Construyendo espacios universitarios de formación de actores de la economía social y solidaria. Reflexiones desde una práctica académica-territorial

Construyendo espacios universitarios de formación de actores de la economía social y solidaria. Reflexiones desde una práctica académica-territorial

En los últimos años se está intentando, desde una propuesta universitaria comprometida intelectual, práctica y políticamente, potenciar una economía para la vida, buscando generar una estrategia efectiva de ampliación de derechos y democratización social, económica y educativa. A continuación, algunas de las principales iniciativas.

| Por Rodolfo Pastore |

Este texto reconoce y agradece el trabajo de construcción colectiva de cada una/o de los compañeros de nuestra comunidad de aprendizajes en ESS, con quienes compartimos la alegría y esperanza activa en la potencia del interactuar humano en lo económico y lo educativo.

“No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión”.
Paulo Freire

Dimensiones y necesidades de formación en economía social y solidaria

La economía social y solidaria (ESS) es un campo socioeconómico, simbólico y político en expansión en el mundo contemporáneo, constituyendo una de las respuestas colectivas más amplias a la globalización de creciente desigualdad y precarización social, agravamiento de los problemas socio-ambientales y crisis económicas recurrentes. No obstante, en buena medida por su resurgimiento embrionario, tiene entre sus problemáticas considerables fragmentaciones organizativas, rivalidades político-ideológicas, limitada visibilidad y valoración social de su presencia, así como significativas dificultades para la consolidación sostenida en el tiempo de una parte de sus experiencias. Reconocer esas problemáticas desde una propuesta universitaria comprometida intelectual, práctica y políticamente con potenciar una economía para la vida, conlleva plantearnos la construcción de espacios de formación de actores en ESS que contribuyan a fortalecer estas prácticas socioeconómicas democráticas y solidarias.

Desde esa apuesta académica, entendemos que la expresión ESS constituye un término polisémico que designa al menos tres dimensiones interrelacionadas:

a) Una dimensión de trayectorias empíricas, como una forma organizativa específica de hacer economía, que une finalidad social de reproducción de la vida con dinámicas de gestión asociativa, democrática y solidaria.

b) Una dimensión político organizativa de proyectos de sociedad en disputa, que atraviesa una tensión estructural entre la adaptación a las lógicas económicas hegemónicas y la potencial capacidad de transformación social, que desde una perspectiva política emancipatoria plantea un piso básico de acuerdos por profundizar la democratización y la solidaridad sistémica.

c) Una dimensión simbólica (conceptual, cultural, educativa y comunicacional) de maneras de concebir las prácticas humanas en la interacción económica, que centra su atención en las condiciones de reproducción de la vida y en las relaciones de las personas entre sí y con su hábitat vital.

En su dimensión empírica, la ESS reconoce una diversidad de trayectorias socioeconómicas diferenciadas de las lógicas dominantes de la empresa lucrativa o de la organización jerárquica-burocrática. En un sentido restringido, como espacio socioeconómico específico, está conformada por iniciativas, emprendimientos, entidades, organizaciones y redes que regularmente llevan adelante actividades económicas de producción, distribución, financiamiento o consumo, orientadas hacia el mejoramiento y ampliación de las condiciones de vida, y que se van construyendo en una tensión dinámica entre principios y prácticas organizativas asociativas, de gestión democrática, participación voluntaria y autonomía decisional.

A nuestro entender, esas tres dimensiones se vinculan también con parte de las problemáticas que atraviesan a la ESS: a) las dificultades de índole económica y tecnológica; b) la escasa visibilidad, confluencia organizativa y representación colectiva de sus actores, y c) el limitado desarrollo de su identidad simbólica, en el marco hegemónico en los modos instituidos de vivir y entender lo económico y el poder como amenaza, control o dominio. A nuestro juicio, todo ello revaloriza la apuesta por generar espacios sistemáticos de formación que contribuyan a potenciar capacidades y aprendizajes en estas dimensiones. Desde esa apuesta es que presentamos estas breves reflexiones, en particular desde nuestra experiencia universitaria (limitada, inacabada y con vaivenes como toda experiencia singular), que esperamos sea de utilidad para contribuir a los debates y aprendizajes para fortalecer el vínculo entre universidades, actores de la ESS y políticas públicas en pos de garantizar y ampliar derechos.

