Historia de la Universidad Popular de Resistencia

Historia de la Universidad Popular de Resistencia

Surgida a partir de un debate popular en 1929 y con un edificio propio desde 1942, esta casa de estudios nació cuando el Chaco todavía no había alcanzado el estatus de provincia. Tras un declive iniciado durante la última dictadura militar, estuvo a punto de cerrar en 2004. Sin embargo, con el apoyo de la sociedad local, una nueva comisión directiva comenzó una etapa de refundación.

| Por Atilio Fanti |

“Somos trabajadores como ustedes. Pero creemos que la vida humana tiene alegrías más intensas, más durables y menos onerosas que las de la taberna. Nuestra ambición es grande, queremos la verdad, la belleza, la vida moral para todos; queremos que todos sean admitidos a participar de estos bienes que constituyen el patrimonio propio de la humanidad. Queremos que así como la luz solar penetra en todos los ojos, la luz espiritual penetre en todas las inteligencias; queremos una civilización real que no excluya a la mayoría de los hombres; una civilización que deje de ser la obra y el proyecto de algunos pocos y a la cual todos sean llamados a concurrir y participar”.
Proclama de las universidades populares.
George Deherme. Fundador de la primera Universidad Popular, el 9 de octubre de 1896, en Montreuil, Francia.

El 10 de noviembre de 1929, en una asamblea popular realizada en un teatro de la ciudad de Resistencia que se llamaba Olimpo –hoy demolido– comenzó la historia de lo que luego sería una de las instituciones educativas más importantes de aquel inicio de siglo. Asistió a la convocatoria un gran número de ciudadanos de la entonces capital del Territorio Nacional del Chaco, que en aquel entonces no contaba con más de 20 mil habitantes.

Un grupo de brillantes ciudadanos, varios de ellos militantes del Partido Socialista, decidieron fundar una escuela de artes y oficios, viendo la tremenda demanda que había en los jóvenes por prepararse y capacitarse, en un territorio que no tenía aún la condición de provincia. Y lo hicieron como ellos pensaban: a través de un debate público y abierto a toda la comunidad.

Las ideas que los movían no eran propias, sino que venían de la Francia de fines del siglo XIX, en pleno proceso de revolución industrial, donde el campesinado –sin formación alguna– se trasladaba a las ciudades en busca de mejorar su vida a través del trabajo en las nacientes industrias europeas. Este fenómeno se reproducía incipientemente en los territorios recientemente poblados por colonos venidos de distintas latitudes y que demandaban alguna preparación para mejorar sus condiciones de vida.

El debate –que duró tres meses– en aquella asamblea popular giró en torno a la denominación, ya que varios se oponían a que se llamara Universidad a una escuela de artes y oficios. Alguien finalmente recordó que en la vecina ciudad de Corrientes ya funcionaba una con ese mismo nombre desde 1919 –hoy desaparecida– y, con tal antecedente, las diferencias de opinión fueron zanjadas y desde entonces lleva este nombre, al igual que ocurrió con otras 23 instituciones similares que hubo a lo largo y ancho del país.

Durante el gobierno de Arturo Illia, en la década de los ’60, se apoyó mucho a estas casas de estudios y, consecuentemente, fue a partir del gobierno de facto de Onganía (1966) cuando empezó la declinación de casi todas las Universidades Populares de la Argentina. Y posteriormente, la sangrienta y feroz dictadura de los años ’70 puso fin a la otrora intensa vida educacional de la mayoría de estas casas de estudio que habían tenido una trayectoria importantísima en la formación y capacitación para el trabajo de varias generaciones de jóvenes argentinos.

La primera medida tendiente a su extinción fue la de cambiar su denominación. En el Chaco se pretendió imponerle el nombre de “Jorge Newbery” en 1977, cuando el entonces ministro de gobierno provincial de facto, envió una nota “exigiendo el cambio inmediato del nombre ya que –rezaba ese texto– el término Universidad no se ajusta al tipo de enseñanza que allí se brinda y lo de Popular tiene una clara connotación marxista” (sic).

Las autoridades de la institución de aquella época iniciaron entonces un largo peregrinar e hicieron intensas gestiones hasta que lograron que se mantuviera su denominación, siendo una de las pocas UP que lo logró. La otra sobreviviente está actualmente en Mendoza y una tercera también existe, aunque con muy poca actividad, en Paraná, Entre Ríos.

