Energía de la basura, ¿una especie de Fénix?: Cambiar las fuentes

Energía de la basura, ¿una especie de Fénix?: Cambiar las fuentes

El uso racional de la energía es una evolución necesaria e inexorable que se contrapone al paradigma liberal de la iniciativa empresaria como motor del progreso. Alternativas para cuidar el ambiente.

| Por Alberto Anesini* |

Vivimos en un mundo en el que los recursos físicos definitivamente deben ser asumidos como escasos. Siempre han sido una restricción, pero durante más de un siglo y medio no hemos creído que lo fueran, y ha llegado el momento de comenzar a asumirlo cabalmente.

El planeta es nuestro límite, nuestro continente finito, y cuando la comunidad tome conciencia de ello quedarán establecidos los escenarios para la actividad empresaria con poco grado de libertad, o por lo menos con menos grados de libertad que los que establece la lógica del liberalismo, que supone que la iniciativa empresaria es el motor ilimitado del progreso.

Los efectos de los cambios climáticos percibidos o sufridos por toda la humanidad y los terribles efectos de los “accidentes ecológicos”, hoy en la primera plana de todos los diarios, implican que esa percepción será acelerada.

La historia nos dice que el hombre evoluciona por vocación o naturaleza. La edad de piedra no se abandonó porque se hayan agotado las rocas. El cambio a las fuentes renovables y al cuidado del ambiente es el futuro posible, casi único, sin duda.

Generación distribuida de energías renovables – La propuesta

A partir de esta mirada prospectiva proponemos algunas definiciones políticas para precisar nuestras opciones de trabajo. Es el núcleo de la propuesta del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI):

1. Si los recursos deben ser asumidos como una restricción, el uso racional de la energía debe ser resignificado hasta convertirse en una línea que abarque los combustibles líquidos y gaseosos, la energía eléctrica, el diseño y construcción de viviendas, en definitiva, la minimización del consumo superfluo en todos los planos. Es una opción casi mecánica o automática, que se debe aplicar cualquiera sea la fuente del recurso. Hablar de uso racional de la energía implica inmediatamente darse cuenta de que hay que extenderlo a todos los campos de la energía.

2. Respetar como prioridad conceptual las definiciones comunitarias. Proponemos ayudar a diseñar e implementar sistemas basados sobre fuentes renovables para la generación y utilización local del producto energético. La mejor situación de un mundo que tendrá muchas restricciones y muy fuertes en los recursos físicos es la capacidad de las personas de actuar y organizarse y optar por lo sustentable y por lo distribuido. Darles poder a los espacios locales para la generación de energía y para la utilización de la energía que generan.

3. Le damos enorme importancia a que nuestra institución, el INTI, facilite la implementación en corto plazo de la mayor cantidad de sistemas posibles. Nuestro papel no será el de las grandes discusiones teóricas o el de las grandes investigaciones básicas. Ambas son necesarias y también es necesario otro tipo de aproximaciones a la energía, pero nuestro papel es el de articulador de saberes, aportando los que tengamos, los propios, e invitando a todo actor a sumarse con la identidad y el reconocimiento debido a los efectos de conseguir la transferencia a lo concreto, a la modificación de las condiciones de trabajo de la comunidad en el menor plazo posible.

Creemos definitivamente que este camino incluye a la gente, a su comunidad y a las pymes generadoras de trabajo local.

Estamos trabajando en dos espacios del Uso Racional de la Energía: el activo (eficientizar el uso) y el pasivo (construir para usar menos). Y estamos incursionando en seis tecnologías: solar, eólica, hidráulica, biogás, biocombustibles y residuos e incursionando en la aplicación del vector energético hidrógeno.

No buscamos estar solos, ser los primeros o dejar temas relevantes fuera de un plan general. Es lo que podemos hacer. La articulación y la vinculación son imprescindibles.

La Argentina debió haber empezado a trabajar en estos temas hace dos décadas por lo menos. Bueno, aquí estamos… no podemos negar el pasado. Pongamos la mochila sobre los hombros y vamos para adelante. En definitiva, buscamos recorrer con fuerza la transición hacia un cambio de paradigmas. Primero los recursos, tanto físicos como humanos. Luego, pero sólo luego, los negocios, que son necesarios.

