Etiqueta: Centro-periferia

| Por Marta Bekerman, Federico Dulcich y Pedro Gaite | Desentraña la relación comercial asimétrica (y divergente) entre la Argentina y China, tanto desde un punto de vista productivo como tecnológico. Destaca por un lado el desplazamiento de sectores (como máquinas de oficina, maquinaria y equipos, aparatos eléctricos, algo de equipos de TV y comunicaciones, químicos y textiles), así como los riesgos asociados a la participación creciente de bienes intermedios en la estructura productiva de Brasil, limitando la escala del Mercosur. Por otro lado, llama la atención respecto de la IED china en la región, orientada a recursos naturales y energía, lo que dificulta las estrategias que pretendan modificar la especialización productiva vigente.

| Por Alejandro Simonoff | A lo largo de la rica historia de este campo disciplinar, es posible observar cómo diversas conceptualizaciones resultan centrales para comprender la variedad de interpretaciones de lo que acontece en la relación del país con el mundo. Nuestra condición periférica impide la transposición mecánica de modelos desarrollados en el centro, aunque algunos de ellos podrían adaptarse, en la medida en que no desvirtúen los dilemas de cómo congeniar los márgenes de maniobra con la inserción.

| Por Carlos Escudé | En un orden interestatal intrínsecamente jerárquico, se hace necesario evitar las confrontaciones que no tienen rédito tangible, lo que no excluye discrepancias con los centros de poder en los casos en que sí lo tienen. Así y todo, el realismo periférico solo podrá apuntalar el desarrollo de un país en tanto se complemente con políticas internas progresistas.

| Por Graciela E. Gutman y Gabriel Yoguel | La integración del sistema científico-tecnológico, la actividad productiva y el Estado es central para alcanzar el desarrollo económico y avanzar en el camino del cambio tecnológico. La planificación económica y social permitirá expandir la oferta de bienes y servicios y eliminar los cuellos de botella que limitan el crecimiento. Solo así se podrá achicar la brecha de productividad con los países desarrollados y mejorar significativamente la distribución del ingreso.