| Por Gabriela Inés Maldonado | La magnitud de los cambios registrados en el espacio agropecuario y la emergencia de numerosos espacios de conflicto y resistencia social deben al menos convocarnos a pensar sobre la forma en la que los recursos naturales de nuestro país son apropiados y utilizados; y por ende, sobre el modelo de desarrollo que se ha instaurado en los últimos años.