El impacto del Covid-19 en los procesos mediáticos en México

El impacto del Covid-19 en los procesos mediáticos en México

El autor aborda en su trabajo la situación que atravesó México durante el momento más grave de la pandemia y luego del descenso de casos de personas enfermas por Covid-19.

| Por Ángel Manuel Ortiz Marín |

Introducción

Referir la complejidad que la humanidad enfrentó producto del embate de la pandemia provocada por el virus Covid-19 implica un ejercicio monumental de síntesis y exposición de sucesos, dada la inmensidad de los espacios en los cuales la pandemia afectó el comportamiento de los seres humanos en el mundo.

En este breve texto me propongo, en primer término, relatar a grandes trazos lo ocurrido por la pandemia en diferentes países a fin de contextualizar los acontecimientos, pero focalizado en México a fin de identificar las acciones de salud pública realizadas por diversos actores; articuladas con el rol de los procesos socio-comunicacionales, que afectaron el comportamiento de las mexicanas y los mexicanos y por supuesto, el papel que las instituciones gubernamentales asumieron en el 2020 y 2021, período de mayor impacto de la pandemia.

El contexto

Iniciemos con el recuento de algunos de los sucesos más significativos. Habrá que recordar tres importantes acontecimientos que conmovieron a la sociedad mexicana en el 2020. En enero de ese año, de China nos llegó la noticia de una enfermedad muy parecida a la gripa, que afectaba a la población, pero mucho más mortal.

Después, la palabra coronavirus y más comúnmente Covid-19 se incorporó a nuestro léxico para ser parte de él (de una forma que nunca pensamos que prevaleciera hasta la fecha), pues ha ocasionado hasta este momento 460 millones de personas contagiadas y más de seis millones de muertes en el mundo; de las cuales 315.000 corresponden a mexicanas y mexicanos (coronavirus.jhu.edu).

En tercer lugar, el enorme esfuerzo de la ciencia médica por generar las vacunas para paliar el efecto del Covid-19, con lo cual se pretendió evitar tantas muertes como a la fecha han ocurrido en la mayor parte de los países del mundo. Afortunadamente en este 2022 se espera que buena parte de los habitantes del planeta ya estén vacunados, en particular el personal médico y las personas más vulnerables; sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, si bien las vacunas son una luz de esperanza, todavía es prematuro hablar del fin de la pandemia.

Al respecto, el portal de la Universidad Johns Hopkins indica que hay más de 4.820 millones de personas vacunadas en el mundo, y en México, un total de 79 millones de personas ya cuentan con la cobertura completa (coronavirus.jhu.edu), colocándonos en el séptimo lugar a nivel mundial, lo cual representa un 62 por ciento de la población mexicana, que actualmente se estima en 128 millones.

El otro efecto provocado por la enormidad del alcance de la pandemia fue la mengua en el rango de esperanza de vida de la humanidad, la cual disminuyó de forma asimétrica según las condiciones de salud de cada país y factores socioeconómicos y culturales de sus habitantes. De ahí que la población de Europa tenga una mayor esperanza de vida, así lo indica el reporte Esperanza de Vida en 2021 por continente y género que publicó el portal statista.com. Dentro de esta condición mundial, son las mujeres las que tienen, en promedio, una esperanza de vida más alta que los hombres; en particular, las mujeres europeas tienen seis años más de vida que los hombres en ese continente (81 por 75 años, respectivamente). Para Latinoamérica, la proporción es 79 por 73 entre mujeres y hombres o Asia, con 76 por 72, respectivamente.

Estos datos estadísticos muestran las grandes asimetrías en el mundo, lo cual indica que factores como la pandemia afectaron dramáticamente la posibilidad de que sus habitantes puedan gozar de una mayor esperanza de vida.

En cuanto a México, al 2020 la esperanza de vida fue de 75,23 (Esperanza de vida en México 2020 | Statista) y por supuesto que no está en los primeros lugares de las naciones con mayor rango; este indicador es un factor relevante para el desarrollo del país y por mejorar en los años venideros con una mayor y mejor distribución económica y de servicios de salud entre la población.

Covid-19

La afectación que causó la pandemia a la humanidad a partir de 2020 impactó, y aún lo hace, diversos ámbitos como la economía, la educación, las finanzas mundiales, el turismo, la movilidad, la cultura, el entretenimiento y la salud, entre otros.

