Paisajes Productivos Protegidos: una herramienta para “bajar a tierra” los compromisos ambientales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Paisajes Productivos Protegidos: una herramienta para “bajar a tierra” los compromisos ambientales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Lxs autores se plantean acerca del desafío de la sociedad actual de mejorar, innovar e incrementar distintas actividades productivas sin dejar de proteger los sistemas naturales. Al mismo tiempo que proponen distintas líneas de acción para que las empresas puedan gestionar eficazmente los conflictos socio-ambientales, en el marco del cumplimiento de distintos ODS.

| Por Alejandro Diego Brown, Yaiza Reid Rata y Lucio R. Malizia |

Muchas veces la producción agrícola, ganadera y forestal es vista como la contracara de la conservación de la naturaleza, más allá de la intensidad y extensión de estas actividades. Recientemente, con el incremento de las actividades productivas intensivas y el avance de la frontera agropecuaria sobre espacios silvestres, esta dicotomía se ha acrecentado. Como consecuencia, se plantea de manera creciente, principalmente en los países en desarrollo, la necesidad de “ponerle freno” a dicha expansión a gran escala. Esto crea una paradoja, dado que dichos países muchas veces requieren del incremento de las actividades productivas y de las divisas asociadas para promover su economía nacional.

La pobreza, el cambio climático, la crisis de biodiversidad, la desertificación, las enfermedades emergentes vinculadas con emergencias sanitarias y la seguridad y soberanía alimentarias, entre otras, vienen a incrementar esta disyuntiva, enfrentando aún más las actividades productivas con la conservación de la naturaleza. A esto se suman algunas voces mediáticas que simplifican y difunden posiciones parciales sobre el vínculo entre naturaleza y producción, lo que profundiza el desconcierto y el pesimismo social. Esto plantea la necesidad en nuestras sociedades de un vínculo diferente, más proactivo y más saludable o sustentable entre ambos objetivos. Cómo mejorar, innovar e incrementar las actividades productivas, motor económico de nuestros países, y a su vez incrementar los compromisos de protección de los bienes y servicios de los sistemas naturales requeridos por nuestras sociedades, es el gran desafío de la actualidad potenciado sin duda por la pandemia de coronavirus.

Como respuesta a este dilema, desde ProYungas hemos impulsado desde hace diez años el concepto de Paisaje Productivo Protegido (PPP). El mismo está destinado a empresas, cooperativas, asociaciones, propietarios privados u otras formas de administración comprometidas, o que quieran comprometerse con la sostenibilidad y que realizan sus actividades productivas (agrícolas, ganaderas, forestales, energéticas, inmobiliarias, entre otras) en territorios que incluyen, además de dichas actividades, ambientes silvestres de distinto tipo y con diferentes niveles de conservación.

En ese sentido, un PPP es un espacio de territorio definido que incluye tanto áreas bajo producción como silvestres, e implica un modelo de gestión que contribuye a la integración coherente de ambas.

Los PPP y los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) y las acciones del programa PPP van en la misma dirección y se potencian mutuamente, el primero generando líneas prioritarias globales (ODS) y el segundo (PPP) desarrollando la forma de “bajar a tierra” estos objetivos, de tal manera que se transformen en acciones concretas y mensurables. Esto implica un involucramiento profundo y de largo plazo de la sociedad en su conjunto y particularmente de las empresas “territoriales”, es decir aquellas que están afianzadas en un territorio, donde la suerte de ambas, empresas y entorno, está indisolublemente unida.

El programa PPP considera cinco ODS como de carácter prioritario a los fines de establecer los compromisos ambientales y sociales de cada PPP, aunque los restantes ODS también son de interés del programa:
● ODS 6: Agua limpia y saneamiento.
● ODS 12: Producción y consumo responsables.
● ODS 13: Acción por el clima.
● ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres.
● ODS 17: Alianzas para lograr los objetivos.

Los PPP y la protección de los ecosistemas (ODS 15)

Sin duda todos los ODS se vinculan en distinto grado con los PPP, particularmente los que hemos señalado como prioritarios, pero sin duda el ODS 15 está en el centro de este concepto y por eso lo hemos desarrollado en mayor detalle. El ODS 15 dice que se debe “promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica”. Entendiendo que alcanzar estas metas es un objetivo central de los PPP, consideramos las siguientes acciones vinculantes como prioritarias:

● Velar por la conservación y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y de agua dulce, y los servicios que proporcionan, en el ámbito de los PPP, en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas por el país en virtud de acuerdos internacionales.

● Promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques, poner fin a la deforestación y aprovechamiento forestal ilegal, recuperar los bosques degradados e incrementar la forestación y la reforestación en sitios apropiados del PPP y acotar los procesos de deforestación a aquellos incluidos en el marco de los ordenamientos territoriales en marcha.

● Incentivar acciones de compensación de áreas deforestadas con espacios equivalentes de extensión y calidad para su preservación efectiva al largo plazo (deforestación neta = 0).

● Realizar las inversiones necesarias para rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía, la salinización y las inundaciones.

● Implementar sistemas de monitoreo de la biodiversidad y de los servicios ambientales para evaluar la integración coherente de los sistemas productivos con el entorno silvestre.

