| Por Marisa Pineau y Celina Flores | El fin del apartheid planteó el problema de la convivencia entre víctimas y victimarios, y su resolución se vinculó estrechamente con el contexto político de entonces. A partir de la declaración de la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en la Argentina, políticos, intelectuales y editorialistas intentaron establecer comparaciones con el proceso sudafricano, sin tener en cuenta aspectos clave como la perspectiva histórica ni los magros resultados en términos de verdad y arrepentimiento por parte de los perpetradores.