Ahora bien, en términos de grupos humanos, uno de los que más resintió los efectos de la pandemia fueron los jóvenes, de ahí que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la ONU divulgaron un estudio denominado Encuesta de las Naciones Unidas sobre las Juventudes de América Latina y el Caribe dentro del contexto de la pandemia del Covid-19, en el cual encuestaron a 7.751 jóvenes de 15 a 29 años de 39 países de Sudamérica, Centroamérica, el Caribe y México (cepal.org).

Subrayo algunos datos, como el que dos tercios de la población encuestada indicaron tener una opinión regular o negativa de las respuestas del Estado frente a la pandemia. Un dato alarmante fue que ocho de cada diez jóvenes no fueron beneficiados por un programa gubernamental para aliviar sus condiciones socioeducativas. Por otra parte, el 16 por ciento de los encuestados perdió su trabajo, fue suspendido temporalmente o reducida su jornada laboral.

En cuanto a la educación, nueve de cada diez estudiantes continuaron sus actividades educativas durante la pandemia; sin embargo, el 47 por ciento de quienes estudiaron consideró que las clases en línea han sido exigentes; en relación al acceso a la tecnología, el 61 por ciento de los encuestados indicó tener una computadora, pero en las zonas rurales esta condición se agrava, pues el 28 por ciento no tiene acceso a este equipo.

En cuanto a salud, el 52 por ciento de los jóvenes indicó haber experimentado estrés; de ahí que uno de los servicios que más les gustaría recibir es el apoyo psicológico. Lo lamentable de ello fue el temor a ser discriminado al asistir a un servicio de salud (6,8 por ciento).

Lo significativo del informe es que, por primera vez, se tienen datos numéricos sobre cómo una población tan importante para Latinoamérica sufrió el efecto de la pandemia y las condiciones en las cuales pudo sobrellevarla, por supuesto, con las diferencias de género, clase social y contexto urbano o rural. Y finalizo este apartado con uno de los varios hallazgos de esta encuesta. La mayor preocupación de este grupo etario fue la situación financiera, la pérdida de familiares y amigos y la inestabilidad laboral y de estudios.

México y el efecto de la pandemia

Este apartado se divide en varios rubros, los cuales considero significativos para comprender las condiciones en las que la pandemia afectó las relaciones socioculturales y educativas de la sociedad mexicana y las condiciones en las cuales las instituciones gubernamentales respondieron al impacto del Covid-19.

Niñez y Covid-19

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicó su Informe Anual del 2020, denominado “La respuesta a la Covid-19” (unicef.org), y por supuesto la temática fue la forma en que la crisis provocada por la pandemia impactó a la niñez en el mundo. Si bien se constató que los niños fueron los menos afectados en su salud por el virus, sí lo fueron en otros rubros como: el cierre de escuelas, la enfermedad de sus padres, el distanciamiento con sus amigos, el impedimento de ingreso a los espacios lúdicos, las dificultades de acceso a los servicios de salud y protección en su vida cotidiana.

Este mismo informe tiene un apartado por país, el Informe Anual México 2020 (unicef.org), el cual refiere cómo este organismo internacional apoyó uno de los problemas más graves de la niñez mexicana que es la desnutrición. Y reportó que 37.000 familias de los estados de Baja California, Estado de México, Oaxaca, Quintana Roo y Tabasco recibieron canastas de alimentos a través de UNICEF-México como parte de las acciones del proyecto Respuesta Covid-19 a nivel mundial. Además, la UNICEF colaboró con la Secretaría de Educación Pública (SEP) para el desarrollo de la Política Nacional de Educación Inicial que permitió fortalecer las habilidades profesionales de los educadores de este nivel educativo que atiende a la niñez de cero a tres años en México.

La labor de la UNICEF representa una importante acción en favor de la niñez del mundo, sobre todo en la generación de políticas públicas, apoyo a países subdesarrollados y en especial en favorecer un desarrollo de la niñez integral. Reconocer que la pandemia agravó las de por sí desiguales condiciones en las que vive gran parte de la niñez en México y que, gracias a organismos como UNICEF, tiene esperanzas de una mejoría en sus condiciones de bienestar.