● Adoptar medidas urgentes y significativas para reducir la degradación de los hábitats naturales, detener la pérdida de la diversidad biológica, proteger las especies amenazadas de los PPP y evitar su extinción.

● Adoptar medidas concretas y urgentes de control efectivo de los territorios incluidos en los PPP, con el objeto de poner fin a la caza furtiva y al tráfico de especies protegidas de flora y fauna.

● Prevenir la introducción de especies exóticas invasoras y reducir de forma significativa sus efectos en los ecosistemas terrestres y acuáticos y colaborar en controlar o erradicar las especies invasoras del interior de los PPP.

● Asegurar la identificación y gestión efectiva de corredores ecológicos que aseguren los flujos y procesos tanto en el interior del PPP como entre el PPP y sus zonas vecinas vinculadas.

● Promover, incentivar y colaborar en el mejor conocimiento de la biodiversidad asociada a los distintos PPP, contribuyendo a su difusión y puesta en valor por parte de la sociedad regional y/o nacional.

Origen, situación actual y metas del programa PPP

Al inicio de la década del 2000, con la irrupción de la soja en la Argentina, la tasa de deforestación pasó de unas decenas de miles de hectáreas al año de nuevas tierras agrícolas, a más de 200.000 ha/año. Esta expansión ocurrió, en un inicio, principalmente sobre tierras que ya eran agrícolas, desplazando otros cultivos o actividades ganaderas, pero posteriormente avanzó sobre ecosistemas silvestres subtropicales de alta valoración ambiental del norte argentino.

En ese contexto, surgió un conflicto con una empresa emblemática de la Argentina, que propuso el desmonte y la ampliación de mil hectáreas de superficie para plantar caña de azúcar. Si bien el cultivo de caña ocupa una superficie relativamente menor con respecto a la superficie agrícola total del país (500.000 ha de caña de azúcar en 37,5 millones de ha agrícolas), este desmonte suponía la transformación de un área de bosque de alta valoración ambiental (Selva Pedemontana de Yungas), afectado previamente en forma masiva en todo el noroeste argentino por este cultivo. Como una forma de destrabar este conflicto surgió desde ProYungas la propuesta de hacer un plan de ordenamiento territorial sobre las 150.000 ha (50.000 ha en producción más 100.000 ha silvestres) de este complejo azucarero para buscar una solución aceptable para las partes intervinientes en el conflicto. En el marco de este plan, la empresa pudo avanzar con su proyecto de ampliación, con el compromiso formal de proteger en forma privada las 100.000 ha silvestres de su propiedad. A esta primera experiencia en la Argentina de planificación territorial a escala predial se la denominó “Paisaje Productivo Protegido”.

Esta experiencia fue vista por las organizaciones ambientales como una respuesta adecuada al problema de la expansión de la frontera agropecuaria, y fue propuesta como modelo para ser aplicado a escala provincial. Así, la provincia de Jujuy, con aproximadamente 1,2 millón de hectáreas de bosques nativos, fue la primera en realizar el ordenamiento de sus bosques en el año 2007. En paralelo, esta experiencia sirvió de base y fue replicada a escala nacional a través de la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (ley 26.331/2007), alcanzando a la totalidad de los bosques nativos de la Argentina, con una superficie de 30 millones de hectáreas. Este ordenamiento territorial, de cumplimiento obligatorio para las provincias, implicó zonificar los bosques en tres categorías: (I) de protección, (II) de manejo y (III) de potencial cambio de uso del suelo. De esta manera, casi el 75% de los bosques nativos de la Argentina quedaron incluidos en las categorías I y II, una contribución no menor del país a la conservación de sus áreas boscosas nativas.

En la actualidad, el programa PPP está presente en Argentina y Paraguay. En la Argentina, el programa cuenta con 5 PPP (empresas Ledesma, San Miguel, Citrusvil, Arauco y Asociación de Pequeños Productores A.Q.PE.PRO.A.) de los sectores cañero, citrícola, forestal y ganadero, sumando unas 350.000 ha en Jujuy, Tucumán, Formosa y Misiones. Estos PPP han sido implementados por la Fundación ProYungas. En Paraguay, el programa cuenta con 5 PPP ganaderos (Agropil – Cooperativa Neuland, Estancia Santa Herminia, Estancia Doña Nidia, Estancia Tres Marías y Estancia 26), sumando en esta primera etapa un total de 59.000 ha. Los PPP de Paraguay han sido implementados por las instituciones socias Fundación Moisés Bertoni y Wildlife Conservation Society. El programa cuenta adicionalmente con una institución socia en Bolivia, la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano, donde no hay aún ningún PPP formalizado. Entre las acciones potenciales en marcha se plantea expandir con apoyo de la Unión Europea (UE) el concepto de PPP en el Norte Grande de Argentina y ampliarlo a propiedades de la empresa San Miguel radicadas en Perú, Uruguay y Sudáfrica e incorporar 5 PPP en Chile en relación a la empresa forestal Arauco.

