ISIS: una nueva amenaza para la seguridad de Israel

ISIS: una nueva amenaza para la seguridad de Israel

El Estado Islámico todavía no constituye una amenaza certera para la seguridad de Israel; sin embargo, desde sus incursiones en la región del Golán y la península del Sinaí, algunos de los principales funcionarios han comenzado a tomar cada vez más en serio su riesgo potencial. En el futuro próximo, todo dependerá de las decisiones que tome la conducción del EI y los efectos que tengan las incursiones internacionales en el territorio sirio para contrarrestar su avance.

| Por Hernán Dobry |

El accionar militar del Estado Islámico (EI) en Siria e Irak amenaza con desestabilizar a todo el Medio Oriente. En los últimos tiempos ha logrado que Irán ingrese con sus tropas en ayuda de su aliado Bashar Al-Assad, lo que puso en alerta a Israel, y que se genere una tensión entre Rusia y Turquía, luego de que Ankara derribara un cazabombardero del primero que estaba combatiendo a las fuerzas de Abu Bakr al-Baghdadi, tras haber violado su espacio aéreo.

El continuo avance del grupo fundamentalista también ha conseguido que se encendieran las primeras alarmas en el gobierno de Benjamín Netanyahu por la cercanía de sus incursiones a la frontera noreste del Estado judío y en el sur, en la península del Sinaí, Egipto.

Si bien aún no lo ven como una amenaza certera para su seguridad, sus funcionarios han comenzado a tomar cada vez más en serio su riesgo potencial, en especial tras la difusión de un video en hebreo en el que advertía a Israel sobre posibles ataques contra su territorio.

Jerusalén ya había empezado a analizar en profundidad las consecuencias que podría traerle la desestabilización de sus países vecinos en 2011, cuando se desató la llamada Primavera Árabe que terminó con el gobierno egipcio de Hosni Mubarak, e hizo tambalear al de Al-Assad, entre otros.

Sin embargo, la situación estratégica ha cambiado en estos cuatro años, especialmente en Damasco, ya que ahora se le plantea como posibilidad el tener que enfrentar a un grupo fundamentalista como es el Estado Islámico, en lugar de hacerlo con un Estado tradicional como era Siria, con un ejército convencional y fronteras establecidas, entre otras características.

La preocupación israelí por el avance del EI se centra en tres frentes distintos. El primero está vinculado a las constantes incursiones de las fuerzas de Abu Bakr al-Baghdadi en las cercanías de la meseta de Golán, en el noreste del país, una región que por el momento está controlada por el Ejército Libre de Siria. Jerusalén se ha puesto en alerta, aunque todavía mira el conflicto con una prudencial distancia y ha evitado involucrarse públicamente.

“El avance de ISIS en las cercanías de la frontera es una amenaza grande que Israel la ve con preocupación”, afirma Daniel Wajner, investigador del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El analista James Dorsey coincide y agrega en una entrevista con la cadena de noticias Al Arabiya que “el Estado Islámico también implica una amenaza seria para Israel pese a que no es su foco inmediato”.

“El creciente poder de ISIS y su proximidad a Israel podrían plantear una amenaza estratégica para nuestro país –resalta el líder de la oposición israelí y ex candidato a primer ministro, Itzhak Herzog, en una conferencia sobre seguridad–. El gobierno debe utilizar todos los medios a su alcance para crear una coalición internacional que permita destruir a la organización terrorista, tanto en términos económicos como militares”.

El gobierno de Netanyahu hasta ahora se ha mostrado cauto y ha intentado no tener injerencia directa en lo que está ocurriendo del otro lado de la frontera. Sin embargo, desconfía del rol que pueda estar jugando Irán dentro del territorio sirio donde ha avanzado con sus tropas, de la posibilidad de que acerque su ejército a su territorio o que intente enviarle armamentos a Hezbollah.

