Equidad y desarrollo políticas para fortalecer la situación de las microempresas pobres
Una de las principales estrategias de reproducción con que cuenta la población de más bajos recursos es el desarrollo de las microempresas de subsistencia. Un análisis sobre el aporte fundamental del crédito y la capacitación. El caso de la Asociación Avanzar.
| Por Marta Bekerman y Mirta L. de Palomino |
Uno de los grandes desafíos para el desarrollo equitativo de la Argentina se vincula con mejorar la situación de la población que vive en villas de emergencia. Se calcula que sólo en el área metropolitana esa población alcanza a los dos millones de personas. Este segmento de población se caracteriza por trayectorias laborales signadas por trabajos de breve duración y alta rotación, desprotección e informalidad, ya que poseen escasos niveles de calificación y de educación, lo que redunda en empleos de baja calidad, elevadas tasas de desempleo, pobreza y marginación social.
Una alternativa para obtener ingresos por parte de estos sectores es el desarrollo de microemprendimientos por cuenta propia de producción y venta de bienes y servicios en el mercado. Si bien estos emprendimientos suelen presentar una inserción muy precaria, demostraron constituir un sector con potencialidades y recursos para afrontar el desempleo.
La situación descripta requiere instrumentar políticas específicas orientadas a su fortalecimiento, lo que implica aumentar su acceso a nuevos activos o recursos productivos, en particular a través del crédito y la capacitación.
Con el objeto de contribuir a la formulación de propuestas de innovación social para la inclusión, el presente trabajo intenta un aporte sobre esta temática. A partir de una breve presentación sobre las razones y potencialidades de desarrollo de programas de microcrédito como respuesta a las necesidades de financiamiento de las microempresas pobres, analiza la pertinencia de implementar, complementariamente al otorgamiento de microcréditos, acciones de capacitación destinadas a los microemprendedores.
Cabe destacar que el caso argentino muestra diferencias respecto de otros países de América latina. Los microemprendimientos surgen desde el inicio del proceso de industrialización por sustitución de importaciones, pero es con el incremento de las tasas de desocupación a partir de la década de los ’70 y sobre todo en los años ’90 cuando se convierten en una alternativa al desempleo. Esta concepción de “refugio” no es aplicable a cualquier segmento de población: quienes poseen mayores credenciales educativas, calificaciones laborales y recursos culturales podrán encarar un emprendimiento como paso previo a su conformación como empresa. En cambio, aquellos que sufren condiciones más desventajosas en esos aspectos, cuyo principal recurso es su propio trabajo (y muy frecuentemente el de sus familiares), difícilmente logren superarlas imposibilitando que se constituyan en “protoempresarios” a menos que existan programas específicos de apoyo.
La literatura sobre “fallas de mercado” plantea, en líneas generales, que los mecanismos de mercado presentan fallas en relación con los costos y beneficios sociales y privados, y propone políticas que corrijan estos efectos a través de la intervención gubernamental. Las vertientes “evolucionistas”, por su parte, consideran a los individuos y a las firmas como agentes imperfectamente informados y con una racionalidad acotada respecto de las opciones que deben enfrentar, pero con capacidad de desarrollar nuevas aptitudes a través del ensayo y error, acumulando experiencias y realizando nuevas actividades.
Problemas que afrontan las microempresas de subsistencia
Las microempresas se definen fundamentalmente por sus carencias. La experiencia en terreno en las villas de emergencia donde actúa la Asociación Avanzar permite detectar una serie de limitaciones asociadas a su condición de marginalidad y derivadas del objetivo esencial de cubrir su subsistencia. Tal como señalan Bekerman y Monti Hughes en el número 254 de la revista Realidad Económica, las características principales de estas microempresas son las siguientes:
• Falta de acceso a fuentes de financiamiento / muy escaso acceso al crédito.
• Ausencia de estrategias de promoción y de comercialización de sus productos.
• Desconocimiento del rol y de la existencia de competidores.
• Ausencia de tecnologías de gestión, evidenciadas en la falta de definición de un plan de negocios y en carencia de registros contables y de acciones de seguimiento de su evolución en el tiempo.
