Los ciudadanos en camino del deseo hacia un Acuerdo Social

Los ciudadanos en camino del deseo hacia un Acuerdo Social

Presentan en el marco del nuevo pacto social una serie de características de las estructuras que vehiculizan el deseo de los ciudadanos, como aporte para aquellos a quienes hoy les toca por los límites de la representatividad decidir su arquitectura.

| Por Arsenio Chaparro Zalazar y Guillermo J. Burckwardt |

Palabras claves

Acuerdo Social. Interrelación. Estructuras de poder. Dinámica del deseo. Márgenes del poder. Subjetividad. Nuevos emergentes sociales.

Síntesis

La necesidad de proponer un nuevo Acuerdo Social implica principalmente el agotamiento de la posibilidad de negociación de uno anterior. Usualmente no se llega a esta idea por simple ejercicio de la razón, sino por la contraposición de fuerzas expresadas en acciones, discursos y prácticas que van más allá de los modelos antagónicos propuestos y amenazan con dislocar la paz y la vida. Es por ello que consideramos de vital importancia, aunque en un ensayo de manera escueta, tener en cuenta algunas características de las estructuras que vehiculizan el deseo de los ciudadanos, como aporte para aquellos a quienes hoy les toca por los límites de la representatividad decidir su arquitectura.

¿Dónde está y dónde es el buen vivir?
Agua y luna, sol y tierra
Fuego y colibrí
El maíz germina
Sol y lluvia

Aislar para su análisis el poder político del económico y de la dinámica del deseo es un idealismo que se aleja demasiado de la realidad. No existe un poder político (partidario, periodístico, eclesiástico, judicial, etc.) sin intereses de determinado tipo de acumulación y distribución de bienes, así como tampoco sin deseos particulares. Por lo tanto, a partir de esta condición de la realidad, surge un primer interrogante:

¿Pacto social para quién o quiénes?
a) Si la respuesta es “para todos los argentinos”, no solo caemos en un simplismo excesivo, sino que bajo el efecto significante “para todos” no avanzamos más allá de la masificación aglutinante de la propaganda política.

b) Si la respuesta es para ciertos sectores políticos, empresarios, jueces, trabajadores formales e informales, para las diversidades sexuales y religiosas, para los movimientos ambientalistas, para los pueblos originarios, etc., nos acercamos un poco más a la realidad, pero enseguida nos damos cuenta de que hay un límite para la lista y que dependerá de la relación de fuerzas con que estos sectores pudieron hacer visibles sus reclamos.

Un pacto social no es dado por el progreso de la razón simplemente, sino por el surgimiento de nuevas fuerzas emergentes que pujan por un espacio.

c) Sea lo extensa que sea la lista, quedará siempre un grupo por fuera, por relaciones de fuerza política o por escasez económica, o también, por sus valores. No se trata de daños colaterales, se trata de relaciones de fuerza.

Guerreros del Arco Iris
Ante la larga noche…

Interrelación de deseo con estructura de poder

Los poderes políticos y económicos son estructuras externas que regulan la dinámica de circulación del deseo de los ciudadanos. Restringiendo o posibilitando.

El poder político, a través del poder de decisión sobre los asuntos comunes amparado en la posibilidad de crear leyes, por un lado, y por el otro, el monopolio de la fuerza pública para hacerlas cumplir.

El poder económico, a través de la acumulación del capital. Quienes tengan más capital acumulado tendrán más posibilidad de hacer lo que deseen.

La dinámica del deseo cabalga por fuera o por dentro de los márgenes de lo permitido por ambas estructuras (y otras).

Márgenes del poder

El deseo de decidir sobre los asuntos públicos está ordenado en lo político por leyes en la Constitución Nacional y la Fuerza Represiva Pública para que se cumplan. En lo económico, por las que regulan el mercado. De más está decir que siempre pueden existir artilugios para ir más allá de lo establecido.

La estructura de la democracia representativa limita la toma de decisiones en líneas generales al voto. Una posibilidad de descentralización del poder político sería avanzar hacia formas de democracia participativa.

