| Por Bruno Capra | La Argentina demuele permanentemente las bases del crecimiento endógeno. Este movimiento pendular no hace otra cosa que retrasarnos en el concierto de las naciones y en la creación de riqueza. Mientras no asumamos que la dominación económica viene siempre acompañada por una dominación cultural, y que no hay sustituto a la inversión pública para la innovación, la idea de pobreza cero y la de bienestar para toda la población se alejan más y más en el horizonte.