• Progresiva desacumulación de capital vinculada, en muchos casos, a omitir la depreciación del capital fijo en los costos.
• Ausencia de separación entre capital y trabajo, lo que incide en una insuficiente determinación de ciertos costos fijos y de la valoración de la mano de obra propia y redunda en el cálculo inadecuado de costos y beneficios, generando distorsiones en las decisiones.
• Escasa división del trabajo entre los integrantes del emprendimiento.
• Escasa reinversión de las ganancias, que limita las posibilidades de expansión más allá de una reproducción simple del capital.
• Falta de reinversión en nuevo capital fijo (equipamiento y maquinarias), incluso para remplazar el capital amortizado.
• Falta de diversificación de productos e innovación como estrategia para mejorar la inserción en mercados existentes o nuevos.
• No aprovechamiento de economías de escala (como por ejemplo, mayores niveles de producción, de flujos de información, o de nuevos conocimientos).
• Limitadas redes de comercialización.
• Incertidumbre, escasez de información o información asimétrica, que dificultan colocarse en una posición de asignación “óptima” de recursos.
Los insuficientes niveles de inversión y la falta de innovación o diversificación de productos permiten una libre entrada de competidores, lo que limita los niveles de demanda e ingresos de las microempresas establecidas, generando un círculo vicioso de bajos niveles de inversión o de reproducción de los comportamientos de subsistencia.
Enfoques teóricos sobre el comportamiento de las microempresas y sobre el rol de la capacitación en los programas de microfinanzas
En el marco del objetivo del presente trabajo se consideran los enfoques neoclásico y evolucionista.
El enfoque neoclásico se basa en una serie de supuestos de comportamiento económico derivados de la existencia de un único agente representativo de todo el resto (es decir que todos los individuos son iguales), que actúa como maximizador, hiperracional e hipercompetente.
Esa supuesta racionalidad de los individuos resulta en que las empresas logran lo que se considera una asignación óptima de sus recursos, que les permitirá alcanzar una maximización de sus beneficios y una minimización de sus costos en forma sistemática.
Bajo este enfoque los problemas que muestran las empresas de subsistencia se encontrarían vinculados a lo que dentro de esta literatura se denomina “fallas de mercado”, situaciones en que las fuerzas operantes en el mercado no garantizan una situación óptima. Respecto de las microempresas se trataría de que el mercado no puede garantizar su acceso al crédito, lo que requeriría algún tipo de intervención pública o de instituciones de microcrédito que aseguraran dicho acceso.
El supuesto de la existencia de un agente representativo del conjunto, que reúne las cualidades señaladas, excluye la consideración de acciones de capacitación, en la medida en que la concepción neoclásica, también llamada minimalista, considera que el microcrédito es suficiente para mejorar las condiciones socioeconómicas de las personas. Esta concepción define a las instituciones de microcréditos como especializadas exclusivamente en otorgar créditos, condición necesaria para asegurar la efectividad de sus acciones y su propia sostenibilidad, por lo que no le compete la provisión de servicios de capacitación: la capacitación, u otros servicios no financieros, aumentan los costos de las instituciones, recargan sus tareas administrativas y encarecen los costos para los prestatarios, sin que ello se traduzca en beneficios tangibles y significativos. En síntesis, este enfoque rechaza la posibilidad de optimizar la eficiencia operativa de las instituciones al integrar distintos servicios destinados a la misma población.
El enfoque evolucionista, por su parte, cuestiona al aparato neoclásico al incorporar en su concepción comportamientos basados en agentes de racionalidad limitada, heterogéneos, poseedores de competencias y grados de acceso y capacidad de procesamiento de los flujos de información diversos. A partir de este supuesto, considera poco plausible que empleen procedimientos de maximización (asignación óptima de recursos), que probablemente resulten ineficientes en contextos caracterizados por la desinformación y los imprevistos que en la microempresa, particularmente en la marginal, ocurren muy frecuentemente.
