| Por Silvina Ramírez | Las constituciones de Ecuador y de Bolivia representan hoy un punto de inflexión para el reconocimiento y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Sin embargo, son insuficientes para alcanzar cambios de paradigma. Los Estados deben asumir el compromiso de dejar de privilegiar la explotación de los recursos naturales y reflexionar sobre las alternativas al desarrollo.