Sin embargo, la mayor incógnita que aún existe en Jerusalén es saber cuál es el plan que pueda estar pergeñando el Estado Islámico para el futuro en la región y si cumplirá con su amenaza pública de atacar Israel en forma directa.

“La guerra verdadera aún no comenzó. Lo que están probando ahora es solo un juego de niños respecto de lo que les espera en el futuro cercano. Por ahora hagan lo que quieran. Pero sepan que les haremos pagar la cuenta, diez veces más de lo que han hecho –sostuvo el grupo yihadista en un video divulgado en las redes sociales en hebreo a fines de octubre–. Nos estamos acercando a ustedes desde el sur (Sinaí egipcio) y desde el norte (Golán). Nuestro objetivo es cancelar para siempre los límites trazados”.

Cualquier tipo de incursión, ya sea a través del bombardeo a su población o el secuestro y/o decapitación de algún soldado en la frontera podría llevar a un ataque masivo de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF por sus siglas en inglés) o, incluso, una invasión terrestre del territorio sirio.

“Un bombardeo o un secuestro sería tomado como casus belli por Israel”, afirma Wajner, pese a que no lo ve como un escenario posible, al menos, en el corto plazo. “Israel está manejando bien el tema manteniéndose al margen, delimitando sus líneas rojas y esperando que ninguno de los bandos enemigos se desmadre”, sostiene.

Hasta el momento, los bombardeos aéreos tanto de los rusos como de los estadounidenses han servido de poco para contrarrestar el avance de las fuerzas de Abu Bakr al-Baghdadi tanto en Siria como en Irak, aunque podría ser una herramienta a utilizar por las IDF si fuera necesario, afirman diferentes especialistas.

Una hipotética incursión del Estado judío tendría derivaciones tanto internas como internacionales para el gobierno de Netanyahu. Por un lado, una operación terrestre podría ocasionar bajas en sus tropas, algo que ya han sufrido en carne propia en la última guerra en el Líbano, y que sería difícil de tolerar para la opinión pública local.

A diferencia de lo que ha venido ocurriendo en los últimos años, su involucramiento militar en Siria para responder a un ataque del Estado Islámico podría tener poca resistencia en la opinión pública internacional.

“Mientras el EI se comporte en una forma bestial no convencional, muchos en el mundo estarán felices de ver a Israel haciendo el trabajo sucio de su parte, respondiendo golpe tras golpe, si se da la oportunidad y la necesidad”, señala Efraín Inbar, director del Centro de Estudios Estratégicos del Centro Begin-Sadat, en una columna publicada en el diario Jerusalem Post.

Pero el riesgo de una incursión terrestre es que pondría a las IDF cara a cara con las tropas iraníes, con las consecuencias imposibles de calcular que esto podría acarrear. Por el momento, ni Jerusalén ni Teherán tienen en sus planes una situación de esta magnitud, pero es algo que Al-Baghdadi conoce y que podría utilizar como herramienta para tratar de generar un caos aún mayor en la región de verse cercado o para tratar de provocar un daño mayor al que ya ha causado en Medio Oriente.

“La presencia iraní alrededor de nosotros me preocupa, el hecho de que lo que está ocurriendo en Siria los esté envalentonando. Durante el año pasado trabajamos para prevenir que Irán abriera un frente en el Golán”, resalta el ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalon, en una entrevista con Radio Israel.

Otro punto que preocupa a los israelíes en este sector es una posible caída del régimen de Al-Assad, algo que sería un golpe para Teherán, ya que podría llevar a la desintegración de lo que aún queda del país. Esto podría poner al Líbano y Jordania en una situación aún más débil de la que viven en la actualidad a causa del impacto que está teniendo en sus economías los millones de refugiados sirios que han recibido desde que comenzó el conflicto.

“En el peor de los casos, Siria podría convertirse en otro ‘Hamastán’, pero es importante señalar que Israel ha sido exitoso en contener a Hamas en Gaza –afirma Inbar–. Jordania, un importante Estado tapón y socio estratégico de Israel, también tiene la capacidad militar para soportar una avalancha del Estado Islámico”.