Este enfoque incorpora el concepto de rutina. Las rutinas de las firmas son estructuras de comportamientos que conducen a esquemas repetitivos de actividad y constituyen la memoria organizacional que orienta la toma de decisiones en la empresa. Se trata de rutinas no óptimas, que evolucionan a lo largo del tiempo como resultado de procesos de aprendizaje. La naturaleza misma de las competencias acumuladas en su seno y su capacidad para desarrollar los aprendizajes necesarios determinan las trayectorias que va a seguir la firma. Este comportamiento particular de las firmas se conoce como path-dependent o dependiente de trayectoria.
Este marco conceptual hace de los propios agentes sujetos “evolutivos”, carentes de esa supuesta hiperracionalidad, que construyen sus comportamientos en el curso del aprendizaje, donde los agentes con rutinas superiores se desempeñarán mejor, en el mismo ambiente selectivo, que otros que se desenvuelven con rutinas inferiores. En ese contexto, podría plantearse que los problemas que afrontan las microempresas de subsistencia, señalados en la sección anterior, suscitan rutinas no óptimas, cuya superación requiere procesos de aprendizaje que permitan mejores prácticas, y por ende obtener mejores resultados económicos. Es decir que “los distintos agentes económicos aparecen desarrollando nuevas capacidades a través del ensayo y el error, acumulando experiencia y realizando nuevas actividades. Como señala Rodrigo Carmona en “Instrumentos de política industrial y fomento productivo en el desarrollo económico local”, estas características “modelan un proceso de tipo ‘madurativo’, donde el tiempo y la historia son factores fundamentales que condicionan las conductas de los actores y conforman una ‘cultura’ productiva e institucional determinada”.
Por lo tanto, desde una perspectiva evolucionista estamos en presencia no sólo de fallas de mercado, sino también de agentes que son muy heterogéneos en cuanto a las capacidades alcanzadas. Esto implica que los mecanismos que provee el mercado no sólo pueden generar ineficiencias, sino además inequidades sociales derivadas de la falta de igualdad de oportunidades definida por la señalada heterogeneidad de los agentes. En consecuencia, como señalan Bekerman y Monti Hughes, se requiere algún mecanismo de intervención que corrija esta situación. Las políticas de desarrollo deben tomar en cuenta esta heterogeneidad a través de la focalización de los programas que implementen, otorgando un rol importante a acciones de capacitación que permitan a las empresas pobres alcanzar mejores prácticas a través de la adquisición de las competencias que requieren los microemprendedores.
El rol de los microcréditos y de la capacitación como políticas de desarrollo para microempresas pobres
El desarrollo económico local implica un proceso de carácter integral en el que las condiciones de vida de todos los miembros de un determinado territorio, en este caso las villas de emergencia, mejoran de manera sostenida a través del incremento de oportunidades y de la generación de nuevas fuentes de ingreso mediante el autoempleo, el cuentapropismo y el desarrollo de microemprendimientos.
El diseño de estas políticas de desarrollo requiere el involucramiento de los actores que son objeto de las mismas, recuperando sus saberes, muy frecuentemente adquiridos a lo largo de sus complejas trayectorias laborales y del aprendizaje familiar, saberes que son parte de sus mecanismos de subsistencia. La participación de dichos actores en el diseño y la implementación de los programas incrementa su legitimidad, en la medida en que son asumidos como propios por parte de la población involucrada. Por el contrario, tal como señalan Chiara, Di Virgilio, Fournier, Soldano y Suárez en la Cartilla de Desarrollo Local Nº 3 del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, los programas de desarrollo concebidos desde una centralización absoluta de su diseño generan un diagnóstico errado de las prioridades y las necesidades de la población objetivo generando distanciamiento, falta de compromiso y de identificación con los objetivos y las acciones por parte de la misma, que no logra identificarse con la propuesta elaborada sin su participación.
Los programas de microcréditos complementados con actividades de capacitación, que actúan en áreas marginales y lo hacen en estrecho contacto con la población involucrada, presentan importantes rasgos positivos, entre los que cabe destacar:
• Generan mejores diagnósticos, ya que tienen en cuenta las realidades locales y los recursos y necesidades específicas de los actores involucrados.
• Muestran apertura hacia los requerimientos y las ideas de los microempresarios.
