundizarse y ampliarse.

Herramientas: la infraestructura y la iniciativa IIRSA

Como se ha dicho, los procesos de integración regional posibilitan la fragmentación de la producción en distintas ubicaciones e incluso distintos países generándose oportunidades para la complementación productiva, con lo que el intercambio internacional debería crecer no sólo en bienes finales sino en productos intermedios, a partir de las radicaciones de distintas etapas del proceso productivo derivadas de las especializaciones en diversas partes de las cadenas.

La organización del transporte y la provisión de productos vinculados a la producción son altamente dependientes de la infraestructura de que se disponga, siendo esenciales para mejorar los costos y la eficiencia regional la conectividad física y una eficiente estructura logística. Dada la amplitud de la geografía sobre la que estamos tratando, el transporte ferroviario y el transporte fluvial con puertos modernos deben ser privilegiados, para que se constituyan efectivamente en el económico medio que potencialmente son y contribuyan además a descongestionar nuestras cargadas rutas. El transporte aéreo también debe ser un medio válido cuando el valor de la carga o la premura en su transporte lo justifiquen. Y todo ello debe estar vinculado mediante conexiones intermodales y plataformas logísticas. La integración debe abarcar también la optimización de los procedimientos aduaneros y migratorios, frecuentes escollos a la hora de poner en práctica iniciativas.

Clara está entonces la importancia de las redes de información y transporte que permitan canalizar los flujos relacionados con la producción. Ya desde el año 2000, doce países sudamericanos han impulsado la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), vasto programa que contempla franjas multinacionales denominadas “Ejes de Integración y Desarrollo“ (EID) que consideran flujos actuales y potenciales y que derivan en propuestas de infraestructura sobre las cuales planificar inversiones que permitan vincular a los territorios, buscándose impulsar no sólo aquellos que tengan ya un desarrollo consolidado, sino también a la áreas en las que puedan generarse nuevas oportunidades de crecimiento.

Antes de IIRSA, los esfuerzos eran mayormente bilaterales, ahora son integrales, abarcativos de nuestra Latinoamérica, buscándose la coordinación de los planes de obra de los distintos países, habiéndose consensuado un conjunto de 531 proyectos que representan una inversión del orden de los 116.000 millones de dólares a septiembre de 2011, el 70% de los cuales presenta avances significativos, habiéndose concluido ya el 12% de ellos.

A partir de 2007, IIRSA inició estudios que pretenden conocer el potencial de integración productiva y desarrollo de servicios logísticos de los proyectos de infraestructura, y que entre otros aspectos señalan la necesidad de fortalecer infraestructuras de acceso, de desarrollar plataformas logístico-industriales y de impulsar estrategias de desarrollo de la integración productiva que incluyan la cooperación técnica entre países, intercambiando información socioeconómica, desarrollando el transporte multimodal, generando formación de microempresarios y mano de obra, entre otros aspectos. De todos modos, se destaca que la relación “infraestructura-desarrollo-integración” no es directa, influyendo otros factores, como el involucramiento de los sectores privados, gobiernos jurisdiccionales y comunidades locales.

Conexiones oceánicas

Dentro de este marco de generación de infraestructura para la necesaria logística tendrán un papel central los “corredores interoceánicos”: sistemas interconectados de medios de transporte que –además de brindar conectividad entre distintas zonas del continente y las vías marítimas– hacen de “puentes” interoceánicos, permitiendo por ejemplo que las cargas provenientes del Pacífico puedan transitar vía terrestre para retomar la vía marítima atlántica para arribar a las costas europeas.

Estos corredores abren nuevas posibilidades de inversión y desarrollo, tanto para los Estados nacionales como para los acuerdos regionales que promueven la integración, como es el caso de CRECENEA (Comisión Regional de Comercio Exterior del Nordeste Argentino) y CODESUL (Conselho de Desenvolvimento e Integração Sul, Brasil) que impulsan la articulación del nordeste argentino y el sur de Brasil.

De los Ejes de Integración y Desarrollo contemplados por IIRSA, varios conectan ambos océanos: desde el “Eje Andino” que vincula la zona cordillerana con el Atlántico al norte de Sudamérica, hasta el “Eje del Sur” que conecta importantes instalaciones portuarias en el Atlántico y el Pacífico, atravesando los Andes y la Patagonia. Otros ejes con este carácter son “Capricornio”, “Amazonas”, “Interoceánico central” y “Mercosur-Chile”.