Un caso: valorización energética de los residuos sólidos urbanos

Entre los métodos de tratamiento más frecuentes del residuo sólido urbano se encuentran los siguientes:

• Relleno sanitario: emplea principios de ingeniería que aseguren el confinamiento de los residuos en la menor superficie posible, evitando la lixiviación de materiales tóxicos que contaminen la napa freática y la emisión de gases como anhídrido carbónico y metano (que se producen durante la fermentación anaeróbica a la que es sometida la basura enterrada), los malos olores, la proliferación de aves y roedores que transmiten enfermedades, la emisión de dioxinas y furanos, etcétera. Se debe asegurar la impermeabilización del terreno donde se van a depositar los residuos y se debe cubrir con tierra el depósito en forma inmediata. Este método no es apto para recepcionar residuos de riesgo como son los tóxicos, patológicos, explosivos, radiactivos, hidrocarburos, cenizas, pinturas y líquidos corrosivos, que son de uso normal en cualquier comunidad. Exige contar con un sector de terreno que se pueda ampliar constantemente, inutilizándolo para otros usos.

• Incineración: se justifica cuando se aprovecha la energía térmica liberada para producir un bien comercializable como es la energía eléctrica. Para asegurar que no haya emisión de contaminantes nocivos para el medio ambiente, se utilizan en el proceso avanzadas tecnologías de combustión controlada y depuración de los gases producidos. Es posible un control estricto. Las cenizas pueden ser utilizadas en hormigón o como base de la construcción de caminos para su disposición final. El aporte al relleno sanitario en este caso es mínimo (10 por ciento del volumen inicial).

• Reciclado: aparece como un sistema muy interesante desde el punto de vista del aprovechamiento de los componentes útiles de la basura. La venta de los materiales recuperados no siempre cubre el costo de la selección y por lo tanto es necesario subvencionar el funcionamiento de la planta de selección. Requiere de instalaciones que aseguren el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad en el trabajo de los operarios. Implica enviar menor volumen de residuos al relleno y retirar productos potencialmente contaminantes antes de incinerar.

• Compostaje: consiste en transformar la materia orgánica de la basura en abono por medio de una fermentación aeróbica controlada. Si bien el sistema es bueno desde el punto de vista de la transformación de los residuos en un material estabilizado, su manejo tiene alguna complejidad y en general el volumen producido supera ampliamente la demanda. Es parte de la aplicación de este método tener resuelto el destino final del abono y la disposición (en relleno sanitario) de los residuos que se producen al refinarlo. Las emisiones de anhídrido carbónico producidas durante el compostaje se descargan a la atmósfera, incrementando la emisión de gases que producen efecto invernadero. En general este método ha sido abandonado donde se utilizaba, ya que si bien se adoptó como una solución a la gestión de la basura en varios países en los años setenta, hoy prácticamente no se aplica.

• Metanización: esta alternativa utiliza la biodigestión de los residuos sólidos, eventualmente, junto con las aguas servidas de uso humano. Se realiza en un biodigestor, un equipo que permite la descomposición anaeróbica de la materia orgánica denominada biomasa. Anaeróbica significa en ausencia de oxígeno, que es el ambiente donde determinado tipo de bacterias transforman los almidones y otros polisacáridos, como el glucógeno (almidón animal), la hemicelulosa (presente en la envoltura de cereales y tallos tiernos de plantas en crecimiento), etc., contenidos en esa materia orgánica, en gases, como anhídrido carbónico, metano, ácido sulfhídrico, hidrógeno y nitrógeno. Los principales componentes del biogás son: metano (de allí su denominación de metanización) en una concentración de 60 a 80 por ciento, anhídrido carbónico en una concentración de 20 a 40 por ciento y pequeñas proporciones de los otros gases consignados más arriba. El poder calorífico superior del biogás varía entre 5.000 Kcal/m3 y 7.000 Kcal/m3, dependiendo de la concentración de metano y anhídrido carbónico presente. La calidad del biogás obtenido es función de la materia orgánica utilizada y de las condiciones en que se desarrolla la fermentación. Completada la fermentación, en el equipo digestor se produce, además del biogás, una borra líquida que contiene 1,5 a 2,0 por ciento de nitrógeno, 1 a 2 por ciento de fósforo y de 0,5 a 1 por ciento de potasio, que lo convierte en un abono orgánico fácilmente asimilable por las plantas y que tiene como función fundamental restablecer el tenor de humus del suelo y recuperar sus propiedades fisicoquímicas. Estimula la actividad microbiana de la tierra. El gas obtenido se puede utilizar para la generación de energía eléctrica u otros usos donde sea necesario producir combustión. Es fundamental el control del sustrato y de los gases de salida del biodigestor para optimizar su funcionamiento y aplicación, esto con el RSU no es un tema menor.

