“Lo único que logró la idea de desintegrarnos fue que nos uniéramos entre las instituciones y al interior de las instituciones”
A lo largo de 2018, la comunidad educativa fue conmovida por el polémico proyecto oficial de creación de la UNICABA, que movilizó a los profesorados, a sus estudiantes y sus autoridades. Tres de las protagonistas analizan lo ocurrido y se plantean nuevos pasos a futuro.
En memoria de nuestra querida Débora Kozak.
El sistema educativo porteño, desde fines de 2017, se vio afectado por un cambio rotundo en la direccionalidad de la formación docente. El Poder Ejecutivo envió a la Legislatura de la Ciudad un proyecto de ley que promovía la creación de una universidad (UNICABA) que se haría cargo de la formación de maestros y profesores. Una propuesta que reeditó, entre otras cuestiones, una vieja discusión entre los formatos institucionales y la calidad educativa. Esta noticia sacudió a la comunidad educativa, que rápidamente reforzó y profundizó sus herramientas colectivas en pos de la defensa de sus instituciones formadoras.
Al respecto, la coordinadora del presente número mantuvo una entrevista con la conducción del Consejo de Educación Superior de Gestión Estatal. El CESGE está conformado por los rectores de los 21 profesorados y encabezó diversas acciones que discutían la legitimidad de dicha propuesta. Pero sobre todo puso en la escena pública el debate acerca de cómo se toman las decisiones en materia de política pública: con quiénes se discute, qué se discute y, lo principal, si es necesario generar consensos mínimos para llevar a cabo las políticas en el sector educativo. En esta entrevista, recogemos la palabra de la presidenta del CESGE, la profesora Estela Fernández (EF); su vicepresidenta, la profesora María Gabriela Ortega (GO), y su secretaria, la profesora Cecilia Buratti (CB).
RP: –¿Cómo nace el CESGE? ¿Surge a partir de la noticia del 2017 con la propuesta de la creación de la UNICABA?
EF: –El CESGE comienza a estar en funciones en octubre de 2008. Si bien se dice que hay antecedentes de agrupamientos de rectores, el CESGE como tal empieza a funcionar en ese momento, cuando cambian los planes de estudio de la formación docente, de los profesorados, de tres años a cuatro años. En la capital, este cambio se dio, no en el 2008 como debería haber sido por ley nacional, sino en el 2009. Entonces, a partir de allí comienzan a reunirse los 21 rectores de formación docente. No las ocho escuelas artísticas, porque las escuelas artísticas tenían otra estructura distinta. Nos reunimos regularmente para tratar cuestiones comunes y problemáticas que a veces eran institucionales, pero siempre trabajando como colectivo para un fortalecimiento de la formación docente.
GO: –Al comienzo había una problemática puntual, que era el tema de las horas institucionales (las horas cátedra que pertenecen a la institución formadora para llevar a cabo distintos proyectos específicos) y su distribución, que no era equitativa. Más bien se habían distribuido de una manera bastante azarosa o con algún criterio que desconocemos. En principio, el criterio era por matrícula, pero hay instituciones chicas con muchas horas institucionales e instituciones grandes con muy poquititas y eso no se modificó nunca. A raíz de esta problemática, algunos rectores comenzaron a nuclearse. Por ejemplo, Elvira Pastorino, o Víctor Bloise. También por otros problemas, que eran acuciantes y que tenían que ver con las necesidades de cada una de las instituciones. En realidad pensaron, como lo hacemos hoy, que tenía más sentido pelear colectivamente por cuestiones que tenían que ver con todas las instituciones.
