Economía Social y Comunicación Popular. Aportes desde la experiencia del Movimiento Nacional Campesino Indígena

Economía Social y Comunicación Popular. Aportes desde la experiencia del Movimiento Nacional Campesino Indígena

La comunicación popular es sumamente necesaria para alcanzar los objetivos planteados desde los sectores populares. No sólo implica una mirada crítica de la economía capitalista y hegemónica, sino también la participación e intercambio de posiciones de emisores y receptores, basándose en un paradigma diferente, centrado en los lazos de solidaridad y justicia.

| Por Colectivo de Comunicación de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Cuyo, Movimiento Nacional Campesino Indígena |

¿Van juntas?

Es poco habitual en los debates conceptuales de la economía social encontrar vínculos con la comunicación comunitaria y popular. Para descubrirlos les proponemos pensarlo desde la práctica: ¿quiénes hacen comunicación comunitaria y popular?, ¿quiénes practican la economía social y solidaria?

La comunicación popular se puede definir de diversas formas. Muy simple y clara, vamos a adoptar la de Jorge Merino Utreras que nos propone: “Es aquella que partiendo de la cultura y necesidades de los grupos, transforma las características de la comunicación dominante; donde emisores y receptores intercambian continuamente sus posiciones; aquella que está definida prioritariamente para la participación de todos los sujetos que en ella intervienen, sobre todo aquellos a los que más directamente les atañe el proceso en el que están incluidos”.

Ahora, si consideramos que quienes hacen comunicación comunitaria y popular son “grupos” organizados a distintos niveles (desde uniones vecinales y centros culturales, hasta empresas recuperadas y movimientos sociales) vemos que, en el marco de esos “grupos”, y también hacia afuera, se dan también diferentes tipos de relaciones económicas.

Esas relaciones toman una infinidad de formas, pero tienen en común una cuestión clave: están basadas en paradigmas diferentes a los de la economía hegemónica. Los lazos que unen a las personas que son parte de estos procesos están fundamentalmente centrados en la solidaridad y la justicia. Así, una Feria Franca de Campesinos promueve no sólo una justa retribución por los productos que allí se ofrecen, sino también un sinnúmero de otros “agregados” de los que quien consume lo allí ofrecido es consciente, o se puede hacer consciente: productos sanos, sin agrotóxicos ni conservantes, trabajo familiar sin explotación, un sueño, una lucha por un mundo un poco más justo.

Así, una parte de lo que se quiere comunicar va en un producto que se está comercializando, pero hay una infinidad de cosas más para decir, y es ahí donde las organizaciones sociales se pueden apoyar en diferentes medios o soportes para que la tarea sea más efectiva y contundente. Entre los medios gráficos podemos mencionar a los periódicos, boletines y revistas. En cuanto a medios audiovisuales, lo más difundido son las radios FM, aunque en algunos casos se han desarrollado experiencias muy interesantes con televisoras comunitarias, que tienen un alto impacto en las comunidades. Finalmente, Internet ha dado una gran cantidad de posibilidades nuevas, desde los blogs, pasando por las redes sociales y hasta las páginas web con materiales interactivos.

En todos estos casos, los trabajadores y las trabajadoras de esos medios comunitarios y populares deben generar una fuente de ingreso para la subsistencia, así sea que el trabajo de operador técnico en una radio FM comunitaria se haga de manera voluntaria. Ya que quien trabaja en un medio comunitario, por la responsabilidad y dedicación que merece, raramente podrá trabajar en un trabajo con relación de dependencia, o como nos gusta decir: “bajo patrón”. Aquí vuelve a aparecer la economía social y solidaria como medio de vida para los sectores populares.

Aquí es interesante explicitar que tanto experiencias de economía social como de comunicación popular, que están, según lo expuesto hasta aquí, estrechamente relacionadas, vienen rebasando los marcos normativos existentes. Si bien los proyectos políticos de las organizaciones populares plasman de alguna forma el sueño de una sociedad más justa, con otros valores que no son los que promueve el capitalismo, es necesario pensar marcos legales específicos para estas experiencias.

