Lesbianismo hoy

Lesbianismo hoy

Hoy no podemos hablar de una sexualidad normal sino de sexualidades. En el caso de las mujeres, por lo tanto, es mejor hablar de lesbianismos. Si bien en todas las épocas hubo y hay mujeres lesbianas de diferentes aspectos, grupos étnicos, clases sociales, edades, profesiones, etc., el momento en el que nos toca vivir se caracteriza por las diversidades, migraciones y errancias. Aun así, el pasaje de la tolerancia a la aceptación está en sus comienzos.

| Por Claudia Groisman |

En el siguiente texto se usa la x para evitar el genérico masculino utilizado en la gramática tradicional.

Hasta no hace mucho los conceptos sexológicos eran rotundos en relación a las definiciones. “Orientación sexual”: atracción sexual y/o afectiva hacia personas del mismo sexo (homosexualidad), del otro (heterosexualidad) o de ambos (bisexualidad); se entrecruzaba con “identidad de género sexual”: íntima convicción que tiene un ser humano de autopercibirse mujer o varón. Identidad incluía la noción de lo idéntico e inalterable a través del tiempo. Los géneros sexuales estaban rígidamente definidos. Esto se extendía incluso al concepto de orientación sexual. Una vez que la persona se consideraba homosexual (se “asumía”) lo continuaría siendo siempre; lo mismo si era heterosexual o bisexual.

La rigidez de estos modelos estalló y así como ahora es tan común vivir en cualquier lugar del planeta y mudarse a otro por elección, puede suceder también lo mismo en la esfera sexual. Por eso se habla de sexualidades migrantes que se incorporan así a aquellas otras en las que predomina la permanencia.

Hoy no podemos hablar de una sexualidad normal sino de sexualidades.

Las sexualidades diversas (así como la pertenencia a diferentes etnias, y determinadas religiones), además de progresivas y lentísimas aceptaciones por parte de un sector minoritario de la población, siguen produciendo dolorosos rechazos por parte de la mayoría. El pasaje de la tolerancia a la aceptación está en sus comienzos.

Estamos en el segundo decenio del siglo XXI: época de diversidades, migraciones y errancias. La sexualidad no escapa, por supuesto, a estos movimientos. En el caso de sexo entre mujeres lo correcto es hablar de lesbianismos. Sin embargo, es útil encontrar algunas cuestiones comunes.

La experiencia de pertenecer a un sector de la sociedad que ha sido y todavía es discriminado, genera la insoportable vivencia de persecución. Sentirse perseguida es algo absolutamente desagradable. Sentirse perseguida significa también el establecimiento de estrategias de protección que acompañan casi la totalidad de las acciones de las personas perseguidas. Las mujeres lesbianas que no pertenecen a colectivos militantes (aquellos grupos que apuntan a la visibilidad) tratan de pasar desapercibidas. El sostener un secreto genera altos niveles de estrés y sufrimiento. Es bastante lógico ya que su visibilidad podría ser una cuestión que las exponga a grandes riesgos.

Hay tres ámbitos a resguardar: el familiar, el social y el laboral. El riesgo es la pérdida de enlaces afectivos primarios, la ausencia o la evitación social en reuniones o grupos de pertenencia y las conexiones para conseguir o mantener empleo.

En relación a lo familiar es usual que las grandes ciudades sean receptivas de una migración que busca en la urbe la garantía de anonimato. Ser individualizada como lesbiana en una ciudad pequeña o pueblo puede ser una marca humillante que se evanescería con el tumulto urbano. También la ciudad opera como lugar de protección de expulsadas por sus familias. En lo social, ser visibilizadas por una opción sexual minoritaria pone en riesgo la autoestima, baluarte fundamental de cualquier ser humano. Ser evitadas, ser y/o sentirse rechazadas no alimenta la vida social sino que la empobrece. El ámbito laboral comparte con los otros dos ámbitos la experiencia del rechazo y la evitación y le da un valor agregado: puede poner en riesgo la propia subsistencia.

Durante el siglo XX lograr la aceptación social implicaba la adaptación a la norma heterosexual, llamada también heteronormatividad. Hacerlo evidenciaba salud, éxito, normalidad. Hacerlo implicaba también para las que no eran heterosexuales una doble vida. Pero la imitación de características físicas y/o de costumbres afectaba enormemente la estima de sí.

En la heteronormatividad lo más importante como rasgos exteriores era el estereotipo. Cuando alguien poseía un atributo que el estereotipo no debía tener, ese alguien era estigmatizado. En Occidente, por ejemplo, mujer era aquella que se sometiera a un varón blanco, heterosexual, proveedor.

El estereotipo de las mujeres lesbianas supondría ausencia de femineidad exterior, ausencia de deseo de hijxs, ausencia de experiencias heterosexuales. Muy alejado de la verdad.

De afuera hacia adentro

¿Qué aspecto físico tiene una lesbiana?
Es elegante y distinguida, es desprolija, se viste con ropa varios talles mayores que su figura. Es delicada o tosca. Tiene cabello largo o muy corto. Se maquilla o está a cara lavada. Usa minifalda y un escote que deja ver el busto o usa camisas a cuadros cerradas hasta el cuello. Tiene las uñas pintadas o están cortadas al ras.

¿Qué edad tiene una lesbiana?
Es una mujer mayor, anciana, joven, adulta, adolescente, púber, tal vez una nena.

¿De qué trabaja una lesbiana?
Es bailarina clásica, maestra, médica, modelo publicitaria, fotógrafa, periodista, ama de casa. Es abogada, psicoanalista, obrera, actriz, empleada doméstica, vendedora en un shopping. Puede ser artista plástica o compositora y cantante de canciones infantiles.