EF: –Y el 22 de noviembre de 2017, cuando amanecemos con la noticia del proyecto de ley de creación de la UNICABA, que implicaba la desintegración, dicho con estas palabras, de los institutos de formación docente (algo así como ser subsumidos por esta única universidad), nos reunimos inmediatamente al día siguiente. Antes de esa fecha, habíamos ido a las reuniones que hicieron por grupitos desde el ministerio. A partir de la lectura de la noticia en los diarios, nos reunimos y lanzamos la primera declaración de defensa de nuestras instituciones y la primera acción pública fue una conferencia de prensa, que se hizo en el Joaquín V. González, con la presencia de todos los rectores. Ese fue el puntapié inicial. Mostramos a las comunidades que los rectores estábamos todos unidos y que íbamos a tener una presencia activa en el conflicto, es decir, que íbamos a pensar acciones que fueran de defensa de las instituciones. Lo que ocurrió en el grupo de rectores comenzó a pasar en otros estamentos: los docentes, los estudiantes, reunidos en la Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET).
GO: –Siempre decimos que esto tuvo muchísimo de negativo, y lo sigue teniendo, pero también tuvo algo de positivo: nos unió como colectivo de instituciones, de una manera que no se venía dando hasta el momento. Y lo mismo, como dice Estela, pasó con los estudiantes, que se reunían, por ahí de algunas instituciones, pero eso tampoco tenía el cuerpo que tiene ahora.
EF: –El Ministerio tenía la fantasía de que nos íbamos a empezar a pelear entre nosotros, con la idea de “a ver quién se salva”. Y bueno, independientemente de las características particulares de cada institución, seguimos siendo 21 instituciones juntas que peleamos por los 29 institutos. Más allá de que los ocho de artística no pertenezcan al CESGE, para nosotros siguen siendo 29 profesorados los que tienen que continuar y en ese punto no hemos cedido.
RP: –No sé si lo pensaron tan estratégicamente porque a lo mejor sería como darles demasiado crédito, pero algunas instituciones en la historia reciente de la ciudad también aspiraban a convertirse en universidades.
GO: –Sí. Y ahí me parece que también, más allá de las intenciones que podían tener instituciones en particular, las comunidades educativas salieron a defender a todas las instituciones. Antes de que surgiera todo esto había instituciones que querían constituirse en universidad. Lo que se planteó fue que no en estas condiciones. No desvalorizando la formación docente, no crearse universidades a costa del cierre de otras instituciones y la pérdida de la trayectoria que cada institución tiene.
RP: –Ustedes, como rectoras, como conducción, se enteraron el 22 pero antes habían tenido alguna instancia de trabajo, diálogo, con la gente del gobierno…
GO: –Nosotros veníamos trabajando con el ministerio, con la Dirección de Formación Docente específicamente, en reuniones regulares para distintas cuestiones y eso se venía haciendo desde siempre.
CB: –En un clima de trabajo cordial, no es que íbamos a las reuniones a enfrentarnos. Era un trabajo, lo que debería ser. Te convocan tus autoridades, vas a trabajar sobre la institución o las cuestiones propias de la formación. El 9 de noviembre nos citan en la jefatura de gobierno a todos los rectores y regentes de los profesorados. El 10 de noviembre a profesores y el lunes siguiente a representantes de alumnos. Era para hablar de la evaluación de los planes de estudio que se iba a llevar a cabo en el 2019. Lo llamativo es que había mucha gente del ministerio y abogados que armaban las actas, porque estábamos divididos en mesas de trabajo. En todas las mesas había un abogado haciendo acta de lo que decíamos.
EF: –Había gente que nunca había aparecido, como el subsecretario de Planeamiento e Innovación Educativa, Diego Meiriño.
CB: –Y abogados que no conocían nada del sector educativo. Recuerdo que había un muchacho en mi grupo que era mexicano. Él tomaba nota y yo en un momento le pregunto: “¿Y cómo son los profesorados en México?”. Él me contesta: “Ni idea”.
GO: –Había como mucho interés en esas actas, y en lo que se ponía, y lo que se dejaba de poner. De hecho, hacia el final de la reunión una funcionaria sacó el tema de la universidad y ahí se armó una discusión en la que claramente se planteó desde los profesorados que no era un debate para el momento. Bueno, el 22 de noviembre nos dimos cuenta por qué lo habían sacado.