Que una pequeña agroindustria campesina que elabora mermelada de manera artesanal tenga que cumplir con las mismas condiciones edilicias que una gran fábrica agroindustrial de conservas frutihortícolas, es un ejemplo de lo mencionado. Que una FM comunitaria, que no persigue el lucro y sí la pluralidad de voces, deba tener locutores y locutoras matriculados que con voz ajena a la realidad de la comunidad informen la hora o el estado del tiempo, es otro ejemplo de lo mismo.

Por otro lado, y volviendo a la definición que elegimos al comienzo, donde emisores y receptores cambian constantemente su posición y rol, se produce un fenómeno en el que la relación entre el acceso a la información y el empoderamiento son muy estrechos. Mientras más fuentes de información y, sobre todo, elementos de análisis de la realidad existan, se fomentará aún más la pluralidad de voces, y sin dudas serán fundamentales para consolidar procesos emancipatorios.

La ley: los aciertos

Inevitable es hacer referencia a la, ya no tan nueva, Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), conocida más popularmente como Ley de Medios.

Es indudable el aporte que la LSCA ha hecho al sector de los medios comunitarios, alternativos y populares, ya que ha previsto y dado un marco de legalidad que antes no existía y que daba lugar, por ejemplo, a lo que se mal llamó FM “truchas” o al nacimiento de una importante cantidad de nuevos medios.

Entre otras cosas, la reserva del 33% del espectro radioeléctrico para entidades sin fines de lucro (que no son necesariamente expresiones de la comunicación comunitaria y popular), la creación de un fondo de fomento (FOMECA) para apoyar con recursos económicos a los medios sin fines de lucro y la creación de la Defensoría del Público, que de algún modo garantiza el derecho de oyentes y televidentes a mayor pluralidad de mensajes, han sido algunos de los aspectos que prometen fortalecer, o sientan las bases al menos, a los medios comunitarios y populares.

Las licencias por adjudicación directa, contempladas en el artículo 49 de la LSCA, también han facilitado el acceso a la plena legalidad de varias emisoras del sector de las comunitarias. Este artículo sólo alcanza a aquellos medios que están en zonas de no conflicto por el espectro radiofónico, y con muy baja potencia en sus transmisores.

La ley: las deudas

Por otro lado, es pertinente marcar algunas deudas que la aplicación de la LSCA carga sobre sus espaldas para con el sector comunitario y popular. Más allá del derrotero jurídico (promovido desde los sectores concentrados, medios hegemónicos y multimedios monopólicos) que sufrió la completa aprobación de la ley, y que no merece la pena detenernos a analizar ahora, es una realidad que el avance sobre el plan técnico, es decir, las disponibilidades de espectro, sobre todo en zonas de conflicto, viene más demorado de lo que sería deseable. Esto repercute en el acceso a las licencias por parte de los medios comunitarios y en consecuencia a recursos que la ley contempla para el sector, como veremos más adelante.

Por otro lado, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), órgano de aplicación de la LSCA, ha encaminado la asignación de frecuencias para los casos que abarca el 33% reservado para medios públicos (escuelas, municipios, universidades), pero no ha regularízalo a una infinidad de radios comunitarias que vienen desarrollando trabajo en zonas de “conflicto”, en algunos casos, desde hace más de 20 años. La ley también contempla el 33% para medios sin fines de lucro. Aquí surge la pregunta: ¿cómo es que se puede regularizar el espectro para unos sí y para otros no? Las respuestas pueden ser varias: la más suspicaz diría que hay falta de voluntad para legalizar a una gran cantidad de medios comunitarios ya existentes en zonas de conflicto, la más benevolente dirá que hay falta de organización para regularizar a este sector, que dicho sea de paso, en ningún lugar del país llega a cubrir el 33% del espectro. A la vista está que es posible regularizar y legalizar a un gran número de medios comunitarios que están en condiciones de cumplimentar con las formalidades requeridas por la LSCA.