• Promueven la participación activa de la población atendida.
• No están expuestos a clientelismos políticos que distorsionen los objetivos.
• Logran acercarse a personas que normalmente no tienen acceso a la obtención de activos como el crédito y la capacitación.
Estas características permiten afirmar que estos programas pueden contribuir a contrarrestar algunas de las fallas de mercado que afectan especialmente a los sectores carenciados, como la falta de acceso al crédito y a ciertos flujos de información. Además pueden contribuir a disminuir la falta de oportunidades de formación que muestran las microempresas más pobres, a través de brindar capacitación y asistencia técnica a los emprendedores.
Estudio de caso
Se presenta aquí la experiencia de un proyecto de capacitación integrado al otorgamiento de microcréditos. Se trata de la que desarrolla la Asociación Civil Avanzar por el Desarrollo Humano desde el año 2000. La misión de la asociación es “contribuir al desarrollo de las capacidades y a la mejora del nivel de vida de sectores de bajos recursos a través de la provisión de distintos instrumentos, tales como el crédito, el acompañamiento continuo, la capacitación y la promoción de la interacción social (véase www.avanzar.org.ar).
Además de otorgar microcréditos, esta institución llevó adelante, desde su creación, programas de capacitación con diferentes niveles de profundidad en función de los recursos disponibles. Desde el año 2010 profundizó sus actividades de capacitación a través de la implementación de un programa denominado “Desarrollo de capacidad empresarial en microempresas de subsistencia” destinado a microemprendedores pertenecientes a sus áreas de trabajo, sean o no prestatarios de la institución. Sus áreas de trabajo incluyen a las villas de emergencia y zonas aledañas de los barrios de Soldati, Lugano y Mataderos, incluyendo las villas de Los Piletones, Fátima (Nº 3), Ciudad Oculta (Nº 15), Carrillo y Villa 20. Las acciones iniciales del programa consisten en sensibilizar a los emprendedores sobre la conveniencia de mejorar su gestión a través del dictado de un taller de gestión empresarial. Los objetivos del taller son los siguientes:
• Conocer y establecer relaciones de confianza con sus proveedores y consumidores.
• Conocer el precio de mercado de sus productos y servicios.
• Registrar las operaciones realizadas, diferenciando los consumos del microemprendimiento de los del hogar (dado que en su gran mayoría son emprendimientos familiares).
• Controlar la calidad de los productos y servicios.
• Planificar compras y ventas.
• Articularse en la cadena de valor, a través de acuerdos con otras empresas.
Los talleres de gestión brindan una capacitación general, que se complementa con capacitaciones específicas y asistencia técnica personalizada a través de tutorías.
La atención a las demandas y necesidades de los emprendedores condujo a la incorporación de talleres específicos sobre compras, costos y ventas. También llevó a realizar algunos ajustes que facilitaran el acceso y la continuidad de la asistencia a los talleres, considerando los obstáculos de esta población para asistir a estas actividades no inmediatamente rentables. Es que la oportunidad de realizar “changas”, la atención a los integrantes de la familia y la búsqueda del sustento diario dificultan la realización de actividades que no estén estrechamente ligadas a la satisfacción de necesidades básicas. En este sentido debe destacarse la mayoritaria presencia de mujeres, que deben atender, a la vez, el emprendimiento y las tareas domésticas, en particular aquellas que tienen hijos pequeños a los que no pueden dejar para asistir a los talleres. Estos inconvenientes son abordados por Avanzar a través de mecanismos que permitan una asistencia sostenida a los cursos y que se reflejan en una mejora en términos de concurrencia y permanencia a lo largo de la ejecución del programa.
Con el objetivo de relevar los grados de satisfacción sobre las actividades de Avanzar se aplicó una encuesta a 100 emprendedores (70 mujeres y 30 varones), realizada al año y medio de iniciado el programa de capacitación. Los principales resultados muestran lo siguiente:
• La encuesta incluyó una serie de preguntas acerca de la situación del microemprendimiento en el último año respecto del pasado inmediato. Las respuestas fueron altamente positivas: el 84% de los encuestados afirma que mejoró, mejoría atribuida por el 74,5% a la capacitación recibida.
