La Antártida del tercer milenio, más allá de la permanencia

La Antártida del tercer milenio, más allá de la permanencia

El autor describe distintos aspectos históricos que han jugado un papel central en la política antártica, a la vez que analiza los desafíos que se presentan en la gestión geoeconómica y de cuidado ambiental en la región.

| Por Mariano Memolli |

La historia

La percepción del Polo Sur data de la civilización griega. Varios años antes de Cristo, muchos filósofos mencionaban la existencia de los polos, con una región opuesta al Arktikos, cuyo significado hace referencia a la región del oso por ser la constelación de la Osa Menor, en donde se encuentra la estrella polar que servía para guiar a las embarcaciones en el hemisferio norte. Para los griegos existía un opuesto al Ártico, por ello al Polo Sur lo denominaron Antarktika.

El primer mapa occidental que incluye la “Terra Autralis Incógnita” es de 1531 en la creencia del contrapeso necesario para equilibrar el sur con el norte. Pero no es solo en Occidente en donde se pensaba en el Polo Sur. En esa misma época se destaca una artesanía hecha en terracota, perteneciente al emperador chino Qianlong Wanshou Tu, en donde señala que “llegan signos auspiciosos del Polo Sur…”. Estas imágenes están exhibidas en la ciudad prohibida en Beijing. La idea de un polo sur también existía durante el reinado de Qianlong (1735-1795), en el Lejano Oriente.

La fecha cierta del descubrimiento de la Antártida es poco clara, un antecedente concreto se da en 1818. Es la solicitud del foquero Pedro Aguirre para cazar focas en “alguna de las islas que en la altura del Polo Sur de este continente se hallan inhabitadas…”. La solicitud la realizó ante las autoridades del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Argentina realiza una autorización vinculante con la Antártida.

La expedición de Otto Nordenskjöld que incluye al alférez José María Sobral dentro de los invernantes en 1902 en Cerro Nevado, en donde un argentino pasa dos años completos en la Antártida, es otro antecedente nacional. El naufragio de la fragata “Antarctic” y el rescate de los náufragos y expedicionarios por el teniente Julián Irízar con la corbeta “ARA Uruguay” constituye la primera acción de búsqueda y rescate que se realiza en la Antártida. Estos antecedentes tienen continuidad en 1904 cuando el 22 de febrero comienza la presencia ininterrumpida de la Argentina en la Antártida. La base Orcadas fue la primera base permanente del mundo en ese continente y la única base durante 40 años.

Años más tarde, con la creación de la Comisión Nacional del Antártico en 1938 se fortalecen las expediciones a la Antártida, pero la Segunda Guerra Mundial cambia el escenario. Es a partir de 1946 cuando nuestro país retoma la iniciativa, se fortalece la Comisión, comienza a incrementarse la presencia nacional en la Antártida, se fundan nuevas bases y comienzan políticas con hechos concretos de afianzar los derechos soberanos de la Argentina en su Sector Antártico.

El sostén logístico que brindan esas nuevas bases permite mejorar la calidad de la investigación científica. Como consecuencia del impulso nacional se crea el Instituto Antártico Argentino el 17 de abril de 1951, primera institución científica abocada a proyectos e investigaciones antárticas en el mundo; para mejorar el sostén logístico se compra el primer rompehielos, el “ARA General San Martín”, se funda la primera base al sur del Círculo Polar Antártico, la Base San Martín en 1951.

Además, en 1947 comienzan las conversaciones con Chile para un mutuo reconocimiento de soberanía en los espacios no superpuestos de los reclamos, una solución pacífica a los diferendos y un rechazo a la presencia de Estados extracontinentales en la Antártida, considerado un cuadrante sudamericano. Concluye en el acuerdo entre Perón e Ibáñez del Campo.

Las tensiones políticas aumentan con la Guerra Fría y las potencias occidentales se preocupan por el manejo del sexto continente. Fracasan varios intentos de reuniones multilaterales para frenar los posibles conflictos.

En la Argentina el golpe de Estado de 1955 cambia el escenario y la presencia nacional pierde la fuerza que se le dio hasta ese entonces. Lo mismo pasa en otros países latinoamericanos, hubo cambios que ralentizaron las actividades antárticas mientras que los extracontinentales las fortalecieron.

El Año Geofísico Internacional es un hito en donde varios países se abocan a proyectos científicos con cooperación internacional impulsado por la estrategia de los Estados Unidos de convocar a una Conferencia Antártica para utilizar la ciencia y la cooperación internacional en el eje de un sistema que permitiera la gobernanza del continente por medio de un mecanismo multilateral que hoy es la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA). La RCTA tuvo como antecesora a la reunión del Comité Científico para las Investigaciones Antárticas (Scientific Committee on Antarctic Research, su acrónimo SCAR). Este Comité fue la llave para lograr la Conferencia Antártica que dio lugar a la constitución del Sistema del Tratado Antártico.

