| Por Marta Bekerman, Federico Dulcich y Pedro Gaite | Desentraña la relación comercial asimétrica (y divergente) entre la Argentina y China, tanto desde un punto de vista productivo como tecnológico. Destaca por un lado el desplazamiento de sectores (como máquinas de oficina, maquinaria y equipos, aparatos eléctricos, algo de equipos de TV y comunicaciones, químicos y textiles), así como los riesgos asociados a la participación creciente de bienes intermedios en la estructura productiva de Brasil, limitando la escala del Mercosur. Por otro lado, llama la atención respecto de la IED china en la región, orientada a recursos naturales y energía, lo que dificulta las estrategias que pretendan modificar la especialización productiva vigente.