Algunas reflexiones

Por lo expuesto, de todos los métodos posibles el más indicado es el de la incineración y/o la metanización, con producción de energía eléctrica, y con el reciclado de la fracción inorgánica, ya que transforma la basura en un producto comercializable en su totalidad como es la energía eléctrica, un abono orgánico para uso agrícola, y productos de consumo a partir del reciclado.

La generación energética se hace con un recurso renovable que no se agota en el tiempo y reemplaza a otras fuentes de energía como los combustibles fósiles, lo que permite ahorrar recursos naturales. La utilización del biogás como combustible no contamina el ambiente ya que devuelve el anhídrido carbónico extraído a los vegetales, los que lo vuelven a utilizar en la fotosíntesis cerrando así el ciclo biológico del sistema.

La problemática de la incineración en pequeñas ciudades

Hoy, en el mundo, las tecnologías de incineración tienen un mínimo para su aplicación que es de 100/120 toneladas por día, equivalente a poblaciones de 100.000 habitantes. Nuestro Instituto busca el camino para bajar esos límites, generalmente impuestos en la economía liberal por razones de retorno de la inversión y/o rentabilidad en la producción de energía.

Nuestro país tiene el problema de la valorización energética de residuos sólidos urbanos (VERSU) en poblaciones menores a 50.000 habitantes y hasta 2.000. Ya que la cantidad de comunidades de este tamaño son 1.000, según el censo de 2001, que implica el 47 por ciento de las ciudades y comprenden el 31 por ciento de la población. En muchos casos, desde el punto de vista logístico estas son poblaciones “dispersas”.

Se trata de buscar una solución para estas poblaciones que en general hoy tienen basurales a cielo abierto y los tratamientos alternativos no funcionan o no los tienen implementados. Nuestras investigaciones a nivel internacional nos van dando algunas pistas sobre el camino a seguir:
• La solución debe ser integral. No sirve resolver partes.
• El tratamiento de la basura comienza por establecer una decisión política regional, nacional o municipal que debe cumplirse y controlarse. El que más contamina, más debe pagar.
• Siempre se requiere un vertedero (relleno sanitario), cuyo tamaño dependerá del sistema de tratamiento aplicado (incineración: 10 por ciento o menos).
• El rendimiento térmico de estos sistemas está entre 21 y 33 por ciento (por ello se construyen tamaños mínimos “rentables”). Las centrales que además de electricidad generan calor para calefacción o industrias son las de mayor aprovechamiento térmico.
• En una planta de incineración no es necesario separar en profundidad, va todo al horno. En el propio proceso se controla la contaminación. Hay importantes temas de corrosión que se deben tener en cuenta en el desarrollo y mantenimiento de las plantas.
• El guiarse por sentimientos y no por conceptos técnicos hace que estas plantas resulten innecesariamente caras, o se baje su rendimiento teórico, al aplicarles parámetros o especificaciones exageradas.

Es objetivo de nuestro Instituto es iniciar fuertes acciones en comunicación, difusión y concientización tecnológica sobre el tema Valorización Energética de Residuos Sólidos Urbanos, mediante seminarios y talleres con otros especialistas en el tema en la Argentina. Debemos abandonar definitivamente la actitud “de esto no se habla” en nuestra comunidad.





* Ing. INTI – Director Programa de Industria de Servicios y Ambiente.