¿Tiene pareja una mujer lesbiana?
Tiene parejas múltiples porque lo único que le interesa es el sexo. Tuvo un compañero de vida del cual se enamoró perdidamente pero en un momento todo terminó. Tuvo una compañera de vida de la cual se enamoró perdidamente pero en un momento todo terminó. Tiene una pareja mucho más joven. Tiene una pareja mucho mayor. Tiene una pareja de su misma edad. No tiene pareja.

¿Cuál es el estado civil de una mujer lesbiana?
Soltera, viuda de un varón o de otra mujer, casada o divorciada legalmente, está o estuvo en pareja con un hombre, tuvo varios matrimonios.

¿Tiene hijxs una mujer lesbiana?
No, nunca tuvo. Tiene solx unx. Es madre de cinco. Adopta lxs de su pareja presente. Se hace cargo como madre de hijxs ajenxs. Recurre a técnicas de fertilización asistida. Tiene relaciones coitales con alguien con el único objetivo de la reproducción. Tiene animales domésticos para paliar la ausencia de hijxs humanxs. Tiene profundos deseos de ser madre. Nunca deseó hijxs propixs ni ajenxs.

¿Dónde vive una mujer lesbiana?
Vive en un pueblo, vive en una ciudad, vive en el mismo lugar donde nació. Vive rodeada de su familia de origen. Vive lo más remotamente alejada de su familia. Vive en el campo o en la selva estudiando chimpancés. Vive en una mansión en Hollywood. Vive en un departamento con su marido y sus hijxs.

En todas las épocas hubo y hay mujeres lesbianas de diferentes aspectos, grupos étnicos, clases sociales, edades, profesiones.

Algunas se autopercibieron como tales desde la infancia, otras en la pubertad/adolescencia. Otras en la madurez y las hay cuando ya fueron abuelas. El término errancia o migración viene muy bien para acercar una descripción. La orientación sexual (homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad) puede, una vez que ha sido registrada por una persona, establecerse para siempre. Pero decir puede no significa que sea así. Justamente muchas mujeres se autoperciben lesbianas después de una grata vida exclusivamente heterosexual. Otras lo detectan con hijxs ya adultxs. Tampoco hay “un perfil” de una mujer homosexual. Hasta el siglo XX se podía sospechar de serlo cuando una mujer no se casaba ni tenía hijos, hoy es un absurdo visualizarlas en estos términos ya que hay tantas mujeres exclusivamente heterosexuales que transitan por los mismos caminos, como también existen en la actualidad muchas familias formadas por una pareja de mujeres y lxs hijxs de ambas. Las grandes ciudades cobijan a muchas personas que viven solas, entre ellas, por supuesto, mujeres. A veces la aparición de otra mujer “especial” activa un deseo hasta ese momento dormido. En otras el registro es tan fuerte que buscan sitios reales o páginas de Internet para encontrar pares. En otros casos la amiga de toda la vida despierta el encanto de una nueva pasión.

¿Se observa algo muy distinto a lo que sucede con la heterosexualidad?
Las mujeres lesbianas pueden tener hijxs de relaciones heterosexuales anteriores, buscarlxs mediante técnicas de reproducción asistida, incluir a un donante amigo como el caso de triple filiación que se difundió recientemente: “dos mamás y un papá”. También pueden elegir socialmente una vida heterosexual y sólo desear el amor sexual de otras mujeres.

¿Cómo son las relaciones sexuales entre mujeres?
Hay mucha curiosidad respecto al cómo. ¿Qué hacen dos mujeres en el lecho sexual? ¿Qué de particular hacen que las distinga como lesbianas?

Los encuentros van más allá de lo genital, involucrando a todo el cuerpo como fuente de satisfacción. Puede haber o no orgasmo. Puede haber múltiples orgasmos. Se pueden incluir o no juguetes sexuales. El tiempo tiene otra dimensión ya que la relación corporal misma puede recomenzar una y otra vez.

Todo lo sexual que ocurre tiene que ver con las características de personalidad. Suele haber mujeres lesbianas más fogosas, otras más tiernas, convencionales, osadas, cándidas. Hay que considerar que al igual que las relaciones heterosexuales pueden variar con la edad, con la rutina, con la llegada de descendencia, con la irrupción de un logro o de un fracaso.

¿Por qué un texto sobre “Lesbianismo hoy” si homo/hetero/bisexualidad tienen más elementos en común que diferencias? Las generaciones jóvenes viven esta sexualidad mucho más libremente que la de otras mujeres lesbianas hace 40 años o incluso 20, tal vez 10.

Hoy en día las leyes de matrimonio igualitario y fertilización asistida no solo facilitan a las parejas de mujeres la posibilidad concreta de formar familias y tener hijxs sino que también habilitan en su imaginario el deseo o proyecto de hacerlo, algo que hasta hace unos años era un camino lleno de obstáculos al que pocas se atrevían.

Sin embargo, a veces una pareja de mujeres puede ser cuestionada por lxs propixs hijxs, aquellxs que temen decir en el colegio o en la universidad que no hay madre y padre sino madre y su compañera, o madres, sencillamente.

Hoy en día hay muchos espacios de reunión que no son exclusivamente para seducirse, hallar partenaires sexuales. Hay centros culturales o de salud en donde el objetivo es encontrar voces similares y ejercer actividades de todo tipo.

El lesbianismo hoy está construyéndose. Dijimos que es más correcto hablar de lesbianismos. Este trabajo pretende abrir una puerta para quienes lo lean, ya sea por ser conocedores del tema o porque es la primera vez que acceden. No está terminado. Seguramente cada lector/a tendrá párrafos para agregar y confirmar y disentir. Sigamos reflexionando entre todxs.

Autorxs


Claudia Groisman:

Psicóloga. Sexóloga.