Toda esta situación de debilidad en la región hace que el gobierno de Netanyahu “no vea con malos ojos la entrada de Rusia para tratar de poner un poco de orden en Siria y cubrir el vacío de poder que existe actualmente”, explica Wajner. Por eso, el propio primer ministro viajó a Moscú a fines de septiembre para reunirse con su par Vladimir Putin para acordar detalles sobre la participación de las tropas de Moscú en el conflicto.

“Israel y Rusia tienen intereses comunes y uno de ellos es garantizar la estabilidad en Oriente Medio –afirmó el mandatario israelí tras el encuentro en el Kremlin–. Irán y Siria están tratando de crear un segundo frente terrorista contra nosotros en los Altos del Golán. Bajo estas circunstancias, creo que es muy importante venir aquí para explicar nuestra posición y hacer todo lo posible para evitar la incomprensión entre ambos países”.

El peligro del Sinaí

El segundo flanco que preocupa a los israelíes es el sur, que abarca la frontera con Egipto, en la que mantiene una paz estable y duradera desde los acuerdos de Camp David en 1978. En el desierto del Sinaí el Estado Islámico también ha plantado bandera y empezado a incursionar desde 2014 contra el gobierno de Abdel Fattah el-Sisi a través de su brazo armado local Wilayat Sinai.

La primera alerta importante para el gobierno de Netanyahu se encendió el 1 de julio de 2015 cuando el grupo fundamentalista atacó puestos del ejército egipcio y asesinó a decenas de soldados y civiles, lo que provocó la reacción de las fuerzas armadas egipcias que respondieron a la embestida con un saldo de, al menos, 240 militantes muertos.

“El ataque a un pueblo egipcio en la península del Sinaí llevado a cabo por la rama local de ISIS con varios cientos de combatientes no es una excepción a esta evaluación. ISIS ha demostrado una habilidad táctica en el empleo de un gran número de milicianos en una zona donde, desde hace varios años, el ejército egipcio ha encontrado problemas en la aplicación de la soberanía del Estado”, sostiene Inbar.

Los enfrenamientos entre ambas partes continuaron durante todo el año, pero el golpe más duro aún estaba por venir. El 31 de octubre se estrelló el vuelo 9268 de la aerolínea rusa Metrojet en el norte de la península de Sinaí y provocó la muerte de 224 personas. El Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad del atentado.

Si bien hasta el momento no se han producido ataques contra el territorio israelí en su flanco sur, la preocupación existe ya que Wilayat Sinai opera cerca de su frontera y las fuerzas armadas egipcias aún no han logrado desactivar por completo su accionar. “Desde el Sinaí, hubo un puñado de intentos de atacar a Israel. Últimamente, no ha sido así. Los egipcios están combatiéndolos con gran determinación”, sostiene Yaalon.

Inbar coincide y destaca que “el ejército egipcio tiene eventualmente éxito en repeler los ataques y en asesinar a cientos de milicianos. Más allá de que sus fuerzas no están bien entrenadas para enfrentar escenarios como los que propone el Estado Islámico y su preocupación por la región del Delta, aún es probable que tengan éxito en contener el cambio del EI”.

La mayor preocupación del gobierno de Netanyahu está vinculada en cómo debería reaccionar si comenzaran a llover misiles contra las poblaciones situadas en la región del Neguev. En ese caso, su accionar estaría mucho más limitado que en el norte del país ya que Egipto es su aliado más importante en la región y cualquier incursión podría ser tomada como una violación a su soberanía y causar la ira de la opinión pública y de diversos grupos fundamentalistas locales.

La presencia del EI en el Sinaí también ha llevado a los israelíes a observar con atención lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza, donde grupos fundamentalistas salafistas están comenzando a operar contra su territorio, con ayuda de Wilayat Sinai. “El Estado Islámico está presente en el Sinaí actuando contra Egipto y tiene cooperación con grupos en Gaza”, resalta Wajner.

