Editorial: Ser joven, un proceso pleno de dificultades

Editorial: Ser joven, un proceso pleno de dificultades

| Por Abraham Leonardo Gak |

Los y las jóvenes son uno de los principales grupos que forman parte de una sociedad. Si bien los límites que abarcan esta franja etaria son flexibles, podemos hablar de las personas comprendidas entre los 14 y los 29 años aproximadamente. Si entendemos que de entre ellos y ellas saldrá el grueso de la Población Económicamente Activa (PEA) de los próximos años, los dirigentes del mañana, los líderes sociales, económicos y culturales, es decir, surgirán quienes decidan el futuro de nuestro país, es fundamental prestar especial atención a sus necesidades y problemas y poder darles respuestas concretas.

Estas necesidades y problemas específicos van cambiando a lo largo de los tiempos y abarcan desde el vínculo familiar pasando por el acercamiento a la religión, la cultura y la política y hasta el modo en que se experimenta la primera relación sexual.

En los últimos años se produjo un resurgimiento muy marcado de la participación política, social y cultural de los jóvenes. Si bien desde el retorno de la democracia los jóvenes se acercaron al mundo de la participación política ya sea militando en colegios y universidades o a través de la militancia barrial, fue a partir de los hechos de diciembre de 2001 cuando los jóvenes recuperaron las calles de manera masiva con el objetivo de quedarse. Partidos políticos, agrupaciones, asambleas, organización sociales y políticas, todos se vieron beneficiados con la participación arrolladora de la sangre joven; nuevas prácticas y nuevas ideas se hicieron presentes allí donde había algo para construir o discutir.

A pesar de estos avances que son alentadores, vemos con preocupación que sigue habiendo cuentas pendientes de suma importancia, las principales: el acceso al mundo del trabajo y la estigmatización que muchos jóvenes sufren vinculada a la violencia y al delito.

Sobre el primer punto, podemos decir que es un problema constante y hasta el momento sin una solución firme y de base. Los y las jóvenes siguen siendo uno de los grupos más afectados a la hora de conseguir un trabajo. La mayoría de quienes lo tienen, lo consiguen de manera temporal, precaria y mal paga. Esto muchas veces está vinculado a una insuficiente trayectoria educativa, pero no es la única causa, ya que es un fenómeno que se replica a nivel global. Lo cierto es que no hay una solución mágica y que las políticas implementadas en los últimos años al respecto no dieron los resultados deseados.

Respecto de la vinculación de los jóvenes con las situaciones de inseguridad, su resolución resulta más compleja. Por un lado, una franja importante de la sociedad percibe a los jóvenes como uno de los elementos principales de los problemas vinculados a la inseguridad, sin cuestionar y sin comprender siquiera la complejidad que alberga la problemática de los delitos cometidos por este grupo etario. Por otro lado, las carencias en el área de educación y trabajo, o en lo que se refiere a la contención familiar, convierten a estos grupos en sectores marginados y desamparados haciendo muy difícil, aunque desde ya no imposible, revertir esta condición que muchas veces lleva a los jóvenes a delinquir.

Los consensos sociales negativos con respecto al tema de la seguridad contribuyen a que los miembros de una comunidad eviten comprometerse y colaborar en la elaboración de políticas que estén a la altura de la complejidad que tiene una problemática tan sensible para el conjunto de la población.

Insistimos con lo crítico de esta situación combinada, ya que como decíamos al inicio de estas líneas, de este grupo saldrán los líderes del mañana, y si no podemos garantizar como sociedad la igualdad de oportunidades, de acceso a la educación y al trabajo, difícilmente podamos construir una sociedad inclusiva y vivible para todos y todas. Es una responsabilidad de todos, pero principalmente del Estado, garantizar, a partir de la cobertura de educación, trabajo, salud y seguridad y respeto al medio ambiente, y de los adultos que estamos hoy marcando y definiendo hacia dónde vamos como sociedad, para asimismo poder gozar de nuestros derechos y garantías, desarrollándonos integralmente como personas.

Autorxs


Abraham Leonardo Gak:

Director de Voces en el Fénix.