Una práctica académico-territorial en clave de ESS

El Proyecto CREES (Construyendo Redes Emprendedoras en Economía Social) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) surge en el 2006 como propuesta académica integral en clave de desarrollo territorial y socio-comunitario, investigación-acción-participativa, educación popular y comunidades de aprendizajes. Actualmente se instituye como Observatorio del Sur de la ESS, representando tanto un portal de comunicación en la temática (www.observatorio.ess), como una unidad académica de articulación y convergencia de las acciones extensión, docencia e investigación.

Nuestro origen es la “extensión universitaria”, pues aun con sus condicionantes, resulta un ámbito con potencialidad para impulsar espacios de acción-reflexión compartidas con los actores del territorio, pero apostando también a la “extensión” de la comunidad a la universidad, al incluir a dichos actores y sujetos populares con plena ciudadanía universitaria, intentando transformar a la propia universidad en ese andar. Como parte de esa estrategia académico-territorial, han sido recurrentes las actividades realizadas en la sede universitaria, donde los trabajadores y promotores de la ESS participan no sólo como sujetos de aprendizajes, sino también como actores clave en la construcción social de conocimiento, compartiendo y transmitiendo sus aprendizajes y experiencias, tanto entre sí como con la comunidad universitaria. Entre esas actividades universitarias se destacan las clases públicas de presentación de experiencias, los encuentros de intercambio de conocimientos y formulación de propuestas, los eventos de arte y cultura comunitaria en clave de economía social, las ferias de ESS o los programas de financiamiento solidario para trabajadores y estudiantes de la universidad. Más allá de los esfuerzos y dificultades que conlleva, la realización periódica de dichas actividades sirve para impulsar espacios efectivos de encuentros colectivos e intersubjetivos; aprendizajes compartidos y diálogos de saberes; dinámicas interactivas de construcción y apropiación social de conocimientos; procesos de formación-reflexión desde y para la práctica, así como avances en el reconocimiento mutuo, la visibilidad pública o la incidencia política. Esa extensión com-universitaria potencia los aprendizajes mutuos y se proyecta a su vez hacia las otras dos funciones sustantivas de la universidad, la docencia y la investigación. De hecho, desde los requerimientos de los propios actores en esa vinculación es que en el 2008 impulsamos espacios universitarios regulares de formación en ESS, diseñando de manera colectiva con los mismos actores una propuesta inicial de tecnicatura en la temática.

Es en esa dirección, y a iniciativa de los ministerios de Desarrollo Social y de Educación de la Nación, que en el año 2010 se crea el primer Diploma de Extensión Universitaria en la cuestión, el Diploma de Operador Socioeducativo en Economía Social y Solidaria (DOSESS), orientado en ese marco interinstitucional a la formación de miles de orientadores-cooperativistas del Programa de Ingreso Social con Trabajo, “Argentina Trabaja” (PAT). En su primera edición (2010-2011), participaron poco más de ochocientos orientadores. En ese mismo marco, en su segunda edición (2012-2013) se duplicaron los estudiantes cooperativistas, ampliándose también las universidades involucradas en la gestión académica, con las universidades nacionales de Moreno, San Martín y Avellaneda. De manera complementaria, también desde entonces venimos dictando el DOSESS en su cohorte abierta, en el cual vienen cursando otros cien integrantes de emprendimientos, organizaciones, entidades u organismos públicos vinculados a la ESS. Dicho diploma, como trayecto universitario integral, implica poco más de un año de cursada y a la vez, con objeto de ampliar el acceso a la educación superior, no requiere secundario terminado para poder ingresar. De allí que el DOSESS representa una iniciativa de inclusión y transformación educativa de alto impacto, escala y cobertura territorial, que ha abarcado prácticamente todo el Gran Buenos Aires y ha permitido (en lo que corresponde sólo a la coordinación académica de la UNQ) el acceso a la educación universitaria de unos 1.500 estudiantes-trabajadores provenientes de cooperativas y organizaciones territoriales de la ESS. Al mismo tiempo, cuenta con índices de retención y egreso educativo muy elevados, con un 72% de egresados sobre el total de cursantes. Por todo ello, representa una innovación curricular considerable y una estrategia efectiva de democratización y ampliación de derechos educativos, haciendo cierto el masivo acceso de trabajadores y sectores populares a la educación superior.

