Las inequidades de la niñez impiden alcanzar los ODS

Las inequidades de la niñez impiden alcanzar los ODS

Distintxs autores se reúnen en este artículo para abordar la cuestión de lo que llaman “nudos críticos de los ODS” en relación a la niñez, y al presente y futuro de esta población en la Argentina.

| Por Pablo Vinocur, Raúl Mercer, Soledad Aguilar, Alejandra Beccaria, Olga Isaza,
Mercedes Mayol Lasalle, Margarita Poggi, Javier Quesada, Jorge Remes Lenicov y Fabián Repetto |

El actual escenario definido por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pone en juego una serie de desafíos para los Estados. Por un lado, la necesidad de cumplir con los acuerdos suscritos en el concierto internacional para el logro de las metas propuestas y, por el otro, la dificultad de alcanzar dichas metas como resultado de la crisis económica y social que afecta a la región. 

Dentro de este contexto crítico, la niñez ha ocupado, y aún ocupa, un espacio relativo como eje de los debates en las políticas públicas que consideran la importancia de este colectivo, su situación actual y la necesidad de debatir alternativas que promuevan mejoras en sus condiciones de vida.

El presente artículo es el resultado del trabajo de reflexión colaborativa de un grupo de profesionales integrantes de la iniciativa CAP 2030 (Niños y niñas en todas las políticas) a partir de su acrónimo en inglés, Children in All Policies. Esta iniciativa contempla la generación de estrategias y acciones para promover la salud y calidad de vida de la niñez con base territorial en municipios seleccionados. Forma parte de un emprendimiento internacional liderado por UCL (University College, Londres) a partir del informe de la Comisión Lancet-OMS-UNICEF “¿Un futuro para los niños del mundo?” y coordinado desde Argentina por FLACSO.

Este informe reconoce que en los últimos 50 años se han visto “extraordinarios avances” en torno a la supervivencia, educación y nutrición de los niños de todo el planeta. No obstante, “el cambio climático, la degradación ecológica, las poblaciones migrantes, los conflictos, la desigualdad generalizada y las prácticas comerciales depredadoras amenazan la salud y el futuro de los niños”.

El Proyecto CAP 2030 incluye a nueve países (Sudáfrica, Senegal, Ghana, Francia, Suecia, India, Islas del Pacífico, Nepal y Argentina). En la Argentina, los ejes convocantes están basados en la promoción del desarrollo infantil, los derechos y la nutrición, un abordaje intersectorial de las políticas, la protección del ambiente y el abordaje de los determinantes comerciales de la salud de la niñez desde el espacio local (el municipio).

El objetivo de este artículo es reflexionar sobre la niñez en la Argentina desde el enfoque de la equidad a los fines de identificar aquellos nudos críticos de los ODS que comportan una amenaza para el presente y futuro de esta población y poder contribuir al debate sobre posibles horizontes alternativos que reconozcan a la niñez en el contexto de los ODS.

Como principio, consideramos que las inequidades en la niñez constituyen un Objetivo del Desarrollo NO Sostenible, no aceptable y, como tal, incompatible con un modelo de sociedad basado en la justicia social. Garantizar equidad desde la cuna conforma un eje directriz que no puede ser soslayado, minimizado ni postergado.

La crisis en curso asociada a la pandemia por Covid-19 amenaza con hacer retroceder el desarrollo y como consecuencia afectar el logro de los ODS. La actual situación se ha transformado en una crisis de derechos humanos que compromete significativamente aquellos relativos a la niñez y la adolescencia.

Las infancias y las adolescencias ante los ODS

Los 17 ODS con sus 169 Metas y 231 Indicadores, acordados y suscriptos por la Argentina y la mayoría de los países del mundo, suponen un compromiso para construir un horizonte de cambio que haga del mundo y de cada uno de nuestros países, regiones y territorios, una realidad en los que la totalidad de su población pueda disfrutar de un mayor nivel de bienestar alineado con los derechos humanos y con un vínculo armonioso con el medio ambiente. Al igual que acontece con los derechos, todos los ODS son interdependientes y ninguno es más importante que otro. Los avances hacia el logro de uno suponen una mejora en todos los demás.

La niñez y la adolescencia son un grupo de población relevante, que representa entre un 30% y un 40% de la población del mundo. Desde la perspectiva del curso de vida, niños y niñas van creciendo y desarrollándose y logrando mayores grados de autonomía. Para que este proceso se exprese en su máximo potencial, el contexto en el que niños y niñas son concebidos/as, nacen y viven es determinante. Esto nos remite a la condición de sus familias y de las comunidades en las que residen, trabajan, y de sus macro y micro territorialidades (ciudades, barrios, hogares).