RP: –A partir del 22 ustedes entran a funcionar como colectivo que trata de interpelar la política pública. Digo “trata” porque la ley finalmente salió, pero salió una ley distinta de la original. De ese proceso de lucha, de resistencia, ¿qué aprendizajes se llevan, aparte de la consolidación de los distintos sectores, de estudiantes y de rectores?
GO: –Hablo desde lo personal y creo que a las compañeras les pasó lo mismo porque además se generó una red de mucho afecto entre nosotras, inclusive han nacido amistades. Creo que hemos aprendido a tener una lectura política que no teníamos, una capacidad para diagnosticar acciones que no teníamos, una capacidad para pensar acciones que trataran de aunar a toda la comunidad, aun las disidencias partidarias. Esta cosa de “pensemos con qué palabras salimos a defender las instituciones”; “no digamos tanto ‘no’, sino digamos ‘en defensa de’”. Fue un posicionamiento político activo fuera de las aulas y fuera de la escuela. Se sabía teóricamente esto, pero de pronto nos encontramos como actores políticos muy importantes, porque además, para las comunidades, que los rectorados de las instituciones, las cabezas de las instituciones, sean las que están justamente en la defensa, simbólicamente es muy fuerte. El CESGE se convirtió en un lugar necesario para todos los estamentos, era (y es) un colectivo sobre el que se apoyaron, sobre el que se sigue reclamando. Sobre todo después del año pasado, con todas las cosas que sucedieron, nos reclamaban: “Sigan estando”, “¿Van a seguir peleando?”, “¿Va a seguir igual?”. Porque el CESGE tuvo un lugar protagonista por el simple hecho de ser rectorados. Algo inédito, creo, que todas las autoridades de las instituciones, en forma conjunta, se unieran de esta manera. Así que fue un aprendizaje impresionante.
CB: –El aprendizaje fue que descubrimos la potencia que teníamos y que adquirimos cuando luchábamos todos juntos. Si bien nosotros como CESGE, como rectores, llevamos la lucha adelante, me parece que también tuvo que ver con representar a las comunidades y no éramos personas aisladas, sino que éramos un colectivo y representantes de las instituciones. No lo éramos solamente para gestionar hacia el interior de las instituciones sino también hacia el exterior y para pelear por lo que creíamos justo y eran nuestros ideales.
RP: –Al interior de las comunidades, este aprendizaje político, ¿cómo se tradujo? Porque ustedes son conducción. Ustedes dicen: “Aprendimos un modo de lectura de la realidad y de intervención sobre la realidad distinto”. Nuevo, articulando con otros. Ustedes como conducción, al interior de las instituciones…
GO: –A través de los consejos directivos, nosotros somos representantes de nuestras instituciones. Entonces, las decisiones que se toman están avaladas por los consejos directivos. No somos los rectores en forma aislada, somos representantes de una institución que avala cada cuestión que planteábamos hacia el afuera de la institución, ya sea el ministerio o la Legislatura, que se transformó en un ámbito cotidiano para nosotros. Y cuando era necesario, además se hacían reuniones con todo el personal docente o con los alumnos. Se generó un mecanismo de comunicación permanente hacia el interior de una institución.
EF: –Se tejieron lazos distintos también en este sentido. Fue como que esta organización, que se hacía afuera, se hizo adentro. De pronto, se hacía una asamblea y allí estaban presentes estudiantes, docentes, y éramos todos por igual y nos escuchábamos y pensábamos acciones… Es decir, esto que pasaba afuera pasó adentro y se tejieron lazos muy valiosos, que al día de hoy están y existen. Siento que esta idea de desintegración lo único que hizo fue unirnos entre las instituciones y al interior de las instituciones.