El Sistema del Tratado Antártico involucra a la RCTA, los anexos y todas aquellas normativas que regulan la actual política antártica. También se encuentran dentro de este sistema foros multilaterales que nutren de contenido a la RCTA.

Los foros del sistema del Tratado Antártico
Comité Científico para las Investigaciones Antárticas (SCAR)

Es una asociación sin fines de lucro, asociada al Consejo Internacional de Ciencias (ISC), con la misión de iniciar, desarrollar y coordinar investigaciones científicas internacionales de alta calidad en la región antártica, incluido el Océano Austral, y sobre el papel de la región antártica en el sistema terrestre. La Argentina no reconoce la existencia de un Océano Austral porque se considera que son las prolongaciones de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.

Este comité tiene numerosos grupos científicos representantes de las diferentes disciplinas científicas que se desarrollan en la Antártida y regiones subantárticas. Provee la evidencia científica que, a veces, solicita la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA) para la toma de decisiones. Tiene una influencia muy importante en la política antártica por considerarse los aportes como evidencia fundada.

Comité de Protección Ambiental (CPA)

Este comité tiene por objeto gestionar y conocer sobre el estado del ambiente antártico, y el impacto que las actividades humanas y fenómenos naturales tienen sobre este ecosistema. Su fuerza política se ha incrementado notablemente desde su creación.

La creación se establece por el Protocolo Anexo al Tratado Antártico de Protección Ambiental, firmado en 1991, que entra en vigor en 1998. También se conoce como Protocolo de Madrid. Este Protocolo tiene seis anexos que establecen regulaciones para los operadores gubernamentales, operadores de turismo antártico, ONGs e investigadores científicos. Toma evidencia científica producida por el SCAR para adoptar medidas y regulaciones. Las políticas surgidas de este foro tienen impacto profundo en la geopolítica actual, muchos conflictos comienzan en las discrepancias sobre las evaluaciones ambientales, los sitios y monumentos históricos, y las zonas protegidas.

Comisión para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA)

El objeto de la comisión es la conservación de la flora y fauna marina dentro del ámbito del Tratado Antártico hasta la zona de convergencia de las aguas antárticas. Tiene responsabilidad en la conservación del sistema marino antártico frente a la creciente explotación pesquera. Una de las especies con mayor interés para la comisión es el krill.

En este foro multilateral tienen presencia Estados que no son parte del Tratado Antártico, pero tienen intereses comerciales en la pesca en la zona de la CCRVMA. La Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos tuvo lugar en 1980 dando lugar a la comisión.

Para comprender la magnitud de la zona de incumbencia, la CCRVMA tiene un área equivalente al 15% de la superficie de todos los océanos del mundo, y las ganancias por la pesca son cuantiosas, además del valor nutricional por el aporte de proteína animal en la alimentación de muchos Estados.

Consejo de Administradores de Programas Antárticos Nacionales (COMNAP)

El objeto del COMNAP es establecer las mejores prácticas para el apoyo y gestión de las investigaciones científicas. Incluye la cooperación internacional, intercambio de información sobre las campañas antárticas y asesorar a la RCTA.

Expertos Invitados a las RCTA

En la actualidad hay organizaciones no gubernamentales con una fuerte presencia en las RCTA y en la toma de decisión política. Una de ellas es la Asociación Internacional de Operadores de Turismo Antártico (IAATO, acrónimo en inglés) y la otra es la Coalición para Antártida y Océano Austral (ASOC, acrónimo en inglés).

La IAATO, fundada en 1991, tiene como definición propia promover un turismo ambientalmente sostenible, con un impacto ambiental mínimo, establecer parámetros para los operadores de turismo privado, crear un cuerpo de “embajadores” para promover el cuidado ambiental y garantizar personal de campo debidamente formado. Lo cierto es que la cantidad de turistas que visitan el continente por verano se ha elevado con el tiempo y excede los 70.000 actualmente. La mayor parte del turismo se realiza por buques, otra parte se realiza en campamentos basados en zonas interiores de la Antártida y una pequeña porción con sobrevuelos sin aterrizaje.

En un principio hubo inconvenientes entre los programas científicos y el turismo. Fue en ese momento cuando las empresas contrataron guías, líderes con participación en investigaciones científicas y comenzaron a brindar plazas a investigadores de diferentes países. Esta acción bajó la conflictividad con los proyectos científicos.

También mejoró su posición frente a las organizaciones ambientales que moderaron las críticas al turismo antártico.

