Aerogeneradores: un posible distrito industrial en el norte de la Patagonia

Aerogeneradores: un posible distrito industrial en el norte de la Patagonia

La instalación de parques eólicos abre la posibilidad de generar espacios donde confluyan energía, conocimiento e industria, brindando así una solución al atraso estructural de algunas zonas del país.

| Por Sergio R. Cabezas, Patricia I. Laria, Verónica Rama y Joaquín Rodríguez |

El presente artículo resume los resultados de una experiencia de investigación-acción de los autores interactuando con gobiernos locales, organismos públicos y expertos científicos, con el objetivo de concretar un aporte al desarrollo local. Se destaca entre estas instituciones INVAP Ingeniería, fuente de información, datos e ideas del Programa Educación, Economía y Trabajo del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras – UBA.

Desarrollo, tecnología social y distritos industriales

El desarrollo es un proceso virtuoso, que eleva simultáneamente la calidad de vida y la cohesión social. Como transformación genuina se “incrusta” territorialmente, permitiendo que las fuerzas centrípetas surgidas de las raíces históricas, culturales y productivas neutralicen las presiones centrífugas de los mercados. Surge del predominio de la dinámica ecológica-creativa de la producción por sobre la financiera-extractiva. Implica una transición a la economía del conocimiento, requiriendo organizaciones de elevado capital intelectual. Debe gestionarse estratégicamente sobre la base de la valoración de la inteligencia y creatividad de las personas, Asumiendo que las regiones son sistemas biológicos abiertos y sufren la pérdida irreversible de los flujos materiales y energéticos, el desarrollo requiere finalmente una racionalidad productiva basada en el concepto de negentropía y utilización máxima de la fotosíntesis.

La noción de Tecnología Social (TS) identifica una forma especial de diseñar, desarrollar, implementar y gestionar tecnología, para resolver problemas sociales y ambientales y generar dinámicas de inclusión social y desarrollo sostenible.

Las regiones con “atraso estructural” requieren de una Estrategia Regional de Innovación (ERI), para definir espacios que integren crecientemente a las empresas con las instituciones locales.

Denominados por la literatura “distritos industriales”, “localizaciones high tech”, “milieu innovativos” o “cluster”, estos complejos institucionales gestionados localmente, intensivos en conocimiento y coordinación, generan bienes y servicios que permiten la expansión de la sociedad a la vez que protegen y reproducen sus recursos humanos y naturales.

En la figura del Distrito Industrial Inducido (DII) que propone este artículo, convergen las categorías de ERI, TS y las múltiples dimensiones que caracterizan a un proceso de desarrollo.

Antecedentes

INVAP Ingeniería SA, rama industrial del Grupo INVAP, se especializa en Desarrollos, Ingeniería, Fabricación, Montajes, Puesta en marcha, Equipos Especiales y Servicios. En forma autónoma se desempeña en las áreas de Tecnología Industrial, Medio Ambiente y Energías Renovables, especialmente Eólica.

Comercializa aerogeneradores basados en la turbina IVS 4.500 de 4.5 KW y está abocada al desarrollo de turbinas de 25 a 30 KW, del equipo EOLIS 15 de 1,5 MW (apto para el centro y sur de la Patagonia) y del futuro modelo de 2 MW.

El desafío consiste en que estos estimulantes logros tecnológicos-productivos transformen la realidad productiva y social de la región centro-sur de la provincia de Río Negro, que cubre el 60% de la superficie con una población de 40.000 habitantes y sufre de un “retraso estructural” relativo respecto de las zonas atlántica, cordillerana y de los valles. Gobiernos y actores sociales comparten el diagnóstico (subdesarrollo, desertificación, migración) y la necesidad de un cambio social sustentable. Una estrategia posible es la conformación de un DII con eje en la producción de generadores eólicos, gestionada por una “agencia promotora” coordinada por INVAP y una red de instituciones.

De molinos a un distrito industrial

El aprovechamiento de la energía del viento patagónico, mediante un gran esfuerzo regional de tecnología y organización, podría marcar el inicio de una profunda transformación en Río Negro y en la Nación. Con datos de la Asociación Europea de Energía Eólica (EWA), se ha estimado el impacto de esa decisión en 100 millones de dólares de actividad económica inmediata, dos mil ocupaciones directas, 160 mil indirectas, más los efectos multiplicadores. El cambio puede comenzar si las organizaciones de desarrollo se concentran en la inducción del DI apelando a la acción colectiva. La combinación energía eólica-industria ofrece excelentes ejemplos en España, con 438 parques y una densa estructura para la gestión de reparaciones de equipos en Madrid.

Alta potencia: Cerro Policía

El proyecto de INVAP de dos parques eólicos en Cerro Policía (25 turbinas de 2 MW cada parque) aportaría 100 MW al Sistema Interconectado Nacional. Para Río Negro podría significar un “salto” industrial a partir de la red de proveedores, equipos y profesionales. El contenido cognitivo de la actividad es elevado y demanda ocupaciones coincidentes con la oferta de las universidades locales.

INVAP puede incorporarse con diseños propios, alta calidad y precios competitivos al mercado internacional de la energía eólica (30.000 MW y 40 millones de dólares), que crece al 25% anual. La exportación podría suceder a la producción de tecnología y equipo potenciando el puerto de San Antonio Este.

Mediana potencia: Las Perlas

Un problema básico de esta localidad rionegrina es la restricción en la provisión de agua, gas y energía. INVAP está en posición de proyectar dos equipos de 30 KW, cuyo prototipo está en fase de fabricación, para complementar y mejorar el servicio eléctrico, abriendo la posibilidad de un esquema de generación distribuida.

