| Por Cátedra Abierta Plan Fénix |

El abordaje de las problemáticas vinculadas a la salud y su dimensión de la salud mental en particular es muy complejo. La salud mental no se presta a los abordajes instrumentalistas, basados en la mera terapéutica medicinal o comportamental, requiere una mirada que abarque aspectos subjetivos, colectivos, culturales, económicos y sociales, entre otros.

El trastorno sanitario mental fue motivo en tiempos pasados de discriminación, hostigamiento e incluso persecución; implicaba desconocer la naturaleza humana de quien lo sufría. Aun cuando esas percepciones se superaron, persistió un pétreo clivaje entre la normalidad y la patología, expresado crudamente en la manicomialización, una suerte de dispositivo carcelario para personas que padecen diversos sufrimientos psíquicos o que se apartan de la “deseable normalidad”.

La superación de esta percepción y estas prácticas es aún hoy uno de los temas pendientes en la agenda de la SM. El reconocimiento de la diversidad no es propio de culturas maniqueas, simplistas y estigmatizantes. Se encuentra en construcción un consenso a la vez moderno y maduro que pretende abandonar la seca división entre salud y enfermedad mentales. Es prioritario un abordaje que reconozca diversidad, que genere ámbitos donde todos puedan encontrar su realización personal, que propicie la vincularidad afectiva y el reconocimiento social.

Esto demanda una especial madurez colectiva y la implementación de políticas públicas que amplíen los derechos vinculados al acceso a la atención en SM. Como en todos los ámbitos de la vida humana, los caminos no son lineales, y los avances son sucedidos por retrocesos; por esa razón, la tarea de la construcción es cotidiana y no debe ser abandonada, es un capítulo más en la construcción de una sociedad justa e inclusiva.