Vale mencionar que el 33% restante, destinado a los medios comerciales, es el que realmente genera el conflicto ya que, en ese caso sí está excedido, y al momento de ordenar el espectro, algunos de ellos deberían cerrar. Volviendo a las suspicacias, hay que animarse a ponerle el cascabel al gato.

Enredados

El trabajo en red, tanto en la economía social como en la comunicación popular, es una cuestión sumamente necesaria para optimizar el desarrollo y desempeño de los objetivos planteados desde los sectores populares.

Así, podemos mencionar a la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, capítulo argentino (AMARC Arg.), la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) y el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) como las tres grandes redes de referencia de una gran cantidad de medios comunitarios, alternativos y populares a nivel nacional.

Existe además una importante cantidad de redes provinciales o regionales y algunas a las que les podemos llamar temáticas o sectoriales. El Colectivo de Medios Comunitarios de Cuyo es una expresión de la primera y la Red de Radios Campesinas del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) de la segunda.

Las redes de economía social y solidaria son vastas y muy variadas. Vale la pena mencionar aquí a la naciente Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), expresión que nuclea a una gran masa de trabajadoras y trabajadores informales que hasta el momento no tenían representación gremial a nivel nacional. Aquí siguen confluyendo la economía social y solidaria y la comunicación comunitaria y popular ya que muchas de las organizaciones que componen la CTEP, que tienen sus políticas propias de comunicación popular y otros medios comunitarios, alternativos y populares, se suman a esta iniciativa para debatir el presente y futuro de este sector que abarca a una gran parte de la población trabajadora a nivel nacional.

Marcando y disputando agenda

Cuando hablamos de la agenda de un medio nos referimos a los temas que el colectivo que lo lleva adelante (desde una radio comunitaria que es un colectivo en sí mismo, hasta una organización social de carácter nacional) decide desarrollar en sus contenidos, es decir qué prioridad se le da, en el proyecto político del medio o la organización, a tal o cual tema.

Tomemos cualquier caso: quien lleva adelante el medio es una organización barrial, por lo tanto los temas de agenda serán, entre otros, la vivienda, los servicios, la gestión municipal, el transporte, el deporte local, etcétera.

En la agenda de los medios está el sentido de disputa que el medio quiere dar para con sus lectores/oyentes/televidentes, confrontando, obviamente, con otros intereses. Aquí vale la pena hacer una distinción. Se suele tildar a los medios comunitarios, alternativos y populares de “pintorescos”, “folclóricos”, “chicos” y otros calificativos que suelen denostar en algún punto el desarrollo de los mismos. Aquí hay que rescatar la intención de disputar el espacio/espectro por parte de los medios comunitarios, no sólo con mayor llegada física (cobertura de aire o ejemplares de una tirada o sus soportes de Internet) sino también con contenidos y agendas que disputen sentido político basado en sus proyectos político-comunicacionales propios.

En el caso de la economía social y solidaria, es tema permanente de agenda en los medios que, por apoyo o protagonismo propio, son parte de las redes y tramas vinculadas a esta. Que la economía social entre en la agenda de la comunicación popular desde el rescate de los valores que representa, también implica que la economía capitalista y hegemónica será parte de las agendas y debates con una mirada crítica.

La experiencia de Radio Tierra Campesina

La Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) es una organización campesina a nivel provincial que tiene su desarrollo territorial en Mendoza. A finales del 2014 la UST cumplirá doce años de vida. Nace en el seno de la crisis del 2001/2002 como una herramienta de familias de trabajadores rurales y campesinos de diferentes puntos de la provincia. La UST, junto a varias organizaciones campesinas de otras provincias, forma en el 2005 el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI).