Profundizando esta propuesta, y también en articulación con ambos ministerios, en el 2012 comienza a dictarse la Tecnicatura Universitaria en ESS (TUESS), carrera universitaria oficial orientada a la formación de actores de la ESS. En ella básicamente se inscriben trabajadoras/es y participantes de emprendimientos y organizaciones de la ESS, los cuales sí reúnen los requisitos de acceso universitario (básicamente secundario completo) y aprueban previamente el curso de ingreso, acceden al primer año de los tres de la carrera. Lo innovador en este caso es que a los diplomados del DOSESS que reúnen los requisitos (o que completan posteriormente el secundario), se les valida el recorrido del diploma, pues no sólo se incorporan a la TUESS sin rendir curso de ingreso, sino que también se les reconoce el diploma como primer año de la tecnicatura. En los hechos, la perspectiva de continuar cursando una carrera universitaria ha estimulado a quienes participaron del DOSESS a finalizar sus estudios secundarios en programas públicos como el Plan de Finalización Estudios Primarios y Secundarios (FINES), contagiando también en muchos casos a sus familiares, vecinos y compañeros. Si bien en estos tres años de la TUESS (2012-2014) las dificultades y problemas han sido muchos, decisivamente valen la pena, viendo (y con-viviendo) los avances educativos alcanzados, tanto en términos cualitativos de procesos de aprendizaje y transformación subjetiva/colectiva/institucional, como en los resultados cuantitativos de cursantes y egresadas/os. En efecto, habiendo comenzado recientemente, en estos tres años vienen cursando la TUESS 628 cooperativistas, trabajadores y promotores de la ESS. Los mismos estudian en unas quince comisiones (aulas), localizadas en diferentes distritos de la región metropolitana de Buenos Aires, para acercar la formación universitaria a los territorios donde viven o trabajan los sectores populares. Dichos estudiantes son mayoritariamente egresados del DOSESS (particularmente cooperativistas del PAT y también de la cohorte abierta), adultas/os mayores de 30 años (un 70%), así como más de dos tercios son mujeres y, buena parte de ellas, madres de familia y jefas de hogar. También se observan índices educativos de retención muy elevados en comparación con otras carreras universitarias, estimándose que hacia fines del 2014 se reciban los primeros 100 técnicos universitarios en ESS, con un índice de graduación del orden del 65% sobre los 156 estudiantes de la cohorte respectiva.

En definitiva, estos espacios de formación, cada uno con sus especificidades, son ámbitos de aprendizaje-reflexión-acción-interacción y dialogo educativo, en el que convergen los saberes provenientes de la experiencia y los generados en desarrollos conceptuales, metodologías o herramientas sobre temas tales como grupos, organizaciones y equipos solidarios; enfoques, políticas y estrategias en ESS; redes, actores y territorio; organización social y comunicación comunitaria; tecnologías sociales y gestión socio-técnica; desarrollo de mercados sociales, finanzas solidarias o monedas complementarias, etc. A su vez, en todos los casos la planificación y acción docente es compartida entre un docente curricular (especializado en dichos temas) y un docente-tutor, que acompaña pedagógicamente al grupo a lo largo de todo un año en su proceso de formación. Con esa orientación, y de manera complementaria, en el año 2012 se crea también la carrera de Especialización en Gestión de la ESS (EGESS), que se dicta bajo modalidad virtual y está orientada a la formación de actores territoriales en enfoques, trayectorias y gestión de la ESS. En este caso, por ser una carrera de posgrado, cursan unos cien profesionales o egresados, mayoritariamente trabajadores, promotores, funcionarios o docentes universitarios en ESS.