Impacto del Covid-19 en la educación en México

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información 2021 (INEGI) difundió los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación (Encovid-ED). Esta encuesta investigó las condiciones en que el alumnado concluyó el ciclo escolar 2019- 2020, con qué medios educativos enfrentó el 2020-2021 y cómo se apoyó el aprendizaje desde casa; particularmente es importante este estudio pues refleja el impacto del Covid-19 después de dos años de haberse cerrado los planteles escolares de todos los niveles educativos.

Uno de los resultados significativos relacionados con las tecnologías de información y comunicación (TIC) muestra que la población, de entre tres y 29 años, utilizó el 65,7 por ciento el teléfono inteligente, seguido de la computadora portátil con 18,2 por ciento y en último lugar la tablet con 3,6 por ciento, como dispositivos tecnológicos para cumplir con las actividades escolares (inegi.org).

En ese sentido, en el ciclo escolar 2020-2021 fue el celular inteligente el de mayor uso en primaria, secundaria y bachillerato, con 72, 70,7 y 58,8 por ciento, respectivamente; pero a nivel superior fue la computadora portátil, con el 52,4 por ciento, la más utilizada.

Otro de los aspectos a destacar fue la iniciativa en educación del gobierno de México al elaborar programas por televisión para impartir clases; pues bien, el resultado de la Encovid-ED fue que, en primaria, obtuvo una atención de 8,8 por ciento; en secundaria fue de 2,3 por ciento y en preparatoria apenas un 0,2 por ciento. De tal forma que la programación destinada a la niñez llamada Aprende en casa por TV fue más utilizada en la primaria y en menor proporción en secundaria. Es probable que, dado que la encuesta fue telefónica, no haya considerado a la población de las zonas marginadas y rurales.

De las preguntas sobre cuánta población escolar terminó el ciclo 2019-2020, el dato es favorable según la Encovid-ED, pues en primaria el 98,9 por ciento lo concluyó; en secundaria, el 96,8 por ciento; en preparatoria, el 96,6 por ciento y en la educación superior fue el 97,5 por ciento. Lo cierto es que realmente el ciclo escolar pasado suspendió clases en marzo del 2020 y faltaban unos tres meses para concluirlo.

Ahora bien, del ciclo escolar 2020-2021, hubo inscritos 32,9 millones de estudiantes en todos los niveles educativos, de los cuales 1,8 millón no se inscribieron en relación al anterior ciclo escolar, de los cuales el mayor porcentaje (26,6 por ciento) indicó que no se inscribió porque considera que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje, seguido del 25,3 por ciento, cuya razón fue que sus padres o tutores se quedaron sin empleo o el lugar en que trabajaban cerró.

Varios de los datos de la Encovid-ED confirman las dificultades que el alumnado mexicano enfrentó para mejorar su educación y que difícilmente serán superadas a corto plazo; sin embargo, finalizo este apartado con esta cifra, el 56,4 por ciento de la población encuestada considera que las clases a distancia no ponen en riesgo la salud de sus hijos, pero el 58,3 por ciento considera que no se aprende o se aprende menos que con las clases presenciales.

Representaciones mediáticas producto de la pandemia

Para finalizar, refiero dos acciones gubernamentales promovidas por las autoridades de los sectores de salud y educación; la primera, encaminada a informar sobre el desarrollo de la pandemia, y en el otro caso, promover acciones educativas utilizando para ello los medios de comunicación electrónicos y digitales.

El primero de ellos, y no menor, fue que desde el 22 de enero del 2020 el subsecretario de la Secretaría de Salud del gobierno federal, junto con diversos funcionarios del sector salud, informaban diariamente por las tardes a la sociedad mexicana de las distintas acciones preventivas ante la pandemia. A través de ellas se orientó acerca de las medidas que se recomendaban a la ciudadanía para evitar enfermarse del Covid-19. Se exponían los datos estadísticos del avance de los contagios y los fallecimientos y también de las recomendaciones de la OMS acerca de lo conducente para los gobiernos de cada nación. Este ejercicio diario de comunicación gubernamental (de 19 a 21 horas) se prolongó por año y medio y finalizó el 11 de junio del 2021, cuando la pandemia disminuyó su contagio. Dichas conferencias vespertinas, con la presencia de representantes de los medios de comunicación mexicanos, fueron transmitidas por varios canales de televisión gubernamentales (Canal 11 de Instituto Politécnico Nacional-IPN y el Canal 22 de corte cultural) y sus mensajes eran compartidos en los canales de televisión de estaciones privadas, en la radio, la prensa y por supuesto, las redes sociodigitales.