RP: –Al interior de las instituciones también se generó una dinámica no esperada ni buscada pero que también sumó…
CB: –Totalmente. Y un gran apoyo y una gran confianza por parte de las comunidades hacia sus conducciones. El día que se votó la ley fue un día que no nos vamos a olvidar en nuestras vidas porque realmente fue de una tristeza infinita estar en el recinto, escuchar todo lo que escuchamos, ver que ganaba una ley con los votos del oficialismo, sin importar nada de lo que planteaban los otros bloques. Hubo bloques que dieron realmente una cátedra de pedagogía ese día. De hecho, habría sido interesante que tomaran apuntes los diputados del oficialismo porque de pedagogía entienden bastante poco. Nosotros estábamos adentro, éramos los únicos que pudimos entrar, con todo ese vallado, con toda esa violencia de tratarnos como si fuéramos delincuentes, como si nuestras comunidades fueran unos salvajes. Y estábamos permanentemente con los celulares comunicados con el afuera. Mensajes de los centros de estudiantes a cada uno de sus rectores, de los docentes: “¿Cómo vas?”, “¿Quién está hablando?”, “¿Se está votando?”. Era una confianza en que nosotros estábamos adentro defendiendo los 29 profesorados y eso se sostuvo todo el año.
GO: –Una confianza y un cuidado te diría, porque también desde las comunidades lo que se escuchó todo el tiempo era una cuestión de cuidado, de respeto, de protección, “cuídense”. Esta cosa de mucho acompañamiento, como decía Ceci, de mucha confianza, de reconocimiento, y me parece que esto enriqueció los lazos de cada uno de nosotros con sus comunidades.
RP: –La ley se votó, con mayoría propia, porque no consiguieron el voto de ningún otro que no fuera del Pro. ¿Qué queda de acá en más?
CB: –Lo que queda es la certeza de que tenemos que seguir luchando juntos, que este es el camino, que más allá de que se haya votado la ley, lo que pasó no es tiempo perdido sino que aprendimos mucho, y que lo que se logró fue justamente por eso. La meta es seguir defendiendo lo que nosotros pensamos que es justo.
EF: –Nos quedó la idea de sentirnos partícipes activos de la mejora de la formación docente, pensar cómo podemos hacer para trabajar. Era algo que veníamos haciendo, pero ahora somos muy conscientes políticamente de lo que significa el desarrollo y el enriquecimiento de la formación docente y el trabajo sobre ciertas debilidades y la necesidad de incrementar las fortalezas. Hoy nos encontramos frente a un decreto, el decreto 92, que aparentemente, por el decir de Mariano Palamidessi (titular de la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente) y Gabriela Bruzzo (subsecretaria de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa), obedece a razones puramente administrativas: la división de las instituciones, que pasan a depender de entidades distintas. Una es la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente y la otra es la Dirección de Escuelas Normales y Artísticas. Nosotros nos preguntamos –con esta lectura que hemos aprendido, que no la teníamos antes y ahora sí– qué es lo que hay detrás de la omisión de la palabra “superior”, de la desintegración de la Dirección de Educación Superior. ¿Por qué dividir las instituciones de esta manera? Por un lado, las que forman para el nivel medio y superior, y por el otro, las que forman para el nivel inicial y primario. Seguramente hay que revisar el sistema, no es que funcionaba todo maravillosamente bien. Pero esto es un decreto que nace nuevamente a espaldas, aparece de golpe, de la misma manera. No nos siguen integrando, porque siguen teniendo este tipo de acciones de las que nos quedamos afuera y de las que desconfiamos. Lo que pasó generó una enorme desconfianza.
RP: –¿No se habían comprometido en hacer alguna modificación?
CB: –Se comprometieron a hacer una modificación en esto que decía Estela: desaparece la palabra “superior” y se anulan una serie de cuestiones que realmente nos ponen en un plano muy complejo y bastante deteriorado frente a lo que es la formación docente.
EF: –La unidad académica no menciona el nivel terciario, por ejemplo. Hablan de unidad académica inicial, primaria y media. Cuando lo planteamos nos dicen que fue una omisión, un error.
