¿Qué es la inflación estructural?
Se presenta una síntesis de algunas de las ideas principales del pensador, que han sido difundidas en distintas publicaciones de su autoría.
“… Supongamos un cambio en la dirección de la demanda, manteniéndose constante su nivel general. Preguntémonos bajo qué condiciones el cambio en la demanda relativa producirá un alza de los precios ‘absolutos’.
1) El efecto primario del cambio en la estructura de la demanda atañe a los precios relativos de los bienes.
2) En toda economía monetaria la variación de los precios relativos se efectúa por medio de variaciones de los precios en dinero.
Si los precios en dinero son inflexibles […] en sentido descendente, la adaptación de las relaciones de precios al cambio incesante de las circunstancias económicas tiende a producir un estado crónico de inflación. […] no es necesario que los precios en dinero sean absolutamente inflexibles en sentido descendente, sino que su flexibilidad en este sentido sea menor que en el contrario.
3) […], el cambio incesante de los datos del equilibrio económico produce continuas variaciones de los precios relativos, […] y tales variaciones, dada la inflexibilidad descendente de los precios en dinero, se traducen por un aumento continuo del nivel general de precios de los bienes. […], es preciso dilucidar cuáles son las condiciones que deben darse en las prácticas monetarias de la sociedad para que ese aumento continuo del nivel de precios […] sea compatible con el mantenimiento del equilibrio monetario. Las posibilidades de ajuste son dos. […] En el primer caso la autoridad monetaria actúa pasivamente, pues se limita a proveer al sistema de la cantidad de dinero fijada por la estructura del sistema mismo. En el segundo caso, la política monetaria es activa, ya que la cantidad de dinero representa entonces un dato […]; pero la velocidad de circulación [del dinero] se adapta pasivamente a los cambios en el nivel de precios”. (1960, pp. 620-622)
¿Cuál es su relevancia empírica?
“En la realidad los procesos de inflación tienen cierto carácter híbrido. Las presiones no monetarias [estructurales] sobre el nivel de precios suelen existir, en alguna medida, también en los procesos de inflación de origen fundamentalmente monetario, y viceversa.
Esto resulta evidente […] con respecto a la inflación de demanda. […] En la práctica, los distintos tipos de inflación suelen presentarse combinados arracimados, más bien que dispersos”. (1960, pp. 625-626)
¿Qué se puede hacer?
“Tal vez la mayor debilidad de la escuela estructuralista esté en sus recetas de política económica. Sus consejos para combatir la inflación no son mucho mejores que un abierto conformismo. […] Muchos países, de hecho, a causa de sus características estructurales, son muy proclives a la inflación de demanda. […] Sin embargo, por muy hondas que sean las raíces de esta propensión en la estructura económica, las correspondientes perturbaciones inflacionarias no pueden ser consideradas como inflación estructural. […] la escuela estructuralista no ha sido muy precisa en esto. […] A veces parece que la “escuela estructuralista” pretende abarcar todos los casos en los cuales un país subdesarrollado trata de crecer a una tasa más alta que la permitida por el equilibrio (ex ante) de ahorros e inversiones. […] Aun cuando una genuina inflación estructural esté presente también en tales casos, el elemento con que esta contribuye se encuentra allí asociado con una inflación de demanda. […] Hay otra característica muy común en la escuela estructuralista… su menosprecio por la política monetaria como elemento posible de lucha contra la inflación estructural. (1964, p. 332)
El grado de flexibilidad de los precios, en la medida que depende de la política de precios de las empresas, no es del todo extraño a las condiciones de liquidez en que están acostumbradas a operar. Además la movilidad de los capitales líquidos puede compensar en parte la falta de movilidad de otros factores en el ajuste de la oferta. Este punto es importante, ya que la movilidad del capital está sujeta en alto grado a la influencia de la política monetaria, tanto más si se combina con una adecuada regulación de los impuestos”. (1964, pp. 70-72)
¿Qué clases de inflación retornaron en el siglo XXI en la Argentina?
“Uno de los hechos que suscita mayor inquietud pública es el fenómeno inflacionario. Existen tres clases de inflación reconocidas en el ámbito del Análisis Económico: la inflación de demanda, causada por un exceso de la demanda total respecto de la oferta total de productos y servicios; la inflación de costos, derivada del aumento de la tasa de salarios a un ritmo mayor que la productividad del trabajo asalariado, y la inflación estructural, originada por el cambio de los precios relativos en un contexto de inflexibilidad descendente de los precios monetarios.
En la República Argentina se dan actualmente los tres tipos de inflación: inflación de demanda, inflación de costos e inflación estructural. El fenómeno primario es probablemente la inflación estructural, asociada al incremento de los precios relativos de productos agropecuarios y recursos energéticos; pero además operan factores de inflación de costos y de inflación de demanda que no pueden reducirse a simples mecanismos de propagación de cambios en los precios relativos”. (2013, p. 211)
Referencias bibliográficas
Olivera, Julio H.G. (2013). “Existen tres clases de inflación (y tenemos las tres)”, Anales, segunda época, año LVIII, N° 51, pp. 211-213, Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. Comunicación del Académico, en la sesión privada del 11 de julio de 2013.
_______________. (1964). “La inflación estructural y el estructuralismo latinoamericano”, Estudios Económicos, N° 5/6, diciembre.
_______________. (1960). “La teoría no monetaria de la inflación”, El Trimestre Económico, octubre-diciembre.
Autorxs
Julio H. G. Olivera:
Ha sido uno de los economistas académicos argentinos de mayor prestigio internacional. Se doctoró en Derecho (UBA).
Fue rector de la Universidad de Buenos Aires, profesor titular en grado y posgrado, y se desempeñó en esa institución como director del Instituto de Investigaciones Económicas hasta su fallecimiento.
Recibió los Premios Konex de Platino y de Brillante. Fue miembro titular de varias academias y secretario de Ciencia y Tecnología de la Nación.