El capital cultural y social de los padres y cuidadores, el grado de cohesión de la comunidad, así como también de las políticas, programas y proyectos que los Estados (nacional, provinciales y municipales) implementan para brindar servicios y condiciones que garanticen, entre otros, el derecho a la salud, a una educación inclusiva y de calidad, a la identidad, a una alimentación y nutrición adecuadas, al desarrollo infantil temprano, al juego y la recreación, a un ambiente libre de todas formas de violencias, y que asegure servicios básicos (energía, transporte, agua potable, saneamiento, comunicación, conectividad), son pilares fundamentales. Todo ello, sustentado en el derecho a la participación en las decisiones que los involucran como forma de ejercicio temprano de la ciudadanía (Art. 12 CDN).

Considerando que cada uno de los países se encontraba en 2015, año en que se formularon los ODS y la Agenda 2030, en una situación muy diferente respecto de cada una de las metas, muchos de los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil realizaron una adaptación de las Metas a sus propias realidades, de modo que los ODS se conviertan efectivamente en una agenda de mejora de las condiciones de vida y de bienestar de sus poblaciones, particularmente de quienes se encuentran excluidos, están más afectados por estructuras injustas y son más vulnerables a los riesgos ambientales y shocks económicos y sociales.

Nuestro país ha realizado esta adaptación que se presenta en el reporte de junio de 2021, “Argentina. Objetivos de Desarrollo Sostenible, Metas priorizadas e Indicadores de seguimiento”, elaborado por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (CNCPS). En este informe se presentan modificaciones en la definición de metas e indicadores, respecto de las que originalmente había planteado el país en 2015, a la luz de las nuevas condiciones económicas y sociales que enfrenta el país como consecuencia de la pandemia Covid-19, tal como aparece señalado en su prólogo. Algunas de las metas e indicadores se encuentran en proceso de revisión; otras fueron eliminadas; existiendo también metas o indicadores que fueron modificados con relación a los originalmente planteados.

Es en este contexto que nos interesa plantear, a modo de aporte y reflexión, algunas observaciones desde la perspectiva del Interés Superior del Niño y de la Niña, que emerge de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la cual tiene jerarquía constitucional, además de haber sido incorporada como parte de nuestro plexo jurídico por la ley 23.849 de 1990 y la ley 26.061 de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes (NNyA) de 2005.

En los 17 Objetivos1 de la Agenda 2030 hay 44 metas que apelan a la mejora en la calidad de vida y desarrollo de NNyA.

ODS: los desafíos para el Estado y la sociedad

Realizar un análisis pormenorizado de los ODS y su relación con el contexto de la niñez demandaría un esfuerzo de profundización atendiendo a la integralidad y diversidad de los mismos que excede los marcos de este artículo. De allí que, a los fines de destacar aspectos sensibles relativos a la situación de la niñez, seleccionamos solo un par de objetivos como puntos de debate.

Nos referiremos específicamente al Objetivo 1 y a los indicadores propuestos por las autoridades del país respecto de la segunda meta del Objetivo 4, que propone que “de aquí a 2030, asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria”.

En cuanto al Objetivo 1, que se compromete a “poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”, la Agenda 2030 identifica 5 Metas. La primera propone “erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares al día”; mientras que la segunda se compromete a “reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños y niñas de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales”.

En el documento elaborado por el CNCPS antes citado, no se ha transcripto la primera meta, aunque sí la segunda. Es decir, el compromiso que se asume en virtud de las difíciles condiciones y escenarios que enfrenta el país previo a la pandemia, y que esta agravó, es que para el 2030 se reduzca a la mitad la proporción de hombres, mujeres, niños y niñas que viven en la pobreza.

Si bien la situación de pobreza y exclusión que viene afectando a la sociedad argentina, y que castiga particularmente a la mayor parte de la niñez y adolescencia, reconoce una larga evolución (ver Cuadro 1), resulta prioritario redefinir las estrategias e iniciativas que posibiliten cumplir con el Objetivo de erradicar la pobreza extrema en los niños y niñas, y sus familias.

Cuadro 1. Evolución de la incidencia de pobreza y de la indigencia. Argentina, 2016-2021
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPH, INDEC.