El otro ejercicio mediático se orientó hacia lo educativo. El gobierno de México produjo un programa de televisión llamado Aprende en Casa por TV, como una iniciativa de la SEP para continuar con las clases escolares durante las diferentes etapas de la pandemia del Covid-19.

La UNESCO se pronunció favorablemente respecto de estas iniciativas, dadas las condiciones educativas de muchos países –unos 826 millones de alumnos permanecieron fuera de las aulas, de febrero a la julio del 2020, al no tener acceso a una computadora en casa–, y la necesidad de evitar que los escolares asistieran presencialmente a clases por la pandemia, con lo cual se recomendó la utilización de medios de comunicación como la televisión y la radio como una alternativa cuando el aprendizaje en línea no era posible (es.unesco.org).

Esta serie de programas, algunos en vivo y otros grabados, iniciaron el 23 de marzo de 2020 y finalizaron el 9 de julio de 2021, con lecciones escolares para la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, según los planes de estudio de cada nivel educativo. Ciertamente estos programas al principio eran muy básicos, pero paulatinamente mejoró la producción hasta tener verdaderas lecciones educativas por materia, que duraban media hora cada una. A este tipo de contenidos se agregaron videoclases por Google Classroom y Google Meet y se enriquecían con videos de contenido histórico, cultural o educativo. La programación fue de lunes a viernes de 9 a 12 e incluso con lecciones de inglés y actividades de ejercicios corporales básicos. A ello se agregó para las comunidades rurales (en las cuales es difícil la recepción de la señal televisiva) la transmisión de programas por la radio pública y adicionalmente se utilizaron las redes sociodigitales para diversificar la cobertura de los mensajes y la programación educativa. En este esfuerzo se integró tanto la televisión pública como canales y empresas periodísticas de universidades como la UNAM y el IPN y el particular, el Canal 5 propiedad de Televisa y el Canal 7 de TV Azteca, ambos de empresas privadas.

Reflexiones

A dos años y meses de que la pandemia generó en México decisiones drásticas de salud pública, como fue el confinamiento, para posteriormente pasar a la etapa de vacunación a partir de diciembre del 2020, que hasta la fecha se continúa con distintos tipos de vacunas, el escenario aún es de incertidumbre. Si bien grandes núcleos de población han sido informados por diferentes autoridades políticas, de salud, educativas, científicas y hasta personajes de los espectáculos y del deporte sobre el beneficio de vacunarse, lo cierto es que hay grupos de diferentes dimensiones que se resisten a ello y se han manifestado, como en otros países, en contra de ser inmunizados contra el Covid-19.

La humanidad en general pareciera que ha pasado a otros temas, en este momento la guerra entre Rusia y Ucrania ocupa la atención, en particular en Europa. Y la pandemia da la impresión de que pasó a segundo o tercer término. Lo cierto es que la OMS continúa alertando a la población mundial de que hay que continuar con las precauciones y cuidados básicos, es decir, la pandemia continúa, ya no con tanta fuerza pero sí está latente el peligro de nuevos brotes.

La sociedad mexicana fue sacudida hasta sus cimientos en temas que hasta hace poco nadie ponía atención, como la necesidad de cuidar la salud y mantener un cuerpo sano. Desafortunadamente México es un país con un alto porcentaje de personas obesas, con diabetes e hipertensión, lo cual cobró muchas vidas (somos el quinto país con más muertes por el Covid-19) producto de las comorbilidades de mexicanas y mexicanos (statista.com).

La gran lección para México es que hay que invertir en salud pública y en educación para prepararnos para futuras pandemias, pues si bien parece que esta puede superarse gracias a las vacunas existentes, lo cierto es que nada es seguro, y puede llegar a México una amenaza de un nuevo virus desde otros países, dada la globalización y la movilidad humana.

Espero que estas reflexiones compartidas con ustedes reflejen de manera muy general lo ocurrido en México y la posibilidad de alejarnos de la incertidumbre y acercarnos más la esperanza como humanidad del fin de la pandemia en tiempos de Covid-19.

Autorxs


Ángel Manuel Ortiz Marín:

Profesor-investigador adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), México. Posdoctorado por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Doctor por la Universidad de La Habana; Magíster por la UABC y Licenciado en la UNAM.