CB: –Hoy por hoy, no podemos creer en errores y omisiones ingenuas.
EF: –Menos que menos en cosas de esa magnitud, porque estamos hablando del futuro y de la incumbencia de nuestras instituciones. En las instituciones, tanto en los normales como en los institutos, el eje vertebrador es el terciario y, justamente, es el que no se nombra en el decreto. Es bastante sugestivo. Así que estamos en eso también, en cómo se sigue con esta cuestión.
RP: –El CESGE como actor político, ¿qué vínculo tuvo o tiene con las organizaciones gremiales?
EF: –Hemos tenido reuniones con los distintos gremios en una oportunidad a principios del año pasado. Me parece que estaban los 15.
CB: –O con la mayoría por lo menos.
EF: –Con la enorme mayoría. Hoy por hoy, tenemos vínculos con UTE y con ADEMYS, fundamentalmente; ADEF también participa. Nos han acompañado mucho en la Legislatura, en las distintas marchas.
CB: –Nos han acompañado también en los eventos cuando, de alguna manera, desde los gremios se declara el cese de actividades para que los docentes puedan ir a las marchas y a las diferentes cuestiones.
EF: –Nos han ayudado con la logística para los actos que organizamos, porque no tenemos esa estructura. Pero siempre tratamos de mantenernos muy cuidadosos de ser un organismo independiente, que no esté ligado a ningún gremio ni a ningún partido político, porque cada uno tiene su agremiación o ideología política independiente. El CESGE es un organismo pensado como 21 instituciones que trabajan independientemente de las simpatías personales del rector o la rectora que estén en ese momento.
RP: –Con todo este movimiento del año pasado, propaganda y contrapropaganda, ¿cómo fue la inscripción en las instituciones este año?
GO: –Muy buena. Se mantuvieron las matrículas que venían o incluso aumentaron en muchos casos. La realidad es que no descendieron. Por supuesto, sí hubo muchas consultas el año pasado de los ingresantes o de los postulantes para saber qué pasaba, si las instituciones iban a seguir abiertas, si se les iba a respetar su cursada; pero la realidad es que, por suerte, no mermaron.
EF: –En algunas instituciones aumentó notoriamente.
CB: –Yo tengo un 20 por ciento más que el año pasado y en muchas pasó lo mismo.
GO: –La mayoría de los ingresantes también conoce la realidad y acompañan las luchas que llevamos adelante. La verdad es que la inscripción fue muy buena.
EF: –En un instituto les preguntaron a los ingresantes por qué se anotaban, si sabían sobre la situación de UNICABA. Respondieron que, justamente, eso fue algo que los movilizó para entrar. Esta unión de docentes y estudiantes les generó un conocimiento de las instituciones que antes no tenían.
RP: –Es un efecto no buscado por el ministerio.
EF: –Exacto. Generalmente, lo que se ve es que los ingresantes son de los que más participan en las acciones que se hacen. En las asambleas y en las marchas se ven muchos estudiantes.
CB: –Otro efecto que seguramente el ministerio no buscaba es que apareció una necesidad, por parte del alumnado, de recibirse en su institución. Tuvimos muchos más residentes en todos los profesorados y lo que te venían a decir era: “Yo me quiero recibir acá, no quiero ir a la UNICABA”. Al revés de lo que opina la ministra, que el título universitario da tanto prestigio y seduce tanto, nuestros alumnos nos dicen: “Yo quiero salir con un título de acá”. Eso se vio en todos los profesorados.
GO: –Me parece que también algo que el ministerio no esperaba era que las comunidades mostraran cuán orgullosas están y cuánto amor tienen a su propia institución, más allá de la defensa de los 29.
RP: –Una cuestión de pertenencia institucional.
