Editorial
En el curso de esta semana se ha cumplido un nuevo año, el 19, desde que un grupo de docentes y allegados a la Universidad de Buenos Aires tuvo la iniciativa de tratar de elaborar y proponer un nuevo plan económico porque previeron, como lamentablemente ocurrió, que en el futuro inmediato nuestro país debería hacer frente a un proceso recesivo con graves consecuencias humanas.
Así fue que, con la intencionalidad de ir elaborando una propuesta, se reunieron en el mes de octubre de 2000 quienes tenían funciones de dirección en el área económica de la Facultad. Fue en esos comienzos cuando una figura descollante, el doctor Julio H.G. Olivera, propuso como nombre del grupo “Plan Fénix”.
El núcleo inicial de seis personas que coincidieron en el desarrollo de esta idea inmediatamente propuso el incremento del número de participantes en función de sus respectivas áreas de especialización. Tras la incorporación de estos integrantes, se dispuso llevar a cabo reuniones semanales.
A los pocos meses de iniciada la tarea, en abril de 2001, hicieron el primer acto público en el que presentaron, por un lado, un diagnóstico pesimista sobre el futuro próximo y, por el otro, la posibilidad de darle al país un giro, sobre todo, en algunos aspectos esenciales.
Uno de los aspectos de esta propuesta fue la necesidad de contar con una presencia activa del Estado en la mediación e intervención del proceso económico.
Otra de las aristas de la propuesta fue la de generar un desarrollo que promoviera la industria con una mirada dirigida a lograr el pleno empleo.
También suponía una reforma tributaria, la incorporación de nuestras industrias a las exportaciones y, por sobre todas las cosas, el elemento central de la propuesta estaba dirigido a la obtención de una equidad significativa en la distribución del ingreso.
En septiembre de 2001, es decir, pocos meses antes del derrumbe de nuestra economía, presentamos una primera aproximación en una propuesta integral de modificación de la política económica vigente.
El efecto que causó la presentación del documento fue realmente sorprendente. En pocos meses, todos los integrantes del grupo fueron convocados a participar en actos públicos organizados por las distintas universidades del país para ofrecer estas ideas.
Asimismo, a partir de ese momento, tuvieron que responder a muchas consultas concretas de sectores interesados con respecto a la posibilidad de concretar una ruptura definitiva con el pensamiento neoliberal instalado en muchos países de la región.
Durante este largo período de diecinueve años, hicieron conocer su opinión ante cada conflicto que se generaba; descollando, en aquel momento, la confrontación con la preexistencia de una deuda externa que el país no podía afrontar.
Hoy, publicados numerosos documentos y editadas publicaciones, se encuentran ante una problemática muy similar a la que previeron en aquel entonces.
Voces en el Fénix, que es otra de las herramientas que el grupo utiliza para participar en el imprescindible debate público, se encuentra presentando su edición número 78, lo que de por sí señala la voluntad del grupo Fénix de continuar presente en la discusión, que hoy incluye afortunadamente a muchos jóvenes estudiosos y no nos hace añorar aquella soledad de los primeros años.
Autorxs
Abraham Leonardo Gak:
Director de Voces en el Fénix.