En la estructura económica, el capitalismo reduce la posibilidad de decisión a la cantidad de capital acumulado. Siendo el capitalismo en su esencia conceptualmente y en lo fáctico acumulativo, no hay posibilidad de redistribución legal sin la intervención del Estado. El sistema capitalista no regala el capital. No existe el capitalismo distributivo por sí mismo. Los tributos son legislados y exigidos por el Estado. No hay derrame. Salarios más altos por parte de capitalistas tampoco es redistribución, el salario es un modo de obtener plusvalor.

Un intento de redistribución del capital a partir del poder político del Estado fueron los gobiernos de Perón, Kirchner y Cristina Fernández. A partir de tales acciones, se desató una polarización radical. Los sectores conservadores que perdieron privilegios ante estas medidas actuaron de forma violenta. Ya sea de forma física, comprando voluntades y atentando contra la vida, o de forma simbólica intentando quebrar la subjetividad mediante el engaño, la propaganda política, la desvalorización de símbolos, etcétera.

Jerarquización del deseo

El acuerdo social no puede realizase por razones fácticas sin la jerarquización de deseos individuales o socializados. Por sentido común, si de cada uno dependiera, intentaríamos que todos los sueños y aspiraciones se concretaran. La problemática de la realidad es que a la par de uno está el otro con los deseos propios, y que muchas veces son distintos de los nuestros. Cada uno por lo general intentará justificar el suyo del mejor modo que pueda. Por tal motivo, imposibilitado por el consenso absoluto en determinadas cuestiones, dependerá de la fuerza política y económica la concreción de las aspiraciones. Siendo así, se impondrá alguna jerarquía.

Nuevos emergentes y pacto social

De manera individual o colectiva, o ambas a la vez, las fuerzas del deseo pujan. Los caminos del deseo se ven en un parque como pasajes pelados por el paso de hombres y animales por fuera de los trazados urbanísticos preconcebidos. Muchos caminos, por otro lado, comenzaron siguiendo esas huellas.

Esas fuerzas que empujan se encontrarán en lo real con estructuras que, como el camino pretrazado, determinarán los lugares posibles de circulación.

Estas estructuras de tránsito del deseo (políticas, económicas, patriarcales, lógicas, artísticas, mitológicas, etc.) coexisten en un tiempo y espacio determinado. Sin embargo, estas nunca son contenedoras en su totalidad del deseo humano. Y así como en las plazas que se van marcando nuevos caminos, en lo social van apareciendo nuevos emergentes como el feminismo, la lucha ambientalista, la economía popular, las nuevas identidades de género, etc. No contemplarlos es la añoranza de un tiempo estático sin deseo.

Cambio en el imaginario social

La posibilidad del hombre de representarse a sí mismo en el lugar y el camino que quiere recorrer depende de la capacidad de pensarse en un tiempo finito, dentro de un diseño socio-político-económico-cultural-mitológico preexistente. Para ello debe darse un quiebre en la continuidad de lo dado. De lo que aparece como lo natural. Reconocerse ahí, posibilita la elección y el deseo.

El cambio en el imaginario social argentino, latinoamericano y global es muestra del efecto de tales rupturas.

Plantear el Acuerdo Social en términos puramente económicos es desconocer la multiplicidad de estructuras en juego.

Lo nuevo y lo preexistente

El empuje para crear nuevos caminos o estructuras y la resistencia a ampliar los preexistentes se da porque en el fondo hay intereses individuales y colectivos en juego. No da lo mismo un tablero que otro.

Al grupo selecto (por limitaciones de la estructura de la democracia representativa) de arquitectos que le toque el diagrama de los nuevos caminos del poder hacer y ser en la polis, cabe la responsabilidad de escuchar y reconocer los nuevos imaginarios, las intrincadas luchas, reconocer las disparidades para sin ingenuidades construir redes más amplias que posibiliten mayor circulación del deseo. No será una decisión sin costos. Posiblemente siempre quedará un sector marginado o excluido. No se trata de los excluidos como daños colaterales, se trata de tenerlos en cuenta para que, después, el olvido no le juegue una treta a la conciencia.

Cubrimos de barro a quienes han caído
y van con nosotres
construyendo la tierra
del Buen Vivir.

Autorxs


Arsenio Chaparro Zalazar:

Bio-artista. Constructor.

Guillermo J. Burckwardt:
Psicólogo.