Entrevista a Guillermo Kane: “Unidad de los trabajadores”

Entrevista a Guillermo Kane: “Unidad de los trabajadores”

| Voces de los movimientos sociales |

Guillermo Kane es dirigente nacional del Polo Obrero, el brazo territorial y gremial del Partido Obrero. Es estudiante de historia y egresado del Colegio Nacional de Buenos Aires. Se forjó como referente social en los barrios más humildes de La Matanza. Actualmente está a la cabeza de uno de los movimientos sociales más extendidos nacionalmente. “La burguesía argentina mostró una total incapacidad para cumplir con las tareas mínimas que hacen a una sociedad y a un Estado nacional, a su soberanía, su independencia política y económica. El saqueo de la riqueza del país continuó cuando formalmente se dejó de ser una colonia. Sigue siendo lo que predomina como fuerza de país. A pesar de las inmensas luchas que nos hemos dado los trabajadores y el pueblo argentino, no hemos podido terminar con el oprobio de la deuda externa y con el sometimiento del mercado internacional”, denuncia, a la hora de plantear un balance del Bicentenario.

–¿Cómo ven que repercute esto en el contexto actual?
–Las materias primas que se exportan al mercado internacional son casi el único recurso de generación de riqueza del país: por distintas vías la soja, la minería y el petróleo son objeto de grandes choques por el nivel de saqueo con el que se está implementando esto en el país. Es lo único que está planteado para obtener riquezas. Tenemos la obligación de hacer un balance de los problemas que seguimos enfrentando como país. Persiste la dominación de una clase dirigente que muestra su absoluta incapacidad. Un proyecto emancipador que sólo va a poder ser protagonizado por los trabajadores.

–¿Qué propuestas en el corto plazo plantean que se podrían aplicar?
–El desconocimiento de la deuda externa que en sí es usuraria e ilegítima y es uno de los principales instrumentos de saqueo del país. Parar con la fuga de divisas que se está viviendo. Hasta el año pasado se habían calculado 40.000 millones de dólares fugados y ahora las cifras son mayores. Pensamos que es elemental para eso el monopolio de la banca, poder hacernos de los recursos y tener el control desde el Estado que frene esa fuga de riquezas. Es necesario el monopolio del comercio exterior. Esta medida supera incluso el conflicto alrededor de la renta agraria que se dio hace un tiempo, que planteaba, en una medida o la otra, distintos mecanismos que seguían fugando la plata del país, ya sea porque los propios exportadores y puertos privados son los que la fugan o porque es el Estado que quiere hacer caja para pagar la deuda externa. Hay que usar esos recursos para un plan de industrialización del país y un plan de obras públicas y viviendas populares que genere puestos de trabajo. Planeamos la nacionalización de las privatizadas, tanto las petroleras como los servicios y el transporte. Son medidas esenciales. En un momento en que se está discutiendo nuevamente el problema del enclave imperialista inglés en las Islas Malvinas, es importante reafirmar nuestra oposición a cualquier enclave que tenga el imperialismo. Si vamos a establecer una prioridad de dónde pesa el capital extranjero e imperialista tenemos que empezar por lo que sucede en el país. Las empresas privadas inglesas petroleras que están explotando en el mar del Sur son las mismas que están del lado argentino. Son los mismos capitales. Así como el Banco Barclay, que interviene en la extracción de petróleo en las Malvinas, es el que fue dado por el gobierno de los Kirchner para organizar el canje de la deuda. Es muy importante el tema de la soberanía nacional y económica. Hay que empezar a plantear el tema de los recursos. Con estas medidas que estamos planteando tendríamos una base para empezar a encarar una transformación nacional.

–¿En qué situación están como organización social y política?
–Apostamos a la construcción de una alternativa desde la clase obrera. Pensamos que se abre una etapa muy importante en ese sentido, porque la propia burocracia sindical, la principal pata de este régimen para controlar a los trabajadores, está profundamente desgastada, desautorizada. Se puede ver en episodios que suceden todos los días, en los conflictos más resonantes como el subte, Kraft o los docentes que salen al paro después de que la dirección nacional pautó un techo. Hay miles o cientos de casos de activistas que están luchando por abrirse paso como delegados, que cuestionan a las direcciones de los sindicatos constituidos en casi todos los gremios el país. Esto no sólo da lugar a reclamos salariales y gremiales, sino que hay un enorme terreno para reorganizar un tejido propio de los trabajadores. En los barrios pensamos que esta medida que ha tenido que sacar el Gobierno de incorporar a planes estatales de trabajo precario a miles de desocupados es una forma de tratar de parar el desarrollo de un movimiento de lucha frente al impacto que ha tenido la crisis internacional económica en el país. Es una forma de reconstruir un tejido político clientelístico del kirchnerismo y el PJ. Pero les está saliendo en contra, les está abriendo un gran flanco. Esos miles de trabajadores también van a reclamar sus derechos laborales y gremiales. Estamos haciendo un gran trabajo preparativo y de lucha para garantizar el ingreso de miles de trabajadores más y para que no seamos rehenes de la interna del PJ. Planteamos una lucha para reafirmar nuestros derechos como trabajadores. No queremos continuar en la forma de trabajo a como dé lugar, con mayor trabajo en negro y ritmos de efectividad laboral que vienen de la nefasta década de los ’90. Los Kirchner critican esa época, pero sostienen casi todas sus cláusulas hasta la actualidad. Este plan de empleo tiene todas las marcas de los planes que promueve el Banco Mundial: trabajo en negro, precario, que van a la fragmentación de la clase trabajadora en trabajadores de distintas categorías. Hacemos un gran trabajo para tratar de unificar las condiciones laborales, plantear nuestros derechos de sindicalización y condiciones de trabajo, ya sea en el marco del Plan “Argentina Trabaja” o de la gran cantidad de trabajadores precarios que hay en el Estado en todo el país. Es una tarea que nos estamos dando como parte de un proceso de recomposición reivindicativo político que vemos extendido entre los trabajadores. Es una condición a que nos podamos plantear como sujetos políticos de transformación para cambiar con la historia de 200 años de sujeción económica, de subdesarrollo, de atraso y de saqueo.

–¿Esto lo ven en el marco de una perspectiva continental?
–Los Estados o repúblicas latinoamericanas que quedaron conformados son absolutamente limitados para poder enfrentar los desafíos que tenemos. A los pueblos y los trabajadores de Latinoamérica nos une un destino común. Desgraciadamente en estos siglos predominó la historia común de la sujeción, primero a los imperios coloniales y después a los lazos del capitalismo imperialista. Debemos superar esas divisiones armadas por la burguesía y funcionales a la dominación. Esto es parte de la agenda. Las distintas variantes de unidad continental que se han discutido estos años, desde el Mercosur, el ALBA y las distintas cumbres de presidentes, entran en crisis recurrentemente por los negocios contrapuestos de las distintas burguesías. Hemos visto cómo los gobernantes responden a los intereses patronales. Las disputas no son por los intereses contrapuestos de los trabajadores, sino por esos intereses empresariales. A largo plazo, tenemos que luchar por unos Estados Unidos Socialistas de Latinoamérica que justamente puedan barrer con estas diferencias impuestas por las patronales de cada país. Lo hemos vivido con Uruguay con el problema de Botnia. Parecía una pelea entre trabajadores, cuando es parte de una política del saqueo, en este caso con el monocultivo de eucaliptos, pero que se da del lado argentino también. Como con la minería en el caso del pueblo de Andalgalá, Catamarca. Nosotros planteamos la unidad de los trabajadores y el pueblo de todo el continente.