El turismo antártico mueve cifras millonarias por ser un turismo de alto valor y destinado a una clase social de grandes recursos económicos. También tiene un costado político al ser sustento de los puertos de entrada a la Antártida como Ushuaia, Punta Arenas, Ciudad del Cabo y el cada vez más importante para el turismo Puerto Argentino, que no se considera puerta de entrada a la Antártida por su ocupación ilegítima e ilegal, pero buena parte de su PBI tiene relación con el turismo antártico que incluye las Islas Malvinas, las Georgias y las Sandwich del Sur.

La segunda organización, fundada en 1978, con presencia en varios foros del Sistema del Tratado Antártico (STA), es ASOC. La Coalición se enfoca en colaborar con organizaciones conservacionistas de todo el mundo para defender la integridad de los ecosistemas antárticos y del Océano Austral de la invasión de actividades humanas. Sus miembros son Agenda Antarctica (Argentina), Blue Marine Foundation, Centro de Conservación Cetácea (Chile), Cetacean Society International, Conservation International (Pacific Islands and New Zealand), ECO (Environment and Conservation Organizations of Aoteara, New Zealand), Frank Fenner Foundation (Australia), Friends of the Earth – Australia, Friends of the Earth – Japan, Global Choices, Great Whale Conservancy, Greenpeace, Humane Society International, International Fund for Animal Welfare, Korea Federation for Environmental Movements, Meet the Ocean (EE.UU.), The Pew Environment Group (EE.UU.), Sierra Club (EE.UU.), Whale and Dolphin Conservation (EE.UU.-Reino Unido) WWF, World Parks Inc. (EE.UU.). La fortaleza de ASOC reside en el impacto sobre la opinión pública internacional y el aporte de fondos que reciben no solo de aportes privados sino también de gobiernos. La presencia en los foros del STA no pasa inadvertida y sus documentos tienen un importante valor, en especial en las denuncias a programas antárticos que no cumplen con los parámetros ambientales deseados.

La Antártida del tercer milenio

La información que antecede a este título parece desordenada, pero en los actuales parámetros de la geopolítica y la geoeconomía se puede ordenar rápidamente.

El Tratado Antártico en su artículo 4º establece que nada de lo que ocurra dentro del Tratado sirve para afianzar o menoscabar los reclamos soberanos de las Partes, pero no incluye lo realizado con anterioridad. La historia juega un rol central, en especial para los derechos soberanos de la Argentina y su historia. La historia antártica nacional es poco conocida a nivel local e ignorada o escondida a nivel internacional. El Reino Unido ha sostenido su historia como única verdad a lo largo de los años logrando que muchos países dieran por año válido 1820 para el descubrimiento de la Antártida, que el primer rescate fue el de Shackleton luego del naufragio del “Endurance” varios años después del rescate del Tte. Irízar con la corbeta “Uruguay”. La historia nacional contradice esas afirmaciones.

La base logística establecida entre 1946 y 1955 fue central para incrementar los derechos nacionales sobre el Sector Antártico Argentino, al igual que la creación del Instituto Antártico Argentino. Conocer la historia nacional y difundirla en nuestro idioma y en varios otros es una necesidad muy importante.

La aparición del Sistema del Tratado Antártico y la gran cantidad de foros multilaterales ha significado que aquellos países con mayor presencia en todos y cada uno de los foros obtengan mejores resultados a la hora de la toma de decisión política en la gobernanza de un continente que se rige por la Reunión Consultiva del Tratado Antártico. No se analizará en detalle el funcionamiento del sistema, pero es un sistema que se basa en la evidencia científica y en el cuidado ambiental para la toma de decisión con evidencia fundada. La evidencia la aporta la actividad realizada en el territorio antártico. Las campañas antárticas y los proyectos de investigación científica son los que aportan esos datos. Si las Partes tienen poca presencia científica o no participan en todos los foros que incluyen la enorme cantidad de grupos en los que se dividen, no obtendrán un rédito político.

La gestión ambiental es otro de los puntos importantes, ya que cada vez es más grande la opinión internacional sobre este punto. Toda actividad que se realice en la Antártida debe tener evaluación de impacto ambiental. En el caso de evaluaciones que den como resultado un impacto mayor a mínimo y mayor a transitorio deberán pasar por el tamiz de la opinión de los 42 países del Comité de Protección Ambiental. Una sola Parte que ejerza el derecho al consenso puede impedir la toma de decisión, por ejemplo, instalar una nueva base.

Los Observadores como ASOC o IAATO tienen cada uno en sus ámbitos una importancia política y económica. Las regulaciones ambientales en la pesca pueden resultar con mayor o menor rédito de acuerdo al tipo de medida que se adopte. El turismo mueve cifras millonarias y tiene un impacto geoeconómico, relevante en algunas economías, además de impactar en la opinión pública internacional.