Los inicios

El más apasionado ideólogo de aquella institución cultural y educativa fue un hombre muy apreciado en la capital chaqueña: Juan Ramón Lestani. Como presidente del Concejo Municipal de Resistencia por el Partido Socialista y paralelamente presidente de la incipiente Universidad Popular, en una tremenda soledad pero categórico en la acción, Lestani se lanzó a la cruzada institucional en 1938. Consiguió entonces la cesión de un predio en pleno casco céntrico de la ciudad, a solo cien metros de la plaza central, destinado a la construcción de un edificio de características monumentales para la época. Y así ganó la batalla de su anhelado proyecto, que por aquellos años parecía una locura, secundado por otros ciudadanos iluministas de aquella naciente sociedad marginal. A la “locura” de Lestani se sumaron Roberto Muller y Oscar Vargas, también integrantes de la comisión directiva, que coincidían en la idea de despegar al Chaco de su condición de Territorio Nacional y lograr el estatus de provincia. La autonomía era imprescindible en la construcción de una identidad propia, y la Universidad Popular debía jugar un papel relevante en pos de ella.

El edificio se inauguró el 9 de julio de 1942, y desde ese momento la institución se convirtió en el centro educativo, cultural y político más importante de la ciudad. Para ese entonces estos hombres habían creado un colegio secundario al que llamaron Colegio Popular (1932), el que luego y hasta hoy pasó a llamarse Colegio Nacional José María Paz. Y no bien terminado el edificio crearon también la Escuela Nacional de Comercio Nº 1; luego, en 1948, la Escuela de Enseñanza Técnica, y en 1957 pusieron en marcha el Bachillerato Provincial Nº1.

Tan determinante labor llevó a cabo la UP chaqueña que, en la década de 1950 y al impulso de la comisión directiva, se constituyó allí la Junta Promotora para la creación de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), que en efecto comenzó a funcionar en la sede de la Universidad Popular con las dos primeras carreras: Ciencias Económicas y Arquitectura.

Como se ha señalado, la declinación de esta institución comenzó en los años ’70, hasta que, durante la dictadura de Videla-Massera, se le quitó todo tipo de apoyo y se la condenó a una larga decadencia y olvido. Y paradójicamente el golpe final lo recibió en plena democracia, a fines de los ’90, cuando el gobierno de Fernando de la Rúa le negó la ayuda necesaria para rescatarla de una condena a remate promovida por la entonces DGI, debido a deudas previsionales.

El remate finalmente se estableció para el mes de noviembre de 2004, cuando aquel edificio, inaugurado con tanta esperanza y noble misión, solo tenía tres aulas funcionando y doce tubos fluorescentes por toda iluminación. Parecía que toda esa rica historia pasaría al olvido, extinguida bajo el martillo del rematador.

Fue entonces cuando una nueva comisión directiva, que asumió en el mes de junio de aquel 2004, decidió rescatarla del inminente remate. Para ello se vieron obligados a vender una parte del predio ya que el gobierno de entonces se negaba a brindar cualquier tipo de ayuda para recuperar la UP. Y así fue que, con el dinero de aquella venta, se inició la recomposición del edificio y la resignificación como institución educativa. Se adquirieron los mobiliarios básicos necesarios para reanudar su funcionamiento y, en 2005, comenzó una etapa de refundación a partir del egreso de 680 alumnos.

A la vez, y con la notable dinámica que los tiempos políticos de la Nación estimularon, la Universidad Popular chaqueña abrió sus puertas a las distintas expresiones políticas, culturales y sociales que acompañaron esta nueva etapa, ya fuertemente apoyada por la sociedad en su conjunto. Así, para el año 2015, una década después de su refundación, habían egresado ya más de 5.000 alumnos, lo que permitió dar comienzo a un proceso de ampliación de la sede, construyéndose un piso nuevo y contando ya entonces con 15 modernas aulas para la enseñanza.

No fue producto sólo de la conducción de la entidad que estos logros se alcanzaran durante la última década, sino que ello se debió fundamentalmente a que la sociedad chaqueña comenzó una etapa de crecimiento, en la que la educación se convirtió en un norte fundamental para alcanzar los distintos objetivos que los jóvenes se proponen. Y hay que decir, además, que durante este período las escuelas de artes y oficios, como otras en el país, fueron acompañadas por el Estado de manera decisiva y contundente, lo que llevó a que muchos jóvenes se prepararan en los más diversos oficios para desempeñarse mejor en la renovada vida laboral de ese momento, que coexistió por entonces con una creciente demanda empresarial que planteaba nuevas exigencias formativas.

Autorxs


Atilio Fanti:

Presidente de la Universidad Popular de Resistencia desde 2004 y figura destacada en la educación alternativa del Nordeste Argentino.