La integración productiva: articulando para todos

Visto está que la lógica de la integración a partir de la mera promoción comercial o de exportaciones debe ser superada con renovadas estrategias. Es necesario generar nuevas ventajas competitivas a partir de la especialización, la complementación y la innovación en los sistemas productivos. Además, la eficiencia industrial depende de múltiples factores, entre ellos de la organización, la planificación, el control, y también de la interacción entre diversos elementos que conforman los eslabones de las cadenas productivas. El fortalecimiento del desarrollo depende también de que los sectores públicos y privados que operan en los territorios sepan aprovechar la disponibilidad de infraestructura y de cómo se opere con los aspectos regulatorios que vinculan las relaciones entre países.

Este desafío está siendo adoptado gradualmente. El Programa de Integración Productiva del Mercosur creado por decisión del Consejo del Mercado Común (CMC) Nº 12 del año 2008, busca que los efectos de las políticas conjuntas entre las naciones hermanas llegue a las pymes y tenga mayores efectos en las zonas fronterizas, superando un Mercosur con eje casi excluyente en las grandes capitales y en las grandes corporaciones.

Encontramos aquí dos niveles formales: a) El “Grupo de Integración Productiva del Mercosur” con representantes designados por los gobiernos nacionales de los países parte, que incluyen los respectivos capítulos nacionales y que tienen actividad en distintos sectores, destacándose las metalmecánica, automotriz, aeronáutica, transporte y logística, naval, energía eólica, entre otras; b) Los “Grupos de Integración Productiva Territoriales” –GIPs–, como iniciativas de gobiernos provinciales, locales y entidades de promoción de la actividad económica que se asocian a nivel regional, buscando generar agendas locales y subregionales que contribuyan a la integración productiva regional.

Existen GIPs territoriales ya conformados desde el año 2010, el primero fue el Grupo de Integración Productiva de las Misiones (GIP-M), en la provincia homónima del noreste argentino, con influencia en las zonas fronterizas de Brasil y Paraguay. Hay actualmente una media docena de GIPs territoriales y otros en organización, tanto en la Argentina como en el Uruguay y Brasil. Venezuela participó del reciente encuentro “InterGIPs” que los reunió, examinando sus experiencias.

Efectivamente, en agosto pasado se realizó en la ciudad de Posadas, Misiones, Argentina, el primer encuentro de los GIPs territoriales, los ya conformados y aquellos en proceso de constitución, oportunidad en que sus referentes pudieron intercambiar experiencias y posiciones, aunar estrategias y acordar líneas de acción para el logro del gran objetivo común que es la integración de los territorios juntamente con sus cadenas de valor y sus procesos productivos. Se resolvió relevar información productiva de cada territorio, tales como clusters e instituciones de apoyo existentes, analizar especializaciones de cada territorio, así como las restricciones y asimetrías que enfrentan y establecer mecanismos de articulación productiva asociativa, entre otros aspectos.

La iniciativa IIRSA vista y las iniciativas de integración productiva no deben ser esfuerzos desvinculados. IIRSA se ha focalizado en los territorios, realizando lo que se ha denominado “Planificación Territorial Indicativa”, buscando fortalecer las posibilidades de desarrollo mediante la integración física y la planificación territorial. Contempla “Grupos de Proyectos” (GP) que son conjuntos de inversiones en un territorio que se entienden tendrán efectos sinérgicos. En el análisis del potencial de estas inversiones debería considerarse la información que surja de los distintos Grupos de Integración Productiva, profundizando el análisis de la interacción infraestructura y potencialidades sectoriales y territoriales.

Resultaría pertinente profundizar los análisis territoriales con mayor participación de los referentes e instituciones locales relacionadas a la producción, resultando los GIPs una herramienta adecuada para reunir las representaciones territoriales y determinar potencialidades, vacancias y posibilidades de complementación.