De acuerdo a estos avances, se planea que en una primera instancia (2021-2025) el programa PPP alcance un millón de hectáreas, distribuidas en el Norte Grande de Argentina, y sumar PPP en al menos otros tres países. Para el año 2025, los PPP deberían haber abarcado distintas actividades productivas del Norte Grande, considerando algunas de las principales producciones de esta región, incluyendo forestales, yerba mate, té, arroz, caña de azúcar, oleaginosas, cítricos, otros frutales, ganadería y minería. Las ecorregiones de interés del programa en el Norte Grande son Selva Misionera, Matorrales y Pastizales, Esteros del Iberá, Chaco Húmedo, Chaco Seco, Yungas, Monte de Sierras y Bolsones, y Altoandina. Luego, para el año 2030, el programa deberá haber duplicado la superficie bajo la figura de PPP, para alcanzar dos millones de hectáreas, y haber consolidado la estructura institucional del programa en tres países, incluyendo la Argentina.

Líneas de acción del programa PPP

El programa está conformado por cinco líneas de acción, descritas a continuación.

Línea 1: Planificación territorial (requisito de base)

Esta línea, la primera a desarrollarse, aborda la planificación territorial de toda la superficie del PPP, contemplando las actividades de producción (actual y futura) y el contexto ambiental y social en el que se realizan. Incluye además de las áreas productivas las unidades ambientales, cuencas hídricas, sectores bajo producción, infraestructura presente o proyectada, hábitats críticos o de interés para la conservación, topografía, entorno social, presiones demográficas locales y vínculo con las categorías de ordenamiento territorial, entre otras.

Línea 2: Mejora continua del desempeño socio-ambiental

Esta línea propone orientar la mirada en los procesos internos de producción y operación, a fin de identificar fases o etapas críticas desde lo ambiental y así poder incorporar mejoras en el desempeño socio-ambiental de la empresa, cooperativa, asociación o propiedad privada, en un marco de mejora continua.

Línea 3: Seguimiento y evaluación ambiental y social

El seguimiento consiste en el análisis y recopilación sistemáticos de información a medida que avanza un proyecto o actividad, para mejorar su implementación o desarrollo. Se basa en metas establecidas y actividades planificadas durante las distintas fases del trabajo de planificación. Este seguimiento se realiza sobre determinados indicadores socio-ambientales específicos para cada PPP (cobertura de ecosistemas, flora, fauna, recursos hídricos, cultivos, población, empleo, etc.), a los fines de establecer una línea de base que permita seguir en el tiempo el estado y desarrollo del ambiente y del entorno social en relación a los sistemas productivos.

Línea 4: Comunicación interna y externa

La comunicación permite visualizar los objetivos y las acciones desarrolladas. Esto promueve la apropiación, por parte de todos los miembros de la organización y de la comunidad, de los principios que sustentan el programa. Es una forma de poner en valor el esfuerzo realizado y las políticas implementadas en aras de la sustentabilidad de los procesos productivos.

Línea 5: Alianzas estratégicas con actores territoriales

La creación de espacios de trabajo que involucren a todos los sectores de la sociedad (gobiernos, autoridades de aplicación, privados, comunidades y organizaciones de la sociedad civil) contribuye a fortalecer y legitimar los esfuerzos realizados en el marco del programa. Además, esto facilita la generación de espacios de diálogo que permitan conducir o resolver conflictos derivados de la actividad productiva en un marco de respeto y tolerancia, reconociendo que en un territorio existen diferentes visiones e intereses y que todos deben ser justamente considerados. Las alianzas promueven sinergias que potencian los esfuerzos individuales y facilitan una participación activa de todos los sectores de la sociedad.

Beneficios de la adhesión al programa PPP

La adhesión al programa se sustenta tanto en compartir la visión general del mismo como en diferentes motivaciones específicas, mencionadas a continuación:
● Mejora de la gestión ambiental y social del territorio.
● Superación de conflictos socio-ambientales.
● Mejora de la imagen de la empresa/asociación/cooperativa/propiedad privada frente a la sociedad.
● Generación de valor agregado a la producción.
● Mejora del acceso al financiamiento.

En definitiva, el programa PPP está destinado a encontrar formas superadoras de gestión de los conflictos socio-ambientales y es una herramienta adecuada para llevar al terreno acciones concretas para el cumplimiento de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por las Naciones Unidas, además de posicionar al sector productivo como parte de la solución, siendo un actor clave en la gestión de los territorios, particularmente aquellos de alta valoración tanto ambiental como productiva.

Autorxs


Alejandro Diego Brown:

Ecólogo, Doctor en Ciencias Naturales (UNLP). Fue Investigador CONICET y docente universitario. Fundó la Fundación ProYungas, que preside actualmente.

Yaiza Reid Rata:
Licenciada en Ciencias Ambientales, Máster en Espacios Naturales Protegidos y Máster en Planificación y Desarrollo Territorial Sostenible. Coordinadora de proyectos en Fundación ProYungas.

Lucio R. Malizia:
Profesor de Ecología de Comunidades, Fac. Cs. Agrarias, Universidad Nacional de Jujuy. Doctor en Ecología Forestal, formado en la UN Tucumán y University of Missouri-St. Louis.