GO: –Una cuestión de pertenencia, de identidad, de amor y de reconocimiento a la institución, que no esperaban. Por eso, cuando a principio de este año tuvimos una reunión y una de las autoridades dijo: “Bueno, este año vamos a dejar de lado lo que pasó el año pasado y vamos a empezar a trabajar en serio”, nosotras salimos ahí muy fuertemente (no hizo falta ni que nos miráramos), todas sentimos lo mismo. Salimos a decir: “No, momento, el año pasado lo que pasó es que duplicamos los frentes; en ningún momento se dejó el trabajo vinculado a la formación docente y a la profundización de lo que veníamos haciendo. Sino que, además, se nos sumó el trabajo de defensa de las instituciones, que nunca pensamos que tuviéramos que llevar adelante. De ninguna manera dejamos nunca de trabajar por la formación docente y por la profundización de este trabajo”.
EF: –Y no se tomaron las instituciones.
CB: –Que no fue menor y que ahí tuvimos mucho que ver también el equipo de conducción en el trabajo cotidiano con los alumnos. Ellos entendieron perfectamente que la defensa de las instituciones se hace dando clase, trabajando y mostrando todo lo bueno que hacemos y también reflexionando acerca de todas las cosas que tenemos que mejorar. Exceptuando las 24 o 48 horas que tuvo la toma del Joaquín, no hubo instituciones tomadas. Esto tampoco se lo esperaba el ministerio. Creo que le resultamos una caja de sorpresas poco grata. Bueno, ellos nos sorprendieron también de una manera muy poco grata un año antes, así que estamos de sorpresa en sorpresa; pero la nuestra fue de mucho crecimiento y de mucho fortalecimiento.
RP: –¿Tuvieron diálogo con instituciones de otras provincias?
EF: –Sí, estuvimos con la querida y recordada Débora Kozak, rectora del Normal 1; ganamos una beca Fullbright en Los Ángeles, en la UCLA. Éramos 75 rectores de todo el país. Allí usamos el espacio también para analizar qué se trae en manos el gobierno nacional con respecto a la formación docente y qué ideas tiene, conocernos entre nosotros y generar redes y vínculos. Porque hay algo que los rectores del resto del país tienen en claro (y esto lo decían todos): “Si lo logran en Ciudad, lo van a lograr en todo el país”, con respecto a esta idea del desmantelamiento de los institutos.
RP: –¿Piensan que Ciudad es un lugar de experimentación?
GO: –Sí, absolutamente. Además, esto no se intentó hacer solo en Ciudad, esto también se intentó y se está haciendo en otros lugares, donde pudieron arrasar por ser comunidades más pequeñas, por tener menos profesorados, por tener menos posibilidades y visibilidad. Pero Ciudad es claramente una caja de resonancia y, por lo tanto, era muy claro que si se lograba acá lo demás era mucho más fácil.
RP: –Pensando a futuro, se supone que en un año electoral como este el gobierno va a tratar de reducir los niveles de conflictividad. De todas maneras, hay algo que este gobierno tiene, en lo educativo: más que a la comunidad escolar, les habla a los vecinos, al sentido común, etcétera. Claramente, ahí hace una opción. Entonces es más difícil saber con qué van a salir porque sus principales interlocutores no son los rectores y las comunidades educativas, como sí lo fueron, bien o mal, en casi todas las gestiones dentro de la historia de la Ciudad. ¿Qué creen que va a pasar este año?
EF: –¡Qué pregunta!
CB: –Acá lo contesto desde lo personal, pero creo que algunas de estas cuestiones también las hemos planteado desde el CESGE. Creo que sí, que este año van a bajar la conflictividad y nosotros estamos más que atentos al 2020. Elecciones mediante, sí tenemos claro que, pasado el año electoral, si la gestión sigue siendo la misma y con mayoría en la Legislatura como pasa ahora, nosotros vamos a tener un 2020 en el que tendremos que estar más que atentos. Eso hace que el 2019 nos mantenga en el mismo estado de alerta porque no somos ingenuos.