Por último, dichas iniciativas de extensión y docencia universitaria se articulan a varios proyectos de investigación en el tema, así como desde el 2014 al Programa Universitario de Incubación Social (PUIS), que apunta a incubar procesos de asociatividad estratégica, valorización económica e innovación socio-técnica en ESS, promoviendo para ello incubadoras universitarias interdisciplinarias e inter-actorales en áreas que consideramos claves como mercados de la ESS; empresas sociales; comunicación y diseño; tecnologías para la inclusión social; turismo solidario; emprendimientos culturales; o ambiente y ecología.

Reflexiones finales

Hemos presentado una experiencia puntual, plagada de problemáticas, tensiones y conflictos, pero también de aprendizajes, alegrías y logros, como apuesta universitaria integral de formación-investigación-acción, que intenta contribuir desde la universidad pública a profundizar la ampliación de derechos y la democratización social, económica y educativa, incluyendo en ello a la propia práctica e institucionalidad universitaria.

Una apuesta de este tipo necesariamente entra en tensión institucional con las prácticas y esquemas instituidos, cuando los mismos obstaculizan dichos objetivos de ampliación de derechos y profundización democrática. Por ejemplo, al proponerse romper con el orden establecido de la interacción subordinada del ordenamiento del espacio, la mente, las palabras y los cuerpos en lo educativo. Creemos que avanzamos en esa dirección cuando la visión y acción educativa proponen abrirnos a vínculos humanos de simetría, reciprocidad y empatía, que ponen en juego no sólo la racionalización, sino también los cuerpos, los sentimientos y la emotividad, en dinámicas de circulación de los pensamientos, los contactos, los sentires y las palabras, movilizándonos activa y existencialmente en el aprendizaje. Al comienzo, estas propuestas pueden generar sensaciones de incomodidad, pues no estamos habituados a este tipo de dinámicas de interacción en espacios educativos institucionalizados. Por ello mismo, pueden provocar distintos niveles de resistencias, no sólo en los sujetos de aprendizaje, sino también en los propios docentes e instituciones educativas, en donde mayormente no están validadas estas metodologías de formación universitaria, a pesar de que lo estén en mayor medida para las capacitaciones de extensión o el voluntariado comunitario. No obstante, desde nuestra experiencia, creemos que dichas propuestas tienden a posibilitar el acontecer de procesos relacionados con actos subjetivos de transformación en tanto personas y colectivos de aprendizaje.

De allí que, desde propuestas educativas como la presentada, asumimos una pedagogía crítica y comprometida con el enfoque político pedagógico de la educación popular; una educación para la transformación, que intenta no reproducir relaciones de subordinación y que valoriza la igualdad, la singularidad y la condición colectiva del sujeto en su tiempo-espacio. Desde nuestra experiencia, algunas estrategias metodológicas que orientan ese andar pueden sintetizarse en un abordaje interdisciplinario, interactivo e inter-actoral que fomenta la ampliación de los derechos y capacidades, subjetivas y colectivas; los procesos de aprendizajes participativos, cooperativos y de reflexión-acción para la transformación de las prácticas; la diversidad de los actores y ámbitos de interacción educativa (aula, familia, comunidad, territorio); los espacios participativos de coordinación, planificación y decisión educativa; el dialogo de saberes y experiencias entre los docentes (curriculares y tutores) y los estudiantes-actores.

En suma, una propuesta de ecología de saberes e intercambio de experiencias no sólo como dispositivo metodológico o estrategia didáctica, sino también como ejercicio democrático de construcción de conocimiento y de poder autogestivo, intersubjetivo y colectivo; de reflexión-acción sentipensante desde donde fundamentamos nuestra práctica y las palabras sostenidas en este texto. Es decir, el diálogo de saberes en su sentido profundamente ético de reconocimiento y valoración propia y de la otredad, de interacción y comunicación humana, de aprendizaje en la diversidad, de constitución subjetiva en la interacción simbólica y material en el flujo continuo del pensar-sentir-hacer-nos siendo con otros.

Autorxs


Rodolfo Pastore:

Docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Director del Programa CREES-ICOTEA y de la Unidad Académica “Observatorio del Sur de la Economía Social y Solidaria”, Departamento de Economía y Administración.