La protección del comercio marítimo por parte de China: ¿conflicto en el horizonte con la India?

La protección del comercio marítimo por parte de China: ¿conflicto en el horizonte con la India?

China busca asegurar las rutas de tránsito marítimo, tanto para la importación de suministros centrales para su economía como para la exportación de bienes de consumo y maquinarias que constituyen el motor de su crecimiento económico. El desarrollo de una armada capaz de garantizar esto puede convertirse en un factor generador de futuros conflictos.

| Por Jorge E. Malena |

La estrategia naval de China constituye un significativo objeto de estudio, debido a la proyección de sus intereses económicos más allá del este de Asia: la estrategia naval de “defensa avanzada”, abrazada en esta década por la República Popular China (en adelante RPCh), contempla asegurar las rutas de tránsito marítimo, tanto para la importación de aquellos suministros centrales para su economía (energía, alimentos y bienes de capital) como para la exportación de aquellos bienes de consumo y maquinarias que constituyen el motor de su crecimiento económico. En este contexto, la presencia naval en el Mar del Sur de la China, la provisión de seguridad al Estrecho de Malaca y el creciente protagonismo en el Océano Indico (desde el Mar de Andamán hasta el Cuerno de África), se han convertido en pilares de la mencionada estrategia.

Ante esta circunstancia, la República de la India, que aprecia al Océano Indico como su natural esfera de influencia, ha considerado la proyección naval de china sobre su flanco sur como una amenaza. A una serie de iniciativas de índole diplomática y económica tendientes a mejorar sus lazos con sus vecinos del Asia Meridional y del Sudeste Asiático, el gobierno de Nueva Delhi ha incorporado la iniciativa naval “Arco de Democracias del Pacífico”, tendiente a sumar a países como Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Corea del Sur y Japón en una suerte de muro de contención del expansionismo chino en el Pacífico Norte, el Estrecho de Malaca y el Océano Indico.

Debido a que este proceso de contención de lo que se percibe como “expansionismo chino” conforma uno de los procesos más destacados de la agenda de seguridad internacional, el presente análisis aspira a describir y analizar la evolución de la doctrina naval de la RPCh.

Luego de más de treinta años de exitosa reforma, que no sólo ha modificado la estructura económica de China sino también ha convertido al país en aquel con la segunda economía más grande del planeta, el aparato industrial chino y su creciente población demandan cada vez más insumos y materias primas.

Esta avidez ha convertido a la República Popular en un Estado dependiente de una serie de suministros del exterior, los cuales a su vez adquiere con divisas duras que obtiene de sus ventas al mundo. Por ello, cobra vigencia analizar las implicancias del desarrollo económico desde fines de la década de 1990 en materia de seguridad, puesto que China necesita proteger: (a) sus intereses más allá de sus fronteras y (b) las líneas de abastecimiento de recursos y de venta de productos.

Ante este desafío, el papel de la Armada del Ejército Popular de Liberación de China (en adelante AEPL Ch) cobra relevancia, habida cuenta el imperium de preservar las vías de navegación a través de las cuales se desarrolla el comercio internacional de la RPCh. En consonancia con el mencionado mandato, en los últimos diez años China se ha abocado a construir una armada moderna, que aspira a contar con capacidad no sólo de navegación del espacio marítimo en su periferia, sino también de proyectar poder más allá de su frontera marítima.

¿Cuáles son los fundamentos doctrinarios de la “modernización naval china”? En el año 2003 la Oficina Política del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) solicitó un estudio que una vez completado se tituló “El surgimiento de las potencias mundiales”. En el mismo, un grupo de reconocidos académicos buscaron determinar los motivos por los cuales nueve naciones a lo largo de la historia alcanzaron el estatus de potencia. El texto afirma que “el poder nacional integral (zonghe guoli) deriva principalmente del desarrollo económico, el cual es generado básicamente por el comercio exterior, actividad que debe ser protegida por una armada poderosa”.