Las ONG que integran ASOC cumplen un rol político, algunas cercanas a sus objetivos ambientales y otras que coinciden con las políticas de determinados gobiernos.

La Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos y su Comisión impactan directamente en el manejo de la pesca de especies muy valiosas en cuanto al aporte nutricional y a las ganancias que dejan a las empresas, en muchos casos muy superiores a los márgenes de ganancia del turismo.

La bioprospección o utilización comercial de los recursos genéticos antárticos es otro punto importante desde la geoeconomía dado que las patentes obtenidas en estos proyectos generan enormes márgenes de ganancias y las patentes establecen vínculos de jurisdicción soberana. Este punto es un debate en sí mismo y no se ampliará en este trabajo por su extensión y complejidad.

Las principales potencias han incrementado notablemente la presencia antártica, entre ellas, China, Rusia, Reino Unido, Australia y Estados Unidos. Países como Chile, Alemania, Brasil, España, Colombia, Turquía, entre otros, han realizado importantes avances en sus programas científicos, bases antárticas y logística.

El Programa Antártico Argentino en el tercer milenio

La crisis del año 2001 impactó en el Programa Antártico que pudo sostenerse gracias a la logística existente, las capacidades científicas del Instituto Antártico Argentino y la Dirección Nacional del Antártico. Desde el año 2003 al 2015 hubo un marcado incremento en la recuperación científica, la presencia en los foros del Tratado Antártico de científicos y técnicos que impulsaron la toma de decisión en favor de la posición nacional y latinoamericana. Los incendios del rompehielos “Irízar” y de la base Belgrano II retrasaron los objetivos planteados, pero las campañas se desarrollaron, con dificultades, pero con un alto porcentaje de objetivos alcanzados. No obstante, los logros tienen repercusión en la actualidad y permitieron llevar a puestos de conducción internacionales a funcionarios del Programa Antártico Argentino.

Durante el período 2016 a 2019 hubo un retroceso marcado por los recortes presupuestarios a la actividad científica y a la presencia en los foros multilaterales. Las campañas científicas se redujeron y la gestión ambiental en las bases se descuidó.

De acuerdo con datos oficiales del 2018, la Argentina ocupa los últimos puestos en cuanto a la mala relación personal logístico sobre el muy escaso personal científico. También se refleja en los metros cuadrados destinados a la ciencia en las bases antárticas.

Si por definición del Tratado Antártico, el interés de los países por la Antártida se demuestra por la investigación científica, el rol de las bases nacionales y la presencia de investigadores en el territorio debe cambiar drásticamente.

En el actual período (2020-2022) se han tomado iniciativas para revertir la situación, pero la pandemia de Covid-19 fue determinante para las campañas antárticas. Resta conocer el alcance y proyecto para el traslado de la actividad antártica a Ushuaia, la mejora en las capacidades logísticas y en qué se basa el proyecto Petrel (reconstrucción de la base aérea).

El Instituto Antártico Argentino (IAA) debe ser revalorizado, volver a tener una mayor presencia en la política científica nacional e internacional. Muy pocos países tienen una institución con la trayectoria histórica y científica de nuestro IAA.

La planificación científica para las bases antárticas nacionales necesita una redefinición y presupuestos acordes junto con instalaciones científicas acordes al tercer milenio con evaluación de la producción científica por base.

La cooperación internacional se descuidó en el período 2016-2019, se perdieron oportunidades de brindar asistencia logística a terceros países, cooperación que sí brindaron otros países que fue aprovechada por el gobierno ilegítimo e ilegal de las Islas Malvinas al realizar vuelos logísticos directos entre Europa y las Islas tanto para el Reino Unido como para el programa antártico alemán y posiblemente de Turquía.

La ampliación de las capacidades portuarias de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur en Río Grande es otro de los desafíos para el tercer milenio, sobre todo tratándose de una provincia insular.

La unificación de la conducción del Programa Antártico Argentino es otra deuda pendiente. La atomización y delegación de responsabilidades no favorece la coordinación y toma de decisiones.

La Argentina tiene todas las posibilidades de un crecimiento sostenido en cuanto a su presencia en la Antártida, en especial en momentos de conflictos internacionales graves. Cuenta con recursos logísticos y personal científico técnico altamente calificado para afrontar los futuros desafíos, pero no puede dilatar más el inicio de acciones concretas. Las consecuencias por no actualizar el Programa Antártico podrían ser graves en un futuro no muy lejano.

Autorxs


Mariano Memolli:

Médico (UNLP). Entre 2003 y 2016 estuvo a cargo de la Dirección Nacional del Antártico. Se desempeña como presidente de la Fundación PROAntártida. Es profesor en la Universidad Nacional de Ezeiza.