| Por Adriana Puiggrós | A partir de sus orígenes en la Constitución de 1853, la Ley Avellaneda de 1885 y subsiguientes normas, el marco legislativo argentino manifiesta inconvenientes que pueden ser atribuidos a la persistencia de una determinada concepción político pedagógica. Más allá de los avances realizados, desde los sectores proclives al mercado se reinterpretan los principios universitarios de autonomía y autarquía en clave de mercantilización del proceso educativo.