Esta concepción fue tomada y vinculada al caso chino por un oficial superior naval en actividad, el capitán de navío Xu Qi, en un artículo publicado en el principal journal de las fuerzas armadas de China: Ciencia Militar de China (Zhongguo Junshi Kexue). Para Xu, “China cuenta con un extenso litoral marítimo, numerosas islas, vasto territorio marítimo y abundantes recursos provenientes del mar”, a lo que se suma el hecho de que la RPCh “alberga la mayor población mundial y sufre en su territorio continental escasez de recursos”. Xu concluye que “el mar debe servir como área estratégica alternativa para abastecer de recursos”, para lo cual la AEPLCh “tiene el deber de extender su misión más allá de la defensa del litoral marítimo” como también “navegar libremente los océanos del mundo para ampliar el alcance de su estrategia marítima defensiva”.

El propio ex hombre fuerte de China, Hu Jintao (quien, recordemos, además de presidente de la RPCh fue hasta fines de 2012 secretario general del PCCh y presidente de las comisiones militares centrales del Consejo de Estado y del partido gobernante), declaró en diciembre de 2006: “Debemos esforzarnos para construir una armada poderosa que esté a la altura de la misión que le impone esta nueva etapa histórica”. Para Hu “la armada de China es un actor central en la protección de la seguridad y autoridad de la nación, y en la conservación de nuestros derechos marítimos”, por lo cual “su estructura de fuerza debe ser modernizada y orientada hacia capacidades de aguas profundas”.

En lo atinente a doctrina naval, la orientación viene dada por un corolario de ocho caracteres chinos, definidos en el año 2004 por el otrora jefe del Estado Mayor General de la AEPLCh, almirante Liu Huaqing, que se traducen como “defensa activa y operaciones offshore”.

Esta concepción ha traído aparejado, en los hechos, interesantes iniciativas de índole naval, ya sea mediante el despliegue de unidades de superficie o el envío de ingenieros militares (para, por ejemplo, construir puertos de aguas profundas): la AEPLCh en los últimos cinco años ha logrado extender su presencia en la costa y aguas adyacentes de Camboya, Myanmar, Bangladesh, Sri Lanka y Pakistán. Asimismo, a los efectos de hacer frente a los ataques de piratas que actúan en aguas circundantes al Cuerno de África, el gobierno chino destacó desde el 2009 una flotilla militar que se encuentra desplegada frente a las costas de Somalia.

Esta proyección, cabe mencionar, no sólo se destaca por su considerable extensión (desde el Estrecho de Malaca hasta el Cuerno de África), sino también porque circunda la natural esfera de influencia marítima de la República de la India –acontecimiento que constituye una de las principalescontroversias de estrategia naval del siglo XXI–.

A modo de conclusión, podemos aseverar que China (1) ha adoptado finalmente una vocación marítima militar, fruto de la confluencia de factores económicos, de seguridad y diplomático; (2) se ha abocado a la construcción de una armada oceánica; (3) proyecta su capacidad naval más allá de su Zona Económica Exclusiva, y (4) ha irrumpido en la porción meridional del Mar del Sur de la China, el Estrecho de Malaca y el Océano Indico (áreas de influencia de competidores regionales aliados de los Estados Unidos, por sobre todo la India).

Estos acontecimientos dan cabida a formidables conflictos de intereses con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la India y Estados Unidos, y son también fuente de controversias con Taiwán, Australia y Japón. La proyección de poder naval chino lleva entonces a preguntarnos en cuánto se afectará la línea política de “paz y desarrollo” definida por Deng Xiaoping en 1982, en virtud de que parece inevitable la profusión de litigios jurisdiccionales, disputas diplomáticas e incluso incidentes navales.

Autorxs


Jorge E. Malena:

Director de la Escuela de Estudios Orientales “Rev. Padre Ismael Quiles S.J.” de la Universidad del Salvador.