• Las respuestas acerca de los objetivos por los cuales se capacitó indican que algo más de la mitad lo hizo para generar un microemprendimiento. Cabe aclarar que muchos emprendedores ya contaban con un emprendimiento pero deseaban agregar otro; en este sentido el 41% respondió que la capacitación incidió positivamente tanto en la mejora como en el crecimiento del mismo.
• La utilidad de los temas incluidos en las acciones de capacitación (competencia, clientes, costos, ganancias, entre otros) fue considerada como muy alta en la casi totalidad de los aspectos relevados.
• Ante la pregunta sobre la necesidad de mayor capacitación, cerca de un tercio de los encuestados respondió que necesita más capacitación. Ante la indagación acerca de si otras personas deberían capacitarse, el 80% respondió afirmativamente, priorizando los familiares como quienes necesitarían hacerlo, seguidos por amigos y vecinos.
• Un aspecto positivamente valorado de los talleres fue el de conocer a otros emprendedores, indicador de la propensión a la asociatividad, que es uno de los objetivos de Avanzar.
Los resultados de la encuesta confirman la utilidad de la capacitación recibida, que se manifiesta sobre todo en la percepción de mejora en el funcionamiento de los microemprendimientos y profundas mejoras sobre las expectativas para el futuro. Otro análisis sobre el impacto social de las actividades que realiza la Asociación Avanzar puede verse en el texto de Renaud e Iglesias, “El impacto social de las microfinanzas. El caso de Avanzar”, editado como Documento de Trabajo Nº 18 por el Centro de Estudios de la Estructura Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Resumen y conclusiones
En este trabajo hemos señalado que uno de los grandes desafíos para el desarrollo equitativo de la Argentina se vincula con la necesidad de ofrecer respuestas frente a la situación que presenta la población que vive en villas de emergencia y barrios carenciados, la que muestra un fuerte crecimiento a lo largo de los últimos tiempos.
A los efectos de encontrar respuestas a los problemas que presenta dicha población, planteamos, en primer lugar, una serie de obstáculos asociados a la condición de marginalidad que muestran sus emprendimientos. Por otro lado, hemos presentado dos enfoques teóricos muy diferentes sobre el comportamiento de las microempresas y las perspectivas que podrían derivarse de los mismos en cuanto a la provisión de microcréditos y al rol de las actividades de capacitación: las perspectivas neoclásica y evolucionista. Desde la perspectiva neoclásica, los programas de microcréditos vienen a resolver un problema de falta de eficiencia del mercado, lo que requiere una intervención orientada a resolver esas fallas y deja muy poco espacio para el desarrollo de programas de capacitación. Desde la perspectiva evolucionista, la existencia de agentes que son heterogéneos entre sí (debido a que poseen diversos grados de desarrollo de sus capacidades) podría presentar una postura favorable a la capacitación como medio para alcanzar mayores grados de equidad social a través de la corrección y el perfeccionamiento de las rutinas de comportamiento del conjunto de las microempresas.
A partir de una postura cercana al enfoque evolucionista, en cuanto a los microfundamentos que definen a las empresas pobres, presentamos la experiencia que implementa la Asociación Civil Avanzar por el Desarrollo Humano, que muestra cómo las actividades de capacitación permiten mejorar considerablemente las rutinas desarrolladas por las microempresas pobres. Sumado esto a la posibilidad de acceso al crédito, ofrece nuevas perspectivas para contribuir a que estas empresas puedan ir superando su situación de marginalidad.
Autorxs
Marta Bekerman:
Integrante del Plan Fénix, Directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES) FCE-UBA, Presidenta de la Asociación Civil Avanzar por el Desarrollo Humano. Licenciada en Economía (UBA) y Master en Ciencias en Economía (Universidad de Londres). Investigadora Principal del CONICET y Profesora Titular Regular de Desarrollo Económico.
Mirta L. de Palomino:
Socióloga. Especializada en Investigación social y Diseño y evaluación de proyectos sociales en ámbitos públicos y organizaciones sociales.