El segundo aspecto que nos interesa destacar se refiere a una de las metas del Objetivo 4 que propone “asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria”. De acuerdo con la Ley de Educación Nacional (ley 26.206), el Estado nacional y las provincias deben ofrecer servicios de atención y desarrollo de calidad a los niños y niñas desde los 45 días de edad.

Para ello las provincias, y en algunas de ellas también los municipios, gestionan jardines maternales (para niños y niñas menores de 3 años) y jardines de infantes (para niños y niñas de 3 a 5 años). Las coberturas alcanzadas por estos servicios son casi universales para quienes tienen 5 años, y van descendiendo para los de 4 y 3 años, siendo inferiores al 20% para quienes se encuentran entre los 45 días y los 2 años (UNICEF Argentina, SITAN, 2020).

Reflexiones finales
Es necesario debatir sobre la niñez y los ODS en nuestro país

A partir del análisis del informe del CNCPS, renunciar a la erradicación de la pobreza extrema para el 2030 es un grave error, que debiera ser rápidamente aclarado y subsanado mediante un debate que convoque a actores representativos de nuestra sociedad. Omitir esta situación implicaría violar derechos consagrados en la Constitución y asumir que una parte significativa de la niñez en condición de indigencia estaría condenada a no experimentar ningún cambio verificable mediante el proceso de desarrollo y la adopción de nuevas estrategias políticas durante los próximos nueve años.

El fracaso en el cumplimiento la Meta 4 del Objetivo 12 supone además, dada la interdependencia de los ODS, una afectación de los siguientes objetivos: 2 (poner fin al hambre), 3 (salud y bienestar), 4 (educación de calidad para todos y todas), 6 (agua limpia y saneamiento), 8 (trabajo decente y crecimiento económico), 10 (reducción de las desigualdades), 11 (ciudades y comunidades sostenibles) y 16 (paz, justicia e instituciones sólidas), entre otros.

Tratando de interpretar lo acontecido en el informe del CNCPS es posible que se trate de un error u omisión, dado que, entre los indicadores para el seguimiento de la meta, se mantiene el porcentaje de la población que vive por debajo del umbral nacional de indigencia. Esto supone un interés por distinguir entre la población no pobre, la que se encuentra en condiciones de pobreza, y dentro de esta, la que sufre condiciones extremas de privación. Si así fuera, y como se expresara previamente, debería ser corregida y reportada la modificación de manera inmediata. En caso contrario, el principio que guía la Agenda 2030, “que no quede nadie atrás”, quedaría omitido por un renunciamiento de las autoridades del país a un cambio indispensable y prioritario en las políticas, programas y proyectos, que seguramente acompaña la inmensa mayoría de la sociedad: antes del 2030, ningún niño, niña ni adolescente debiera vivir en la pobreza extrema en ninguna de sus manifestaciones.

Respecto de la meta de que todos los niños y las niñas accedan a servicios de desarrollo de calidad, y tomando en consideración las importantes diferencias que en la mayor parte de los indicadores de salud, educación y bienestar muestran las provincias que conforman el país, el Estado nacional tiene un papel primordial que cumplir contribuyendo a reducir estas diferencias que resultan en la negación de los derechos a la vida, al desarrollo, al juego y a la participación de niños y niñas, dependiendo además del territorio en que nacen y viven, y de las posibilidades y capacidades de las comunidades y familias en las que conviven.

Los indicadores para el seguimiento de esta meta podrían colaborar en hacer un seguimiento tendiente a verificar que las coberturas aumentan, que las desigualdades entre provincias se van reduciendo, y que el desarrollo de los niños y niñas se aproxima al potencial con el que nacen, mediante la evaluación periódica del desarrollo infantil, materia en la cual nuestro país se encuentra en deuda y en una situación de rezago en sus políticas, si lo comparamos con la mayoría de los países de América latina.

Este estado de situación debiera ser rápidamente modificado considerando la importancia que tienen los primeros 3 años de vida para permitir que los niños y niñas desplieguen todo su potencial. Por ello programas dirigidos a mejorar y reforzar las pautas de crianza de sus padres y cuidadores, así como contar con espacios de educación y cuidado de calidad, resultan una inversión prioritaria para que la niñez tenga un tránsito exitoso por la escolaridad primaria y secundaria. Pero también para que alcancen capacidades que facilitarán su inserción ciudadana y laboral futura y prevengan serios problemas de inclusión social.