En Jerusalén especulan que el propio Hamas podría terminar combatiéndolos para eliminar una potencial competencia en su liderazgo en la zona, lo que indirectamente le sería de gran ayuda a Israel. “Ocasionalmente algún misil fue disparado por el Estado Islámico desde Gaza, pero en realidad estaba dirigido a Hamas. Hay algunos simpatizantes suyos en Gaza, a quienes Hamas está combatiendo. Es un fenómeno interesante. En Cisjordania hay algunas células. Allí hemos capturado algunas hace un tiempo, pero la situación está bajo control”, sostiene Yaalon.

En tanto, Lina Khatib, investigadora senior asociada de la Arab Reform Initiative, destaca en una entrevista con Al Arabiya que “los líderes del Estado Islámico suelen declarar que el combate a los apóstatas sunitas es su prioridad sobre la lucha contra los judíos. Su amenaza directa contra Hamas y la Autoridad Palestina cae en esta categoría”.

Finalmente, la tercera situación que preocupa a los israelíes con respecto al avance del Estado Islámico en la región es la penetración e influencia que está teniendo su accionar y su mensaje sanguinario entre los palestinos, en especial desde que comenzó la ola de ataques con cuchillos contra su población.

“De algún lado surge el espíritu de salir a degollar gente con un cuchillo. El avance del Estado Islámico motiva a los musulmanes. Hay una gran incitación en las redes sociales que está siendo promovida por ellos”, afirma Wajner.

Según una encuesta realizada por el Palestinian Center for Policy and Survey Research el 6 de octubre de 2015, el 9% de 1,82 millones de habitantes de la Franja de Gaza y el 4% de los 1,72 millones de Cisjordania afirman que el Estado Islámico representa el verdadero islam. El mismo sondeo había registrado cifras del 14% y 8% respectivamente en junio. “Si un ínfimo porcentaje sintiera ganas de hacer algo, la situación de violencia se complicaría”, destaca el investigador del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

En tanto, Olivia Sohns, del Center for National Security de la Universidad de Austin, señala en una entrevista con Al Arabiya que Al-Baghdadi “está tratando de usar el empeoramiento de la violencia entre israelíes y palestinos para aumentar su visibilidad en este campo”.

Desde septiembre de 2015, tras las festividades judías, al menos once israelíes murieron acuchillados por terroristas palestinos mientras que las fuerzas de seguridad aseguran haber abatido a 32 de los atacantes, según datos de la agencia de noticias AFP.

Por eso la prioridad del gobierno de Netanyahu está centrada en reducir la violencia que se ha suscitado en los últimos meses, hacer retornar el conflicto con los palestinos a sus carriles tradicionales y evitar que una respuesta militar a estos ataques callejeros pueda llegar a generar una crítica internacional.

“La principal preocupación de Israel hoy es estabilizar la situación con los palestinos. Israel entiende muy bien que tiene que hacer frente ahora y en el futuro con los palestinos y que el Estado Islámico no sobrevivirá en el largo plazo, mientras que el conflicto con los palestinos permanecerá presente hasta que se resuelva”, afirma Alon Ben Meir, especialista en negociaciones entre Israel y los Estados árabes, a la cadena Al Arabiya.

La amenaza del Estado Islámico contra Israel por ahora se mantiene sólo en el terreno de las probabilidades, aunque lejano de concretarse. Todo dependerá de las decisiones que tome Al-Baghdadi y los efectos que tengan las incursiones internacionales en el territorio sirio para contrarrestar su avance.

Mientras tanto, el gobierno de Netanyahu se muestra confiado en que un ataque contra su territorio está lejos de ocurrir y que en caso de que eso pasara, saldrá victorioso. “DAESH [eligió llamar al EI por su acrónimo en árabe] no ha abierto un frente contra nosotros porque simplemente saldrá herido”, concluye Yaalon.