Desde sus orígenes, los distintos grupos que confluyeron en la UST comienzan a debatir varios planos que los llevarán a un camino común. Las familias de trabajadores rurales que la integran se encuentran con la necesidad de cambiar su relación económica, fundamentalmente porque dependen de los patrones para los que trabajan y lo hacen de manera estacional y en condiciones muy precarias (trabajo en negro, mal pago, discriminación, etc.). La falta de acceso a la tierra era un cuello de botella para pensar en independizarse y comenzar a trabajar para uno mismo. La agroindustria artesanal fue la punta de lanza para ese proceso.

Las familias de campesinos y pequeños agricultores, si bien tenían algunos de los medios de producción, se encontraban fundamentalmente con el problema de la comercialización de los productos, tanto primarios como elaborados. La economía social fue, en ese entonces y seguramente con otros términos, un debate que se comenzó a plasmar en la UST.

De la mano de estos debates es que se comenzaron a introducir otros ejes de luchas que venían de la mano de derechos vulnerados: salud, educación, vivienda, comunicación. Con este último y basado en la inevitable referencia de las radios campesinas del Movimiento Campesino de Santiago del Estero – Vía Campesina (MOCASE-VC), organización hermana del MNCI, es que nace la idea de tener una radio FM.

Así nace, a finales del 2009, Radio Tierra Campesina, con estudios y planta transmisora en Jocolí, un pequeño pueblo rural al norte de la provincia de Mendoza, casi al límite con San Juan. El desafío era tener un medio propio, donde las familias campesinas de Mendoza puedan poner su voz y sus luchas “sin filtro” para la sociedad en general, sobre todo a sus pares. Construyéndose así una herramienta muy importante para la multiplicación de las luchas, y en consecuencia de las bases de la UST.

Las definiciones de agenda y contenidos de Radio Tierra Campesina están ancladas en los debates que la UST tiene en cada una de sus instancias orgánicas. Si bien está definido que Radio Tierra Campesina no es un medio de comunicación “panfletario”, es un medio que tiene claramente marcada su agenda por el proyecto político del MNCI, al igual que la Red de Radios Campesinas del MNCI mencionada anteriormente.

Radio Tierra Campesina emite en el 89.1 para el departamento de Lavalle, al norte de Mendoza, y accedió a su licencia a través del artículo 49 de la LSCA. Se define como un medio comunitario conducido políticamente por la UST. Esto se traduce en que una parte de los programas son realizados por militantes de la organización, atravesados claramente por la línea editorial, y otra parte de la programación está garantizada desde instituciones y organizaciones de las comunidades a las que Radio Tierra Campesina llega por aire. Las escuelas, uniones vecinales, clubes o simplemente grupos de vecinos y vecinas, son los realizadores de estos “programas de la comunidad” que tocan los más diversos temas: deporte, cocina, música, cultura, historia, actualidad, todo con un claro tinte local.

El MNCI tiene seis FM en Santiago del Estero, dos en Mendoza, una en San Juan y están proyectadas en el corto plazo dos en Córdoba, una en Neuquén, Misiones y Buenos Aires. Como ya se mencionó, esta Red de Radios Campesinas está estrechamente vinculada desde sus agendas y contenidos, y está constantemente retroalimentándose y dando lugar a nuevas expresiones en diferentes comunidades campesinas a lo largo y ancho de la Argentina.

¡Van juntas!

La conclusión está a la vista. Si miramos desde la práctica, la economía social y solidaria y la comunicación comunitaria y popular están estrechamente vinculadas. Faltan varias vueltas de rosca para que los actores y colectivos que construyen ambos conceptos y, sobre todo, prácticas, nos encontremos a debatir y reflexionar, plantear desafíos y potenciar el trabajo conjunto. Seguir promoviendo y fortaleciendo organización popular y sus posibles instancias de articulación y trabajo conjunto, para cambiar las relaciones de poder, para continuar en la disputa real y simbólica de los mensajes, de los contenidos, de las agendas y de la economía.

Autorxs


Colectivo de Comunicación de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Cuyo, Movimiento Nacional Campesino Indígena