Los aportes de las neurociencias, la epidemiología social y la epigenética muestran hasta qué punto las experiencias adversas durante etapas tempranas de la vida van modelando o influyendo las etapas subsiguientes. Desde esta lógica, el Congreso Nacional ha sancionado en 2020 la Ley de los 1.000 días, que es un avance en la dirección correcta, orientada a garantizar las condiciones para un desarrollo pleno. Ello implicaría generar una rápida ampliación de servicios de cuidado y educación para niños y niñas de 0 hasta 3 años, con cuidadores adecuadamente calificados y apoyo a las familias.

Una alternativa para pensar la actual crisis desde la mirada de la niñez

El proyecto CAP 2030-Argentina se sustenta en los principios de mejorar la calidad de la gobernanza en niñez centrada desde los ámbitos locales (municipales), mediante instancias efectivas de coordinación intersectorial, la participación de diferentes sectores y actores sociales, entre ellos, los niños, niñas y adolescentes.

Las amenazas que confronta la niñez y adolescencia en nuestro país requiere de respuestas integradas e integrales. De allí que este proyecto, a pequeña escala, se fundamenta en rescatar y potenciar las capacidades existentes en materia de recursos humanos, infraestructura, presupuestos, en asociación con agencias del sistema de Naciones Unidas, organizaciones de la sociedad civil preocupadas por la niñez y el ambiente, y líderes políticos/as que visualizan esta oportunidad como una modalidad diferente y desafiante para reposicionar a la niñez en el centro de las políticas públicas.

Por cierto, no es la única experiencia en su tipo ya que hay iniciativas destinadas a mejorar las capacidades desde el ámbito local. Contar con este cúmulo de iniciativas puede llegar a conformar una fuerza que reoriente y mejore la calidad de las políticas destinadas a la niñez en nuestro país. Los actuales niveles de pobreza que rondan el 50% e inequidad en la niñez atentan seriamente contra la viabilidad del desarrollo y la imposibilidad de alcanzar los ODS. Los ejemplos considerados en el presente artículo intentan aportar claridad y motivos para profundizar los debates y acciones conjuntas que promuevan la dignidad de los NNyA de la Argentina.

Referencias

Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (2021): Objetivos de Desarrollo Sostenible, Metas priorizadas e Indicadores de seguimiento, Primera ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CNCPS.
Lancet-OMS-UNICEF (2020): “¿Un futuro para los niños del mundo?”, The Lancet, Volumen 395, Número 10224, Páginas 605-658.
UNICEF (2021): “Análisis de situación de la niñez y la adolescencia en la Argentina”, Unicef Argentina, Buenos Aires.





Notas:

1) 17 Objetivos de la Agenda 2030: 1 Fin de la pobreza; 2 Hambre cero; 3 Salud y bienestar; 4 Educación de calidad; 5 Igualdad de género; 6 Agua limpia y saneamiento; 7 Energía asequible y no contaminante; 8 Trabajo decente y crecimiento económico; 9 Industria, Innovación e Infraestructura; 10 Reducción de desigualdades; 11 Ciudades y comunidades sostenibles; 12 Producción y consumos responsables; 13 Acción por el clima; 14 Vida submarina; 15 Vida de ecosistemas terrestres; 16 Paz, Justicia, e Instituciones sólidas; 17 Alianzas para lograr los ODS.
2) ODS 1.4: De aquí a 2030, garantizar que todos los hombres y mujeres, en particular los pobres y los vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos y acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de la tierra y otros bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los servicios financieros, incluida la microfinanciación. Pendiente de comunicación oficial.” (CNCPS 2021).

Autorxs

Todos lxs autores forman parte del equipo
que coordina el Proyecto CAP 2030 en Argentina con sede en FLACSO.

Pablo Vinocur:
Sociólogo, Director del Programa de Desarrollo Humano, FLACSO.

Raúl Mercer:
Médico Pediatra. Director del Programa de Cs. Sociales y Salud, FLACSO.

Soledad Aguilar:
Abogada. Dirige la Maestría en Derecho y Economía del Cambio Climático (FLACSO).

Alejandra Beccaria:
Socióloga. Investigadora-docente UNGS.

Olga Isaza:
Magister en Educación.

Mercedes Mayol Lasalle:
Lic. en Ciencias de la Educación. Presidenta de la Organización Mundial de Educación Preescolar.

Margarita Poggi:
Lic. en Educación. Profesora de Maestría en Desarrollo Humano, FLACSO.

Javier Quesada:
Lic. en Pedagogía Social. Especialista en Primera Infancia.

Jorge Remes Lenicov:
Economista. Consultor.

Fabián Repetto:
Dr. en Ciencias Sociales. Consultor independiente.