| Por Jorge Gaggero | Las reformas fiscales resultan ineludibles para darle mayor competitividad a la economía, en todos los planos en los que la gestión estatal resulta sustantiva. Junto con ellas es también necesaria la creación de un sistema de planificación que brinde un marco a la definición de las políticas a impulsar y a la posterior asignación de los recursos; y así lograr una mayor eficacia administrativa y reguladora del Estado, una dirección más eficiente y racional de sus subsidios, una más alta y mejor direccionada inversión pública y una ambiciosa y equilibrada coordinación regional.