GO: –No podemos confiar plenamente en el discurso oficial que nos dice “quédense tranquilos, no cambia nada, todo va a seguir funcionando, nada se va a cerrar”. Resulta muy extraño que un ministerio que, hasta hace poco, nos quiso cerrar explícitamente, hoy nos diga “confíen en nosotros”.
CB: –Hay un decreto que no nos deja tranquilos; hay un antecedente con la UNICABA, que, en definitiva, se votó y es ley (cómo la van a implementar y qué van a hacer tampoco lo sabemos). Por supuesto que desde el proyecto original del 2017 hubo un gran cambio, porque según ese primer proyecto, en el 2019 ya estaba abierta la UNICABA y nosotros cerrados; eso hasta hoy no sucedió. Pero no quiere decir que no nos puede suceder, con lo cual el trabajo tiene que seguir siendo cuidadoso y de análisis político, como decía Estela, e ir viendo el día a día. Lamentablemente, en educación se deberían poder armar proyectos a mediano y largo plazo porque es lo que corresponde. Con este tipo de gestión, independientemente de nuestro trabajo a mediano y largo plazo en las instituciones, tenemos que estar atentos a que las cosas te pueden cambiar de un día para otro y tenés que salir a reacomodarte en una situación por ahí impensada.
RP: –Por otro lado, en relación con la UNICABA, se supone que el ministerio debería ir armando las cuestiones legales y normativas pertinentes, y además pensar, por ejemplo, un Plan de Estudio. ¿Ustedes no han sido convocadas para pensar, aportar?
EF: –No, para nada…
GO: –Nosotros tenemos experiencia: algo hecho con tiempo y con el consenso de las comunidades, como es el Plan de Estudios actual, en el que durante mucho tiempo trabajamos en reuniones con toda la comunidad, con el ministerio. Este Plan de Estudios es producto de un trabajo colectivo. Yo quería agregar algo a lo que vos habías preguntado antes, un poco en relación con, bueno, ¿y ahora qué? en referencia a este gobierno que apunta por ahí a la mirada general y no tanto a la comunidad educativa. Me parece también que lo difícil de esto es que los resultados de los cambios en educación nunca son inmediatos y se ven después de 15, 20 años, y este es un gobierno que siempre apunta a la “gente común”, con frases armadas, marketineras. En el caso de la UNICABA, el ejemplo claro fue esta idea de que la universidad representa una mejora de la formación de los docentes. Lamentablemente, siguen por esa línea, con frases fáciles y campañas telefónicas o por internet, en las que apuntan a la respuesta rápida del común de la gente que por ahí no conoce los vericuetos de la educación y compra estos programas que parecen facilistas y modernosos. Donde además nos tachan de antiguos, de ser conservadores, de quedarnos con lo mismo que enseñamos desde hace 20 años. La población realmente desconoce que estamos muy alejadas de esas posiciones, y que, en nuestras instituciones trabajamos desde otro lugar. Por eso me parece complicado, tramposo: la comunidad compra ese discurso del docente vago, que no se quiere perfeccionar, que no quiere la universidad, que solamente hace paros. Realmente hay un discurso que no ayuda a que nosotros podamos confiar.
CB: –Lo único que ellos no tomaron en cuenta, que no tiene directamente que ver con la formación docente y con la UNICABA, pero que sí salió la gente común a rechazar, fue el cierre de las nocturnas. Cuando la ministra sale a querer cerrar las secundarias nocturnas, ahí sí hay una reacción del común de la gente porque es más fácil de entender. Aunque uno no esté en educación, entiende claramente que a las escuelas nocturnas va el que trabaja todo el día y el que no tuvo la posibilidad de hacer el secundario en la adolescencia. Eso le costó políticamente mucho al gobierno, fue más claro. Para la gente es más difícil de entender por qué no queremos ser universitarios, parecemos unos caprichosos, en cambio lo de las escuelas nocturnas es claro para todo el mundo. Por eso nos cuesta muchas veces que la gente que no está en una institución comprenda qué nos pasa, porque además los medios de comunicación no nos han favorecido en absoluto. Hemos estado muy blindados para los medios, aquellos que nos han entrevistado o que han trabajado con nosotros son medios pequeños, los medios grandes responden a esta política educativa o a esta política en general, entonces, ¿cómo se le explica a la gente lo que le pasa a un profesorado?