Iniciativas locales con potencial regional: Plataforma Logística Productiva Posadas

Clara está la existencia de proyectos transnacionales de gran alcance e impacto. Pero la eficiencia futura que logremos dependerá no sólo de las megaobras, sino también de los esfuerzos locales y las iniciativas en las microrregiones, de lo que allí se diseñe, emprenda y articule con los proyectos de gran alcance. La formación y la información son también centrales. Debemos contar con conocimientos sobre técnicas que los países “centrales” ya han desarrollado y generar nuestras propias metodologías y propuestas, y esto no puede estar sólo en manos de quienes diseñan y dirigen los grandes proyectos. La capacitación y la innovación deberán ser continuas y tener vínculos sólidos con el ejercicio práctico. Y esto debe subyacer en cada territorio.

En este sentido hay esfuerzos en organizaciones territoriales, gobiernos locales y regionales, que son a su vez un buen aporte a la integración regional, al desarrollo local, al vínculo de nuestros países y al crecimiento conjunto. En el área territorial trinacional denominada “Región de las Misiones” (al nordeste de la Argentina, suroeste de Brasil y sureste de Paraguay), instituciones de las más diversas vienen bregando por un desarrollo armónico e integrado de sus comunidades a través de acciones mancomunadas y de un progresivo acercamiento y creciente interacción. Los sectores públicos y privados de esta región buscan fortalecer su articulación más allá de los avatares políticos y de los grandes acuerdos internacionales que no siempre consideran suficientemente a las regiones no centrales.

Allí, en la ciudad capital de la provincia de Misiones, destacamos la iniciativa denominada “Plataforma Logística Productiva Posadas”, formada por un nuevo puerto de cargas, el Parque Industrial Posadas –de próxima habilitación–, el aeropuerto y una serie de conexiones a rutas nacionales y vínculos viales con las zonas más ricas de Paraguay y Brasil, además de contar con el ferrocarril que une la Argentina y Paraguay. Atraviesan la localización varios de los ejes contemplados por la iniciativa IIRSA, entre ellos la Hidrovía Paraná-Paraguay y el Eje de Capricornio, con una situación fronteriza que posibilita articular esfuerzos. Se están llevando adelante además otras iniciativas en la región, como nuevos puentes sobre los ríos Paraná y Uruguay, nuevas represas hidroeléctricas, el dragado y balizado del Alto Río Paraná y la habilitación de nuevos puertos provinciales.

Pero además de ello, en Posadas se está consolidando un destacado ambiente de innovación: iniciativas como un Parque Tecnológico Binacional, el nuevo parque industrial que busca ser espacio de proyectos que se caractericen por su agregación de valor y su innovación, una biofábrica, una incubadora de empresas de base tecnológica y una próxima de base productiva, además de organismos diversos de apoyo. A esto se suma un clima de cooperación interinstitucional y relacionamiento con instituciones y actores nacionales e internacionales, que tuvo una de sus expresiones en mayo pasado en las denominadas “Jornadas de Potencialidad Productiva Regional y Asociatividad”, donde se analizaron, entre diversos aspectos, las posibilidades de asociatividad con la participación de más de trescientos profesionales, funcionarios y empresarios que, en mesas temáticas, analizaron los distintos sectores productivos abordando estrategias de complementación. Hemos mencionado antes el reciente encuentro de Grupos de Integración Productiva también realizado en Posadas, que se constituye en una localización a tener en vista.

A modo de conclusión: infraestructura, logística, información, GIPs y crecimiento

Surge entonces que la infraestructura, la generación y sistematización de información, los análisis estratégicos a partir de información sólida y con la participación de actores relevantes en y de cada nación y cada territorio, los Grupos de Integración Productiva, constituyen herramientas que deben ser consideradas conjuntamente, articuladamente, como potentes instrumentos para lograr la integración productiva como uno de los ejes de consolidación de las soberanías nacionales y la consolidación de Latinoamérica como espacio continental que crecientemente busca y logra el posicionamiento mundial que le corresponde, por recursos naturales, capacidades, historia, decisiones soberanas y, ahora, acciones y políticas conjuntas.

Autorxs


Luis E. Lichowski:

Ingeniero. Secretario de Promoción del Desarrollo de la Municipalidad de Posadas. Rector de la Universidad Gastón Dachary, Misiones.