Los actores sociales de Las Perlas aportarían la intervención de la cooperativa local, iniciando un verdadero aprendizaje de organización colectiva en la entrada de un área natural protegida de incalculable valor paleontológico.

Baja potencia: la meseta

Los equipos de energía y riego en asentamientos aislados de la meseta central rionegrina constituirían la infraestructura básica para actividades ganaderas, agrícolas y de turismo sustentable.

En el área predominan grandes campos de cría de ovejas. Inquilinos, pequeños propietarios y población nativa viven aislados en condiciones inadecuadas, con falta de agua y energía, sufriendo la desertificación y mortandad de los animales. Los sistemas viento-diesel de INVAP, que generan energía a 380 voltios para bombeo de agua, iluminación y otros usos, con bancos de baterías de 48 voltios, son aplicables a estos sitios. La instalación de equipos individuales de 4,5 o 9 KW mejoraría las condiciones de vida de los residentes, les permitiría fortalecer la ganadería ovina e iniciar otras actividades como horticultura, silvicultura y turismo no convencional.

Los treinta años de reestructuración regresiva de la industria nacional significaron para Río Negro la pérdida de pymes metalúrgicas asociadas a la fruticultura. La privatización de la actividad hidrocarburífera impactó de manera similar en la provincia de Neuquén.

La estrategia de un DII asociada a los aerogeneradores permitiría recuperar ese potencial, mediante la integración de una red local de proveedores. Será imprescindible la creación de nuevas empresas y reforma de las existentes, partiendo de un análisis riguroso de bienes, servicios, tecnologías y conocimientos requeridos.

Debe resaltarse el impacto que el DII podría tener sobre el empleo. La producción de partes y servicios de aerogeneradores requiere perfiles ocupacionales tecnológicamente intensivos: ingenieros químicos, eléctricos, mecánicos, expertos en materiales, profesionales del diseño y la climatología, ambientalistas, especialistas en proyectos, ingenieros especializados en aerodinámica y dinámica computacional de fluidos, expertos en política energética, empresas especializadas en el transporte de materiales pesados, profesionales de la informática.

Esta línea estratégica abre a la comunidad auténticas “ventanas de oportunidad” generando nuevas ocupaciones de alta coincidencia con la oferta de egresados de universidades locales y de los sistemas educativos provinciales.

Conclusiones

La relación tecnología-innovación-desarrollo asume una complejidad particular en cada espacio local. Habitualmente las restricciones institucionales y de gestión son las que explican la dicotomía entre un desarrollo científico-tecnológico notable y el atraso ecológico, social y económico de su entorno. El desafío es construir nuevos roles para las instituciones y los actores sociales.

La experiencia de investigación-acción resumida en este artículo constituye un esfuerzo en esa línea, y permite concluir que las universidades pueden desempeñar un papel activo, asimilándose a la figura de “agente promotor” o “emprendedor de política” citado por la literatura, fomentando el trabajo entre instituciones, concretando contactos, reuniones y diseñando una agenda común.

La figura del DII puede ser la arquitectura social apropiada para avanzar en integración social mediante la circulación de conocimientos.

En la estrategia de un DII convergen las múltiples dimensiones que caracterizan una transformación para el desarrollo. Sus raíces teóricas recuperan la experiencia italiana, proporcionando una estructura conceptual alternativa a la convencional, verdaderamente útil y realmente aplicable cuando y donde se requiere gestión para el cambio. En el DII no sólo es central el Estado, sino toda la trama institucional existente, siendo especialmente interesantes las agencias de desarrollo, que condensan un amplio espectro de visiones, intereses e ideas sobre el desarrollo local.

La clave en la promoción de un DII es la organización, como interfase que transforma la dinámica abstracta de la producción en términos de gestión integral para el contexto. Su objetivo es integrar agentes independientes a través de la comunicación y el compromiso, convirtiéndolos en actores sociales autónomos estrictamente conectados. Esto requiere equipos que trasciendan las organizaciones particulares, integradores versátiles que manejen los códigos tecnológicos, organizacionales y comunicativos necesarios para una experiencia de desarrollo local. Se trata de una habilidad compleja y definida que sólo se adquiere por experiencia directa, práctica repetida y observación cuidadosa. Estas habilidades particulares están en las organizaciones, se han acumulado a lo largo de décadas como demuestra la experiencia compartida con INVAP Ingeniería, complejo científico de experiencia singular de negocios en pequeña escala, pero profunda en contenido empresarial.

Esta investigación ha interpretado la innovación como concepto flexible, de múltiples dimensiones y aplicaciones, que incluye desde un nuevo producto dentro de una empresa hasta una transformación social profunda. Un DII “norpatagónico” diseñado y gestionado por actores locales (agencias de desarrollo local, la empresa tecnológica) puede constituir una verdadera innovación social que conjugue energía, conocimiento e industria.

Autorxs


Sergio R. Cabezas:

Ingeniero Industrial, Magíster en Economía y Política Energético Ambiental, Secretario de Investigación de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Nacional del Comahue.

Patricia I. Laria:
Magíster en Desarrollo Económico de América Latina, Doctora en Ciencias Sociales, Profesora e investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Comahue.

Verónica Rama:
Licenciada en Administración, Master en Economía y Desarrollo Industrial con Especialización en Pequeñas y Medianas Empresas, Profesora e investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Comahue.

Joaquín Rodríguez:
Licenciado en Economía. Investigador del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Comahue.