GO: –A nosotras nos ha pasado de estudiantes que nos digan: “¿Puede venir mi familia a que ustedes les expliquen? Porque ¿cómo le explico? Yo entiendo, pero ¿cómo le explico a mi papá o a mi mamá que eso que escuchan por la televisión está mal?”.
CB: –Nos ha pasado en cierres de actos de escuelas primarias que los papás se quedaran, porque cuando uno les explica que si se cierra el profesorado la escuela normal no existe más, ahí los padres entienden.
RP: –La escuela normal que trabaja con sus hijos, por ejemplo.
CB: –Exactamente, la escuela normal en la que ellos los anotan, muchas veces pensando que hacen la primaria, la media, o desde el jardín.
GO: –Es la escuela que ellos eligieron…
CB: –Es la escuela que ellos eligieron sabiendo que tiene todos los niveles, sabiendo que van a estar dentro de la misma institución y que hacen todo un recorrido escolar por lo menos de 12 años, donde se los conoce, donde muchas veces los chicos de quinto año piden que la maestra de primer grado les entregue el diploma. Eso también se pierde. Cuando uno lo explica así de claro, la gente lo entiende, pero bueno, la realidad es que se lo explicás a los papás de tu escuela, no se lo explicás a toda la ciudad de Buenos Aires.
EF: –Acá se suponía que se reemplaza por algo de mejor nivel, en realidad.
CB: –Esto no tiene que ver con educación, pero es la misma política: la gente no sabe lo del decreto de fusión de los cinco hospitales. Yo muchas veces se lo planteo a gente, amigos, y se me quedan mirando como diciendo: ¿cómo cinco hospitales en el Muñiz? Porque no está planteado en los medios, entonces cuando finalmente llegue a los medios ya tenés el edificio construido y los hospitales cerrados, eso es lo grave en todo esto. Hay un avance con el mismo tipo de política, de recorte, de lo que ya sabemos.
GO: –Y lo que nos pasó a nosotros también y en esto mucho tuvo que ver Débora también, fue la necesidad de reunirnos con otros colectivos, de no trabajar solos. Porque esto remite a una política general, no es una cuestión aislada, los profesorados o las escuelas, o la nocturna, o los hospitales, en realidad remite a una política nacional que va en detrimento de las instituciones y de las necesidades de la gente. Entonces, me parece que una de las cuestiones que fue central para nosotros es también trabajar con otros colectivos y reconocer que en esto estamos todos. Esto nos está pasando a todos, desde distintas perspectivas y desde distintos lugares, pero tiene con ver con una política única.
CB: –Una política que vulnera derechos.
EF: –Claro. En estos momentos estamos trabajando mucho con la Universidad de Buenos Aires, como un nuevo paso, tenemos proyectadas acciones de articulación con ella en particular, y suponemos también que con otras. Concebimos la educación superior como una entidad que puede enriquecerse mutuamente.
GO: –Y en esa línea es fundamental dejar en claro el reconocimiento de otros colectivos acerca de lo que está pasando, el reconocimiento por ejemplo de la Universidad de Buenos Aires y muchísimos actores vinculados a otros ámbitos educativos, que reconocieron nuestra lucha y que nos acompañaron desde el primer día. También tiene que ver con dejar en claro que el proyecto iba en detrimento de la formación académica y de la educación toda. No se trata de la quintita de uno o la quintita del otro, sino del reconocimiento profundo de que el proyecto que el gobierno está presentando va en detrimento de la educación.
Autorxs
Roxana Perazza:
Licenciada en Educación, UBA. Docente Especialista en Políticas Públicas, Flacso. Magister en Educación, Flacso.